Ni soy docente ni lo pretendo. No quiero enseñar nada a nadie, pero me gusta ser didáctico. Primero, por mejoría personal. Cada día quiero saber más. Y, segundo, por procurar el bienestar común. La semana pasada me dirigía a la dirección del Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa) y le recordaba términos como inteligencia emocional, empatía o escucha activa. Hoy, a sólo un día de que arranque una huelga de los profesionales de ejercicio mixto, voy a hablar de negociación colectiva. Me he preocupado, he estudiado y he encontrado una serie de claves que deberían aplicarse al contexto actual entre los que mandan y los que de verdad ejercen la medicina en Ceuta y Melilla.
Lo primero que les digo es que el conflicto puede provocar repercusiones positivas: clarificar las posiciones, favorecer el crecimiento del equipo, estimular la creatividad, fomentar la cohesión… Los médicos, está claro, sabemos a quién defendemos, a nuestros pacientes, estamos más unidos que nunca y cada día somos más creativos con el poco personal que tenemos.
Los conflictos laborales tienen varias fases. La primera es la escalada del conflicto. Hemos dicho basta porque no se puede seguir trabajando en estas condiciones. Eso sí, queremos llegar a la fase final, a la desescalada, al acuerdo por el bien de todos. Pero para eso hay que negociar y hacerlo de verdad, no sólo dando ruedas de prensa o haciéndose fotos en un edificio vacío.
Vayamos a la definición de negociación: es aquel proceso mediante el cual dos o más partes intentan resolver los problemas ocasionados por una confrontación o disputa a través de medidas de conciliación y acuerdos encaminados al entendimiento. El conflicto está claro, pero estamos a expensas de saber cuáles son las medidas de conciliación que nos ofrece Ingesa. Los médicos vamos a la huelga, pero lo que queremos son soluciones para mejorar la competitividad y la capacidad de la sanidad melillense y ceutí. Queremos atraer médicos, porque faltan muchos, y retener los que tenemos. Y nos queremos sentar a negociar para lograrlo, y lo haremos con un estilo colaborativo, porque queremos encontrar la solución que mejor satisfaga las necesidades de ambas partes.
Señoras y señores de Ingesa, los que mandan, acudan a la mesa de negociación por el bien común. Pero les recuerdo lo dicho al principio, háganlo con empatía, ejerzan la escucha activa y mejoren sus habilidades comunicativas para expresarse mejor y, sobre todo, para aceptar las opiniones de los demás.