La lluvia obligó este miércoles a celebrar la tradicional Maratón de Villancicos de Melilla, en el interior de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y no en la Plaza Menéndez Pelayo, como viene siendo habitual a lo largo de los años.
Las familias de los alumnos que iban a participar en la Maratón de este año estaban advertidas de que en caso de que mal tiempo impidiera celebrarla al aire libre, se cambiaría al interior de la iglesia la ubicación de un espectáculo entrañable que, tras el encendido de las luces navideñas, da la bienvenida a las fiestas cristianas de fin de año.
Había ganas de ver a los niños actuar porque el año pasado la Vicaría se vio obligada a suspender el espectáculo debido el aumento de casos de coronavirus.
Tras el parón por la pandemia, había ganas de ver a los niños y niñas cantar las canciones populares navideñas ante decenas y decenas de familiares que acuden siempre a apoyar una de las actividades que forman parte de la tradición navideña melillense.
Por eso, pese a la lluvia, decenas y decenas de familias se congregaron en el interior y en las afueras del Sagrado Corazón para ver actuar a unos niños y niñas que desde pequeños son capaces de entonar villancicos en castellano y en inglés (en el caso de La Salle) y algunos, incluso, dejan ver sus dotes para el canto y la interpretación.
No cabía ni un alma más en la iglesia, donde se juntaron melillenses de toda la ciudad. Por haber, había incluso mujeres musulmanas con pañuelo, disfrutando de la actuación de alumnos que, para la ocasión, vistieron traje de pastorcillo o con los colores de la Navidad.
Entre el público, las familias grababan con sus teléfonos una actuación que este año nos viene a recordar lo mucho que necesitábamos la vuelta a la normalidad y el gran talento joven que viene de relevo en esta ciudad.