La violencia de género, y, más concretamente, hacia la mujer, no cesa, y ya van 42 personas asesinadas en lo que va de año en el país contando con las dos últimas, el domingo en Estepa (Sevilla) y ayer en Orihuela (Alicante).
Como se puede observar, se trata de un problema serio, ya que sale a una media de unas cuatro víctimas al mes durante 2024, o, lo que es lo mismo, prácticamente una cada semana.
En España, estaban previstas ayer un total de 40 marchas con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En Melilla se adelantó y se realizó un día antes en el Parque Forestal, con más de un centenar de participantes y la presencia de representantes tanto la Delegación del Gobierno como de la Ciudad Autónoma.
Ello no significa que ayer no se recordara la efeméride en la ciudad autónoma, donde hubo tres actos.
En el primero, celebrado en la Plaza de las Culturas, CCOO instaló una mesa informativa para tratar de concienciar a los ciudadanos del grave problema que representa y pedir atención y reparación a las víctimas, además, por supuesto, del necesario trabajo de prevención.
Un poco más tarde, en la Delegación del Gobierno, los lectores del manifiesto insistieron en la importancia de abordar la violencia de género desde una perspectiva integral, que incluya la prevención, la protección y la atención a las víctimas.
También se señaló algo que resulta fundamental, como es la coordinación de las administraciones para abordar el problema. Una solución, por otra parte, absolutamente lógica, y por eso alegró ver a los representantes de la Ciudad y de la Delegación del Gobierno juntos en el acto posterior frente al Palacio de la Asamblea igual que habían estado en la caminata.
Hay que ponerse serios para echarle el freno a este sinsentido de la violencia machista. Y es necesario, y más en un país tan descentralizado como España, que los diferentes gobiernos –central, autonómico y local, cada uno dentro de sus competencias– estén lo más organizados que sea posible para responder a esta tragedia que supone para prácticamente una familia a la semana en España perder a uno de sus seres queridos. Porque, descontando al agresor, la mujer asesinada puede tener padres, hijos, hermanos, sobrinos o nietos que la echarán de menos de por vida.
De ahí que sea esencial actuar en cuanto una mujer presente una denuncia en la verificación del caso.