No llevaba más que unos meses la pandemia. Corría otoño de 2020 cuando se fundó el Observatorio de Ceuta y Melilla. Un grupo de valientes intrépidos apostaron por dar mayor visibilidad a las dos ciudades autónomas.
Han pasado ya tres años y medio de aquello y el balance hasta ahora no puede ser más que positivo, dado que están consiguiendo llevar los nombres de Melilla y Ceuta incluso al Congreso de los Diputados, donde ya han presentado algún que otro informe. En total, van ocho y el director del Observatorio, Carlos Echeverría, adelantó que marchan directos a por el noveno, donde intentarán desarrollar algunos aspectos de este último informe en relación con el turismo, la economía digital o las nuevas tecnologías.
En este punto, desde el Observatorio se ha apoyado el rumbo que ha marcado el Gobierno local desde que entró el año pasado para cambiar el modelo económico de Melilla basándose en esos aspectos antes señalados: la atracción de turistas y la instalación de empresas tecnológicas aprovechando las ventajas fiscales de Melilla.
Ese camino ya empezó a recorrerlo antes Ceuta, que, además, tiene la ventaja respecto a Melilla de su cercanía con Gibraltar, que es un ejemplo donde ambas bien pueden mirarse.
Desde el Observatorio han reiterado en varias ocasiones que ven con buenos ojos este intento de incardinarse aún más si cabe en España y en la UE. Nada de volver a lo anterior, a lo de siempre con la frontera, y, si no hay aduana, tampoco pasa nada. Ceuta nunca la ha tenido. Y a mirar al norte.
Además, da la sensación de que Marruecos no es –al menos, para las ciudades autónomas- un aliado fiable– como se ha demostrado en múltiples ocasiones, como con la frontera y la aduana y con su control de la inmigración irregular.
Así lo piensa el Observatorio, una institución que, pese a sus apenas tres años de existencia, ya goza de cierto reconocimiento por el país, especialmente en la capital y en Andalucía. A Andalucía han acudido también sus representantes a presentar alguno de los informes previos, que, por otra parte, han abarcado áreas tan diversas como la economía, la política y la cultura, siempre encargados a expertos que conocen bien el terreno que pisan.
Otra vez Andalucía, siempre en boca de este Gobierno y que es la apuesta primera de la Ciudad Autónoma para cambiar la dinámica de Melilla. De lo que se trata es de copiar algunos modelos que allí se han implementado con éxito. De hecho, hay que recordar que el Ejecutivo de Imbroda ya ha firmado amplios protocolos de colaboración con algunas instituciones de esa comunidad autónoma.
Lo que parece que cada vez está más claro, salvo para algunos sectores que siguen recordando con nostalgia un pasado marcado por la frontera con Marruecos, es que esa es una historia que se ha terminado. Que hay que llevarse bien con el país vecino, pero sin que la economía dependa directamente de ello, como sucedía hasta hace bien poco y que provocó una crisis de la que aún estamos intentando salir.