El incremento de los precios en los productos alimenticios se está dejando notar en todo el país. En Melilla ocurre igual. Sus ciudadanos se quejan de los excesivos precios en el mercado, y aseguran que al hacer la compra es donde más deja huella.
El IPC situó su variación anual en el 8,7% en el mes de mayo. Esto supone cuatro décimas por encima del porcentaje registrado en abril.
El Faro se acerca al Mercado Central para hablar con los melillenses que se encuentran allí efectuando la compra. Aparte de los comerciantes, son muy pocas las personas que se encuentran allí y deambulan por los puestos observando las frutas y verduras.
Dos ciudadanas que se encuentran allí y acaban de comprar, se paran a comentar entristecidas que el mercado está muerto. Dicen que ellas en él compran pocas cosas porque con sus pensiones no se pueden permitir muchos gastos y que ellas compran casi todo en las tiendas de al lado.
Entienden que los precios están igual en la Península, pero aquí en la ciudad, desde que cerró la frontera, la situación se ha vuelto insostenible.
“Melilla está muerta”, señala una de ellas antes de proseguir con su camino.
Carmen es otra jubilada que da las gracias a que tiene la pensión de su marido. Ella viene con sus bolsas de una tienda cercana y afirma que todo está carísimo. Compra allí porque en el mercado es imposible. Dice que entiende la situación, pero su cartera no lo soporta y tiene que mirar por su bien.
Su marido, Paco, la secunda. Todo está caro, desde el gas hasta el pescado y no sabe qué solución puede tener esto, pero asegura que “suben todo, menos las pensiones y los sueldos”.
En las cercanías del mercado Inmaculada comenta que con esta situación “vamos al caos”.
En ese sentido, ella asegura que no se puede aguantar lo que están subiendo los productos básicos de alimentación. En el día a día, cuando vas al mercado y ves el precio de la carne o el pescado es donde se nota más, explica.
“Y además, no con la calidad que teníamos antes”, comenta. Ella hace mucho tiempo que no sale a Marruecos, pero cuenta que el pescado no es fresco, como lo era antes, porque ahora viene congelado en los barcos desde la Península “y eso, pues se nota”.
Como otros, Inmaculada ha notado que el pescado es lo que más ha subido, aunque ella, gracias a su pensión, puede seguir permitiéndoselo.
Al volver más tarde al Mercado Central para ver si la situación ha cambiado, El Faro comprueba que sigue siendo más o menos igual.
Allí se encuentra Nasija, que está comprando algo de fruta, y señala que está situación es terrible para todos. Por un lado, los comerciantes tienen que subir los precios porque no tienen más remedio, afirma. Y ellos, como clientes, pues no pueden costearlo todo. Por este motivo, se muestra muy apenada por toda la situación.
“Ahora mismo en Melilla la vida está un poco más difícil”, relata, y no se quiere ni imaginar la gente que, por desgracia, no tiene ni trabajo.
La vida ha cambiado para Nasija. Ella cuenta que antes salía y si le apetecía pescado, pues se acercaba y compraba lo que le apetecía. Ahora ya no.
“No es porque sea caro, sino porque ya no lo encuentras por todas partes como antes”, comentó la mujer.
Aún así, entiende que tienen que vender la cosas de la Península y por eso sus precios son más altos.
“Si las cosas ahora vinieran de Marruecos, quizás habría un cambio”, señala.
Esta melillense, como otros ciudadanos, aunque han cruzado la frontera, no han comprado nada allí. Nasija comenta entre risas que a ella no la dejaron pasar con una bolsa de caracoles.
Como ella, son muchos los melillenses que opinan que la mejor salida a esta desagradable situación es que la frontera vuelva a ser como antes y que así los precios del mercado se estabilicen de nuevo.
Desde que Melilla cerró el paso con Marruecos a causa de la pandemia del coronavirus, los ciudadanos han proclamado que la vida en la ciudad autónoma es insostenible.
Son muchos los factores que la gente de a pie señala que les están ahogando, desde los precios de alquiler hasta la subida de la luz. Sin embargo, el aumento de los precios en los víberes es algo que les está sobrepasando.
Y el gobierno central,que hace a parte de cobrar y ser cada día más parásitos e inectos para gobernar. A ellos corresponde hacer estudios de precios de mercado, y sancionar a los mayoristas e intermediarios que hacen del lucro una pesadilla para la sociedad. Ande yo caliente ríase la gente, que verdad es el dicho de Quevedo.Esperemos que VOX y el PP tomen nota para cuando gobiernen de no comentan los mismos errores que este desastre de gobierno Frankenstein.