El sindicato ACAIP-UGT ha denunciado públicamente la situación que atraviesan los trabajadores del Centro Penitenciario de Melilla, donde desde hace más de dos meses se vienen produciendo, de forma casi diaria, lanzamientos desde el exterior de paquetes conocidos como “bolas”. Estos envíos, lanzados desde zonas próximas al recinto, contienen principalmente drogas y teléfonos móviles de última generación. Según el sindicato, esta actividad delictiva está generando graves consecuencias para la seguridad de los internos y, especialmente, del personal penitenciario.
Los funcionarios del centro aseguran que en un solo día se han llegado a detectar hasta seis intentos de introducir estas bolas, muchas de las cuales quedan atrapadas en las vallas de seguridad. Sin embargo, otras sí consiguen llegar al interior de los patios, lo que supone una brecha directa en el control penitenciario. “Cae de todo: hachís, pastillas, cocaína, base, drogas sintéticas, ácidos y hasta móviles envueltos para que no sufran daños. Lo que entra es muy difícil de controlar”, denuncian desde ACAIP.
El sindicato critica duramente a la dirección del centro, a la que acusan de no adoptar ninguna medida efectiva para frenar este fenómeno ni de comunicarlo con la diligencia debida a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ni a la Delegación del Gobierno. Según el delegado sindical, José Manuel Vicente, existe una sensación de abandono institucional, y se teme que la situación pueda desembocar en una tragedia si no se actúa de forma urgente.
Las consecuencias de estos lanzamientos ya se están dejando notar dentro de los módulos. ACAIP-UGT asegura que el ingreso de drogas y móviles está aumentando los enfrentamientos entre internos y generando un ambiente de tensión y violencia, que ha derivado en un repunte de incidentes y agresiones al personal. Entre los casos recientes, destacan la agresión a un funcionario por parte de un interno con un historial psiquiátrico y perfil agresivo, que no debería estar en un centro de estas características. El recluso, catalogado como de Primer Grado, llegó a causar destrozos en el módulo de aislamiento, lo que puso en peligro la integridad física de los funcionarios que intervinieron.
Este módulo, precisamente, ha sido objeto de múltiples denuncias por parte del sindicato, que lo considera obsoleto y mal acondicionado para cumplir su función de garantizar la seguridad. A pesar de los numerosos avisos, alertas y escritos registrados, la situación sigue sin cambios significativos, lo que ha llevado a ACAIP-UGT a plantearse emprender acciones legales por lo que consideran un abandono claro de funciones por parte de la Dirección.
El entorno urbano del centro penitenciario, ubicado en pleno corazón de la ciudad y rodeado de viviendas, complica aún más la situación. Según el sindicato, la ubicación hace prácticamente imposible frenar los lanzamientos sin ayuda exterior, una ayuda que, aseguran, no llega. La presencia en el penal de internos pertenecientes a clanes de la droga locales, alojados en un mismo módulo sin separación, también está contribuyendo a este repunte de lanzamientos, pues los reclusos “siguen manejando su negocio desde dentro mientras cumplen condena”, denuncian.
Problema que viene de lejos
Este fenómeno no es nuevo. En octubre de 2022, El Faro de Melilla ya informó sobre un caso similar, en el que una persona fue sorprendida cuando intentaba lanzar un paquete que contenía hachís, un teléfono móvil y un sacapuntas al interior del centro. Aquel hecho puntual fue un aviso claro de las vulnerabilidades del perímetro de seguridad. Más de dos años después, el problema no solo persiste, sino que se ha agravado, según denuncia ACAIP.
El sindicato considera que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y la Delegación del Gobierno han normalizado una situación que consideran inadmisible, ignorando las denuncias reiteradas y manteniendo a la misma Dirección en el cargo desde hace más de 13 años. “Todo se tapa entre unos y otros, y los problemas nunca se resuelven. La situación requiere un cambio profundo y urgente”, concluyen.