El último temporal de levante que azotó nuestro litoral afectó al estado de nuestras playas. Los fuertes vientos y el oleaje perjudicaron severamente a los arenales de Melilla y su aspecto quedó dañado. No solo por la basura que el mar acumuló en la costa o la retirada de arena, si no que parte del mobiliario urbano y los servicios de la zona se vieron dañados. La Consejería de Medio Ambiente y la empresa concesionaria de las labores de mantenimiento ya se afanan para reparar los deterioros y se prevé acometer más trabajos para dar un “lavado de cara” a nuestras playas. Durante los pasados días, con la participación de Melilla en Fitur, se ha hablado mucho de turismo en la ciudad y de como este puede (y debe) convertirse en uno de los ejes de la economía melillense. Uno de los valores con los que contamos en la ciudad es, indudablemente, la playa. El turismo de sol y playa es uno de los que mejor funciona y mayor número de turistas atrae, y no debe dejarse a un lado como reclamo importante para cierto tipo de visitante. Contamos con un estupendo paseo marítimo que en la temporada estival tiene un gran ambiente. Potenciar nuestra playas debe ser una de las prioridades de la Administración local si quiere que Melilla se haga un hueco competitivo en el mercado turístico. La playa, sumada a la gastronomía de la que puede disfrutarse, a un precio razonable, con vistas al mar, es una propuesta turística que no hay que dejar de potenciar y que puede dar buenos resultados en nuestra ciudad.