Lo que sucedió ayer con el suministro de energía eléctrica en la península quedará, al menos de momento, para la historia del país. A las 12.32 minutos y sin previo aviso, todo quedó paralizado: medios de transporte, telefonía móvil, semáforos, ascensores..., lo cual hizo que de pronto se viviera un auténtico caos en todo el país, a excepción de los territorios extrapeninsulares: Ceuta, Melilla, Canarias y Baleares. Afortunadamente nuestra ciudad se libró del apagón porque en esencia somos una isla en lo que se refiere a la producción y distribución de electricidad.
Eso sí, hubo algunos problemas en las telecomunicaciones, pero fueron mínimos. De hecho, tanto la Ciudad Autónoma como la Delegación del Gobierno informaron que no se produjo incidencia alguna relacionada con esa situación. Algunas compañías de telefonía móvil, como Orange, sufrió una caída y determinadas operadoras ofrecieron una mayor lentitud en su red de internet. En definitiva, nada comparable a lo sucedido en la península, donde miles de personas quedaron atrapadas en los ascensores, metros y trenes, mientras el tráfico se convirtió en un auténtico infierno sin regulación semafórica en las grandes ciudades españolas.
Dos cuestiones importantes para Melilla se suspendieron a nivel Madrid. Por un lado, la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien debía dar explicaciones sobre la situación de la aduana después de meses desde que el PP pidiera que estuviera en la correspondiente comisión para informar a los diputados al respecto. Por el otro, la reunión en la que iban a participar todos los consejeros autonómicos relacionados con el tema de los menores migrantes.
En esta última sesión, que iba a estar encabezada por la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, se tenían que establecer los criterios y formular cómo se va a llevar a cabo el reparto de esos menores entre las distintas regiones españolas. La falta de suministro eléctrico impidió que pudiera llevarse a cabo este encuentro, que para Melilla resulta del máximo interés, dado que varias decenas de ellos, procedentes de Canarias, podrían acabar en los centros de acogida de la ciudad, a pesar de las circunstancias especiales que rodean a la ciudad y que ya han sido suficientemente expuestas por el presidente Imbroda en múltiples ocasiones.