Recorrer la galería subterránea ubicada en el Parque Lobera es hacer un viaje al pasado y a parte de la historia de Melilla.
Tiene más de 130 metros de longitud y ésta formaba parte del sistema de fortificación defensiva de la ciudad.
Actualmente la Consejería de Medio Ambiente trabaja en la recuperación y rehabilitación de esta galería del siglo XVIII, con el objetivo de que melillenses y foráneos puedan visitarla.
Hace un año aproximadamente comenzaron las labores de recuperación de la galería subterránea. Estos trabajos se han llevado a cabo junto con las mejores en el parque. Luis Mayor, responsable del proyecto por parte de la Consejería de Medio Ambiente, indica que actualmente trabajan en el foso, donde antes había un frontón y en otra área adyacente.
Y es que esta restauración ahora permite ver vistas desde el parque de Melilla La Vieja.
En el área técnica para Mayor fue una sorpresa el estado en que se encontraron la galería que, “aunque había derrumbes y zonas que no permitían atravesar la galería, pero una vez descubierta, el estado de la galería era razonablemente bueno y después también nos sorprendió que al buscar la galería del foso original, descubrimos un pavimento de canto rodado antiguo que comunicaba con lo que llamaban la gola del Fuerte de San Carlos, es un acceso lateral y también la antigua escalera que daba entrada al parque”.
Otra curiosidad de esta galería es que parte de ella “se encuentra en una antigua cantera. Entonces la galería está excavada en roca sana, sin embargo, hay otra parte que sí está construida y la clave de la galería está hecha con rosca de ladrillo. Ahí se ha recuperado la mayor parte y lo que nos queda es el tratamiento de las aspilleras”, expresa a El Faro.
A lo largo de esta galería del Parque Lobera hay 17 aspilleras, situadas cada cinco o seis metros. Estas tenían una zona en la que entraba el soldado y apoyaba el fusil para realizar la labor defensiva.
En la misma galería también hay varios hornillos, con distintas características.
Pero desde Medio Ambiente tienen un proyecto en mente. “La idea es que una vez que terminemos aquí, pasemos a la parte trasera de estas cortinas aspilleradas, entre la urbanización de La Alcazaba y el parque o el foso, y acondicionar este terreno para que haya un paseo turístico que permita la contemplación y la visita de todos los elementos del cuarto recinto”, dice Mayor.
En el Parque Lobera
El responsable de proyectos de la Consejería de Medio Ambiente explica que los trabajos de recuperación del Parque Lobera se realizan por etapas.
“En la fase en que nos encontramos ahora, ya después haber hecho el tratamiento de los muros y la infraestructura principal del parque, nos hemos centrado en el foso”, explica, mientras agrega que también decidieron recuperar el camino cubierto que también forma parte de las galería subterráneas de los recintos de Melilla.
En este sentido, indica que cuando “comenzamos a buscar la solera original de foso, nos encontramos que estaba muy por debajo de lo originalmente proyectado”, por lo que surgió cierta inquietud por problemas de seguridad que podrían tener al haber “rebajado tanto, con respecto a los elementos antiguos e históricos que había, que además estaba muy deteriorado”.
Esto llevó a modificar el proyecto para consolidar tanto las cortinas aspilleradas como el Fuerte de San Carlos y el baluarte de la plataforma con el fin de que el acceso de las personas fuera seguro, una vez se una el Parque Lobera con la Plaza de la Aviación.
Mejorar la accesibilidad al parque es uno de los objetivos del proyecto. Mayor explica que al rebajar la cota del foso, encontraron otro problema y, es que para que la entrada sea “medianamente cómoda” por la pendiente del lugar y dejar libre las aspilleras del camino cubierto, buscaron la solución en “patio inglés a diferentes alturas y se trabaja en el fuerte y en el baluarte.
Los trabajos continúan y en un futuro próximo, en Melilla se podrá recorrer esta galería para echar una mirada al pasado.
Hay un “intrincadísimo sistema de galerías”
El director del Archivo General de Melilla y gerente de la Fundación Melilla Ciudad Monumental, Vicente Moga, se adentra en la historia de las galerías subterráneas y explica que la fortificación de Melilla La Vieja “es como un iceberg”, pero bajo tierra hay un “intrincadísimo sistema de galerías” que comunican el corazón del recinto fortificado con los fuertes exteriores.
Asevera que “a partir del siglo XVIII se convierte en un elemento clave de la defensa de la ciudad de Melilla, cuando ya hay un desarrollo de la artillería que implica, que estaba tan bien trazado todo lo que es la muralla que habría que hacer los ataques y la defensa subterráneamente. Y por allí nacen las galerías de minas”.
En Melilla, las primeras galerías son de 1667 aproximadamente, dice Moga a El Faro, quien explica que respondían a las consecuencias de un asedio.
“Pero sobre todo, los asedios del siglo XVIII, de 1715 y 1774 son los que hacen que la defensa de la ciudad tiene que ser mediante galerías, ¿por qué? Porque el ataque era como galería. Los sitiadores utilizaban trincheras y ataque seco, desde allí construían pozos, excavaban galerías para llegar debajo de los baluartes, de un torreón de cualquier elemento defensivo que pretendían volar. Entonces para evitar esa voladura, porque iban subterráneos y no se podían ver, se construían galerías desde la fortaleza”, afirma.
Y explica que en estás había personas que se dedicaban a escuchar en las cámaras de las galerías para saber de dónde venían los zapadores enemigos con el fin de contrarrestarlos con una contramina, situar “la pólvora adecuada y hacer volar la mina del enemigo”.
En un recorrido por la galería del Parque Lobera, Moga dice a El Faro que en estás podían haber hasta 300 personas, ya que “luego había como una especie de plaza de armas donde se podían reunir”.
Patrimonio histórico
Moga señala que Melilla cuenta con cinco kilómetros de galería que se pueden ir recuperando progresivamente, de los cuales se ha trabajado en casi dos kilómetros.
Menciona que esta galería subterránea del Parque Lobera que “bajaba de Victoria Chica, prácticamente, hasta el rastrillo de Espada y conectaba incluso con el espigón de San Jorge, sino también lo que es las Cuevas del Conventico, por ejemplo, o las galerías subterráneas que parten desde Victoria Grande y que comunican todo”, agrega.
A juicio del también gerente de la Fundación Melilla Ciudad Monumental, el valor histórico, cultural y patrimonial, así como el impacto turístico que puede tener este sistema de minas es “impagable, es primordial que la gente conozca el sistema de galerías subterráneas y el sistema de minas”.
Y en este sentido, el director del Archivo General de Melilla pone en valor el patrimonio histórico de la ciudad y afirma que “verdaderamente cualquier visitante va a tener una experiencia única que es muy difícil encontrar hoy en cualquier parte de España”, señala.