Las hazañas de Manuel Sánchez Vivancos, conocido como "el manco de Tikún" recorren España. La historia de este heroico sargento que combatió en la Guerra del Rif era lectura obligada en los cuarteles de la ciudad autónoma y, en una lucha constante contra el olvido de sus hazañas bélicas, cada vez se producen más iniciativas necesarias para que dichas hazañas queden en la memoria colectiva.
Dentro del contexto del centenario del desembarco de Alhucemas, a lo largo de España se vienen celebrando distintos eventos para recordar una de las operaciones militares más decisivas de la Guerra del Rif y una de las más relevantes de la historia.
Desde esta semana pasada, la localidad de Alhama de Murcia acoge en el Centro Cultural Plaza Vieja la exposición “Los Héroes de la Guerra de África (1925–1930). El Manco de Tikún”, un homenaje a los soldados que participaron en aquellas campañas, entre ellos al propio sargento Manuel Sánchez Vivancos, Hijo Predilecto de este municipio.
La exposición reúne un valioso conjunto de documentos, fotografías, condecoraciones y objetos personales cedidos generosamente por los descendientes de estos valerosos hombres. Un compendio de artículos que permiten conocer las trayectorias militares y el legado de quienes participaron en la Guerra del Rif.
Como colofón a la jornada, la Casa de la Cultura acogió una conferencia conmemorativa dedicada a los murcianos, alhameños, totaneros y librillanos que combatieron en el norte de África. En ella intervinieron Alicia Martínez Martínez, concejala de Cultura; Ricardo Montes Bernárdez, doctor en Historia; Juan Cánovas Mulero, cronista oficial de Totana; Fernando J. Barquero Caballero, cronista oficial de Librilla; y José Baños Serrano, director del Museo Arqueológico Los Baños y cronista oficial de Alhama.
El acto contó además con los testimonios de Manuel Sánchez Lacasa, hijo del laureado Manuel Sánchez Vivancos; Pilar García Galindo, hija del soldado José García García; y Emilio Ballester Galián, hijo del soldado Julio Ballester Belchí, quienes compartieron recuerdos familiares y rindieron homenaje a la memoria de sus padres. También asistió José Buendía Vicente, hijo del soldado Joaquín Buendía Serrano.
La alcaldesa de Alhama, la socialista Rosa Sánchez Bishop, fue la encargada de clausurar el acto, agradeciendo la colaboración de todas las familias y entregando a los descendientes de los homenajeados el pin dorado del Ayuntamiento de Alhama de Murcia en reconocimiento a su compromiso con la memoria histórica.
La exposición “Los Héroes de la Guerra de África (1925–1930). El Manco de Tikún” permanecerá abierta al público hasta el 21 de noviembre en el Centro Cultural Plaza Vieja, con entrada libre. Los melillenses que deseen conocer más acerca de los soldados murcianos que combatieron en los alrededores de nuestra ciudad tienen una oportunidad de desplazarse hasta Alhama de Murcia y empaparse de sus hazañas bélicas, pero también para conocer como era la vida en los blocaos.
El militar e intelectual Roque Sánchez Javaloy, recogió las proezas bélicas de su propio hijo en el libro, 'El manco de Tikún. Episodio de la Guerra de África'. Un emocionante relato que era lectura obligada en los cuarteles de Melilla.
Precisamente, esta obra puede leerse y descargarse a través de la página del Ayuntamiento de Alhama de Murcia.
Ruta por el cementerio
Las conmemoraciones con motivo del centenario del desembarco de Alhucemas también se desarrollan en nuestra ciudad, aunque no de forma oficial.

El próximo 23 de noviembre, a las 11:30 horas, las historiadoras locales Elena Fernández e Isabel Migallón, volverán a realizar una ruta-homenaje a los héroes del desembarco de Alhucemas, como la que ya hicieron el pasado mes de octubre.
Ambas organizaron esta ruta en la que se honró el recuerdo de los miles de hombres que participaron en esta hazaña militar, una de las más relevantes de la historia. La respuesta a esta llamada no se hizo esperar y más de medio centenar de personas acudieron hasta el camposanto. Por ello y ante una demanda cada vez más creciente, estas historiadoras decidieron proyectar esta nueva ruta.
Manco de Tikún
Nacido en Alhama de Murcia en el año 1901, ingresó voluntario en el Ejército a los 16 años, siendo destinado a Melilla en 1918 una vez hubo ascendido a cabo. En los alrededores de nuestra ciudad tomó parte en todas las operaciones de la Zona Oriental, siendo citado dos veces como “Distinguido”.
En 1921 fue ascendido a sargento y en mayo de 1924 volvió a la península, pero un mes más tarde regresó a Marruecos con el Batallón de Cazadores de Chiclana, siendo destinado al blocao de Tikún, en la kabila de Beni Gorfet.
Estando al mando de la guarnición de dicho blocao, El 3 de octubre de 1924 comenzó el asedio de la posición por tropas enemigas; durante más de 3 meses quince soldados bajo el mando del sargento Sánchez Vivancos defendieron el blocao de fuerzas rifeñas muy superiores en número. El 13 de octubre, Sánchez Vivancos resultó herido en una acción defensiva debido a la explosión prematura de una granada que él mismo iba a arrojar, quedando destrozada su mano derecha. A fin de mantener la moral de la tropa, ocultó al resto la gravedad de sus lesiones y continuó combatiendo. A finales del mismo mes, febril y con el brazo gangrenado, Sánchez Vivancos decidió cercenarse él mismo la extremidad enferma con un hacha.
Se siguieron sucediendo de forma alternativa las propuestas de rendición y los más violentos ataques, tanto de día como de noche, pero todos fueron rechazados pese a que, tras la caída de cuatro posiciones vecinas, los atacantes, que empezaron siendo menos de cien, alcanzan un número de entre 300 y 400. Era fundamental la labor de Sánchez Vivancos, quien animaba constantemente con su ejemplo y sus palabras a los asediados, hambrientos y descalzos y los obliga a mantenerse activos mediante el ejercicio. A mediados de noviembre, la aviación española empezó a arrojar víveres que permitieron la supervivencia de los defensores.
Pasada la Nochevieja y con el fuego enemigo disminuido, el destacamento recibe del mando la orden de evacuar la posición bajo tregua, tras 109 días de resistencia.
Finalmente, el 15 de enero de 1925 Sánchez Vivancos y sus hombres dejaron Tikún y alcanzan el destacamento de Aulef, para posteriormente ser hospitalizados en diversos centros del Protectorado; él mismo ingresa en el Hospital de Larache.
Durante todo el asedio quedó patente la esforzada conducta del comandante del blocao de Tikún y de la reducida guarnición a sus órdenes, defendiendo y conservando la posición en el cerco puesto por el enemigo, sufriendo con firme constancia las penalidades y privaciones consiguientes por la falta de alimentos y de todo medio de asistencia. A pesar de cuyo agotamiento y de las heridas sufridas, el sargento Sánchez Vivancos supo infundir en su reducida gente el ánimo necesario para soportar las fatigas de la defensa, extremando la resistencia hasta el límite de todo sufrimiento, actuación que sería recompensada con la Cruz Laureada de San Fernando, que le sería concedida por orden de 15 de junio de 1934, una vez finalizado el obligado juicio contradictorio. Su fama y el haber perdido un brazo durante el asedio motivó que se le diese el sobrenombre de "El manco de Tikún".
En 1925 obtuvo el empleo de suboficial por méritos de guerra e ingresó en el Cuerpo de Inválidos, donde en 1931 alcanzó el empleo de alférez y tres años después el de teniente, que era el que tenía al estallar la Guerra Civil. En 1947 alcanzó el empleo de comandante del Cuerpo de Inválidos Militares.








