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La destrucción del patrimonio natural y cultural en Cabrerizas: Una oportunidad de turismo patrimonial perdida

por Ricardo Domínguez
27/11/2024 22:22 CET
La destrucción del patrimonio natural y cultural en Cabrerizas: Una oportunidad de turismo patrimonial perdida

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La Ciudad Autónoma de Melilla enfrenta una alarmante falta de respeto hacia su patrimonio natural y cultural, como lo demuestran las recientes intervenciones en el barranco de Cabrerizas. Este entorno, que combina una riqueza arqueológica invaluable con una importancia ecológica significativa, ha sido objeto de alteraciones que comprometen su valor histórico, ambiental y, lamentablemente, su potencial turístico.

El poblado bereber de Cabrerizas, una zona arqueológica de primer grado, carece de catalogación oficial y, por ende, de protección. Las obras realizadas han destruido ruinas históricas documentadas desde el siglo XVIII, como lo señala el diario del capitán Francisco de Miranda. Fragmentos cerámicos, restos óseos y herramientas de sílex, que atestiguan una presencia humana de al menos 5.000 años, han sido desplazados o eliminados sin ningún tipo de estudio previo. Este daño irreparable no solo afecta al conocimiento del pasado melillense, sino que también vulnera la responsabilidad de preservar el legado cultural para futuras generaciones.

Además, el impacto ambiental es igualmente preocupante. El barranco de Cabrerizas, una de las pocas zonas naturales que había permanecido casi inalterada en la ciudad, ha sufrido una transformación innecesaria. La alteración del perfil del terreno para construir bordes y líneas rectas degrada el paisaje y aumenta el riesgo de derrumbes y erosión con el tiempo. La utilización del área como vertedero en la última década ha agravado aún más su deterioro.

Sin embargo, lo que agrava aún más esta situación es la oportunidad perdida de convertir Cabrerizas en un punto clave para el turismo patrimonial. Este lugar, con su riqueza arqueológica y su historia bereber, podría haberse transformado en un museo de sitio e interpretación del mundo amazigh. Tal iniciativa no solo habría permitido preservar el patrimonio cultural, sino que también habría generado un atractivo turístico único para Melilla. Cabrerizas podría haberse incluido en las rutas y visitas de los cruceros que llegan a la ciudad, ofreciendo a los turistas una experiencia enriquecedora y educativa sobre la historia y la cultura de la región.

Históricamente, esta área ha sido un punto clave en la configuración territorial de Melilla. Su ubicación estratégica como acceso a la meseta de Rostrogordo y su relevancia cultural como asentamiento bereber subrayan la importancia de su conservación. Sin embargo, las intervenciones recientes han priorizado intereses inmediatos sobre la protección del patrimonio y el desarrollo sostenible.

La destrucción en Cabrerizas no es un caso aislado, sino un reflejo de una gestión deficiente del patrimonio en Melilla. Es urgente establecer políticas que garanticen la preservación de estos espacios, incluyendo su catalogación y protección legal. Además, es indispensable realizar estudios arqueológicos y ambientales previos a cualquier intervención para evitar daños irreversibles.

Melilla tiene en su patrimonio natural y cultural una riqueza única que debe ser valorada y protegida. La negligencia hacia estos recursos no solo compromete su identidad histórica, sino que también limita las oportunidades para un desarrollo sostenible basado en el respeto por su entorno. Cabrerizas podría haber sido un ejemplo de cómo el pasado y el presente pueden coexistir para construir un futuro más prometedor. Es momento de actuar con responsabilidad y visión a largo plazo para preservar lo que queda de Cabrerizas y otras áreas similares, y para no dejar pasar más oportunidades de convertir el patrimonio en un motor de desarrollo cultural y turístico.

Tags: patrimoniopreservación

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