Este domingo hizo escala en Melilla el crucero de la naviera portuguesa Nikon Cruises, que arribó a la ciudad con 400 turistas a bordo, la mayoría de origen alemán, para los que la asociación de comerciantes Zona Centro organizó actividades infantiles y actuaciones como la del Ballet Colores.
A diferencia de otros cruceros que traen jubilados a Melilla, el de este domingo desembarcó en la ciudad con familias jóvenes con niños por lo que seguramente se fueron encantados tras ver la que había organizado la Asociación de Comerciantes Zona Centro para los 'peques' en la calle O'Donnell.
El caso es que los cruceristas se encontraron la mayoría de tiendas cerradas y al haber actividades en una zona alejada de la Plaza de las Culturas, donde se concentran los bares, los hosteleros hicieron poca caja.
Para los turistas es decepcionante llegar a una ciudad y encontrar todas las persianas bajadas. Al principio cuesta cambiar el 'chip', pero si queremos convertirnos en una parada obligatoria para los cruceros como los son hoy Barcelona, Cartagena o Málaga, hay que cambiar la mentalidad. Mientras más cruceros vengan a Melila, más ventas habrá y mejor nos irá a todos.
Cuesta dar los primeros pasos y eso es lo que estamos haciendo en estos momentos. Cuesta, sobre todo, porque nuestros comercios son fundamentalmente pymes de uno o dos trabajadores que, obviamente, tienen y necesitan un descanso semanal y por eso se les hace muy difícil abrir las puertas un día festivo.
Sin embargo, hay que mentalizarse en que puede que abiertos se venda poco, pero cerrados no se vende nada. Es así. En Melilla tenemos un problema de horarios en el comercio local, que no tiene en cuenta que quienes trabajan hasta las ocho de la noche no encuentran dónde comprar porque, excepto las franquicias, está todo cerrado.
Se ha debatido mucho sobre el tema, pero lo cierto y verdad es que el horario influye. Los comerciantes de la Zona Centro están haciendo una labor increíble en la dinamización del corazón de la ciudad, pero de nada sirve que tengamos las familias con los niños, participando en las actividades de la calle O'Donnell si todas las tiendas de los alrededores están cerradas.