La Consejería de Cultura acogió, este domingo, la presentación del proyecto de investigación de la historia de la cultura gitana en el siglo XVIII en Melilla, que habla de una “limpieza de sangre” y de cómo estaba prohibido usar las vestimentas o hablar el idioma de esta etnia por unas leyes anti gitanas que, como castigo, los enviaban al destierro a diversas cárceles, siendo la de la ciudad autónoma una de ellas.
Así, José Heredia ha realizado el proyecto para que la gente conozca la historia de Melilla en ese siglo y, especialmente, la historia de la comunidad gitana en ese presidio. En este sentido, el experto ha indicado que, a partir de la Pragmática de los Reyes Católicos, se publicaron muchas otras y ha asegurado que el siglo XVIII, en concreto, fue “muy duro”, con la Gran Redada, en 1749, cuando se detuvo a todos los gitanos del país, como “el punto culminante”. Antes, no obstante, ya habían comenzado los encarcelamientos. La intención de todo esto, según Heredia, es “dar a conocer la historia de la cultura gitana a los melillenses, pero no para dar pena, sino para que la gente la conozca y no vuelva a pasar”, manifestó.
Por su parte, el director del Instituto de Cultura Gitana –dependiente del Ministerio de Cultura-, Diego Fernández, calificó La Gran Redada como “uno de los episodios más tristes de la historia de España” que acabó con la detención, aproximadamente, del 90 por ciento de los gitanos de todo el país. Muchos de ellos fueron enviados a los presidios de África (Melilla y Ceuta) y algunos otros, a Cádiz, a las galeras o a las minas. Además, muchas mujeres acabaron en la Casa de Misericordia de Zaragoza y Málaga.
Para Fernández, se trató de “un episodio realmente triste”, porque hubo una “política de exterminio del pueblo gitano”, y es bueno que no solamente los historiadores lo conozcan, sino todo el mundo, para evitar que hechos así vuelvan a suceder.
Por su parte, la historiadora local Isabel Migallón contextualizó el siglo XVIII en Melilla, que tan “importante” fue en la historia de la ciudad, a través de Adriana Herrera, considerada por la historiadora como la primera empresaria de Melilla. Migallón se mostró como una apasionada de ese siglo, cuando se terminó de hacer el Cuarto Recinto o vivió el primer escritor conocido de Melilla, Juan Antonio de Estrada.
Tras las intervenciones, Sibila Teatro realizó una representación para los allí presentes.