Seguir hábitos alimenticios saludables desde temprana edad es fundamental para la salud del futuro. Con el inicio de las clases escolares, elegir un correcto desayuno que aumente la concentración y aporte energía es fundamental, al mismo tiempo que planear un menú semanal con todos los nutrientes necesarios para el organismo de los pequeños.
En esta línea, El Faro ha consultado a la dietista Marta López Ortuño, que ha aportado una serie de consejos a los lectores de este diario sobre cómo debe ser el desayuno y las comidas de los niños para ser saludables.
Una de las cuestiones que más quebraderos de cabeza genera a las familias y elegir qué meter en la mochila de los escolares para el desayuno del recreo. La vorágine en la que estamos inmersos y la falta de tiempo hace que a veces descuidemos esta parte y nos decantemos por alimentos poco saludables para que los niños lleven al colegio.
"La hora del desayuno de media mañana suele generar mucha duda, y es fácil caer en la tentación de llenar la mochila con productos ultraprocesados o snacks que parecen convenientes, pero no son la mejor opción", advierte la experta.
López Ortuño, aclara que un desayuno ideal para los niños debería ser una fuente equilibrada de nutrientes que les brinde energía sostenida, evitando picos de azúcar que terminan en cansancio o irritabilidad.
En este sentido, detalla que algunas opciones saludables pueden incluir una pieza de fruta fresca, que aporta fibra y vitaminas, combinada con un puñado de frutos secos sin sal, que son ricos en grasas saludables y proteínas. También se pueden considerar alternativas como un sándwich integral con aguacate y queso fresco, o yogur natural sin azúcar añadido con trozos de fruta y una cucharada de semillas.
"Lo importante es priorizar alimentos naturales y evitar aquellos que contienen azúcares añadidos o grasas trans, ya que afectan tanto al rendimiento físico como al cognitivo de los pequeños", recuerda.
Pero antes de este almuerzo, la primera barrera con la que se topan muchos padres es con el primer desayuno de la mañana. Nada más levantarse, muchos niños se niegan a comer nada y llegan al colegio con el estómago vacío a pesar de la insistencia de sus progenitores.
La idea de que el desayuno es la comida más importante del día se ha mantenido a lo largo del tiempo, pasando de generación en generación. Por este motivo, muchas personas obligan a sus hijos a comer algo antes de ir al colegio pero, ¿debe ser así? ¿Debemos obligar a los pequeños a comer aunque no les apetezca?
El desayuno ha sido tradicionalmente considerado la comida más importante del día, pero en realidad, la clave es observar la necesidad y el apetito de cada niño. "Obligar a los pequeños a desayunar cuando no tienen hambre puede ser contraproducente y generar una relación poco saludable con la comida", advierte.
"El cuerpo tiene su propio ritmo y, si bien es importante proporcionar energía antes de comenzar las actividades escolares, algunos niños pueden sentirse mejor esperando un poco más para desayunar. En estos casos, es preferible asegurarse de que los niños lleven un snack nutritivo para la media mañana, y así cubrir sus necesidades energéticas de manera gradual. La verdadera prioridad es la calidad de lo que comen a lo largo del día, más que un horario estricto para desayunar", añade.
Al mismo tiempo, apunta que la primera comida que consumimos tras el ayuno nocturno, ya sea temprano o más tarde en la mañana, debería ser rica en nutrientes que aporten energía de manera estable.
La dietista destaca que incluir proteínas (como huevos, yogur natural o frutos secos), grasas saludables (como aguacate o aceite de oliva) y carbohidratos complejos (como pan integral o avena) es una combinación ideal para mantener el equilibrio energético durante varias horas.
"El problema con los productos ultraprocesados y ricos en azúcar es que provocan un rápido aumento de glucosa en sangre, seguido de una caída brusca, lo que causa fatiga y dificulta la concentración. Además, el consumo frecuente de estos productos puede incrementar el riesgo de obesidad y otros problemas metabólicos. Al priorizar alimentos naturales y poco procesados, garantizamos una nutrición que favorece tanto el crecimiento físico como el desarrollo cognitivo".
Por otra parte, una cuestión a tener muy en cuenta durante el desarrollo del curso escolar es consumir alimentos que favorezcan la concentración para estudiar.
La concentración está directamente relacionada con una buena alimentación. Una dieta rica en alimentos que aporten energía de manera gradual es fundamental para mantener a los niños alertas y atentos durante las horas escolares. Entre los mejores alimentos para favorecer la concentración se encuentran aquellos ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado azul (salmón, sardinas), las nueces y las semillas de chía, ya que ayudan al desarrollo cerebral.
Además, explica que los carbohidratos complejos como los presentes en los cereales integrales y las legumbres son esenciales, ya que liberan energía de forma sostenida y evitan la fatiga mental. Las frutas y verduras frescas, ricas en antioxidantes, también son claves para proteger las células cerebrales.
"Finalmente, es importante mantener una adecuada hidratación, ya que incluso una ligera deshidratación puede afectar negativamente el rendimiento cognitivo. Una dieta equilibrada, rica en alimentos frescos y naturales, es la mejor garantía para que los niños puedan concentrarse y rendir al máximo en sus estudios".