LOS enfermeros han estado en primera línea librando una batalla contra el coronavirus. A lo largo de dos años se han enfrentado a un virus desconocido pero que han ido descubriendo.
Han sido más de 600 días yendo a trabajar con la incertidumbre de saber si el paciente que han cuidado durante días seguirá en su habitación. Con miedo, estrés y ansiedad salían a trabajar.
Pero esa sensación se transforma en impotencia cuando el paciente, lamentablemente, no supera la batalla contra el covid. El pasado viernes, se notificó la muerte de tres personas en Melilla, una cifra que no se registraba desde el 2 de noviembre de 2020.
Precisamente, noviembre de 2020 fue uno de los meses más mortales de la pandemia, cuando se registraron 21 fallecimientos.
La crisis sanitaria del coronavirus ha supuesto un desgaste físico y emocional para los sanitarios. Y más en Melilla cuando, antes de la pandemia, el sindicato de Enfermería estimaba que faltaban 150 profesionales.
Esto ha generado una sobrecarga laboral, pero también emocional que ha pasado factura a muchos sanitarios.
Algunos cuentan el tiempo que les queda para jubilarse y otros, los más jóvenes, buscan fuera de Melilla oportunidades laborales con mejores condiciones.
Durante los 100 días del confinamiento, la sociedad melillense reconoció y agradeció todas las noches, a las 20:00 horas, con sus aplausos, el trabajo de los enfermeros, médicos y personal esencial que día a día salía de casa arriesgando su salud para salvar la otras.
El reconocimiento y el respeto hacia estos colectivos continúa por parte de la sociedad melillense, pero se necesita que las autoridades reconozcan, con acciones, el trabajo de los sanitarios.
Los aplausos de agradecimiento se dieron durante la primera ola de la pandemia. Han pasado otras cinco y el trabajo en los centros de salud se ha incrementado. La sexta ola ha desbordado la Atención Primaria con los cientos de casos detectados, pero también el servicio de Cuidados Intensivos con los ingresos en la unidad.
El reconocimiento a este colectivo es insuficiente cuando se pone sobre una balanza la labor que ha hecho este colectivo por la salud de los ciudadanos durante la crisis sanitaria del coronavirus y la retribución que han recibido por parte de las autoridades a sus demandas. Sus peticiones deben ser atendidas.