Este miércoles entra el vigor el Real Decreto de medidas de ahorro, eficiencia energética y de reducción de la dependencia energética del gas natural, aprobado por el Gobierno en el último Consejo de Ministros, que afecta a la mayoría de espacios.
Entre la nueva normativa, fijar la temperatura del aire acondicionado en 27 grados y de la calefacción en 19 grados, obligar a cerrar las puertas cuando este sistema esté en funcionamiento y limitar la iluminación a partir de las 22:00 horas. El Faro ha salido a la calle para comprobar qué piensan los comerciantes acerca de esta nueva norma que se aplicará hasta el 1 de noviembre de 2023.
Aire acondicionado a 27 grados
"Me parece genial y es una medida positiva", comentó Elías Chocrón, propietario de Perfumería Eyra. Este comerciante considera que implantar medidas para ahorrar en la energía son siempre positivas mientras que el Gobierno no se meta "en regular la vida privada de cada individúo. Para él que controlen la temperatura de los locales privados es "excesivo".
Elías considera que limitar la temperatura en edificios públicos competencia de la Administración es un punto positivo, pero que no deberían obligar a los comerciantes a hacer lo mismo.
"Una cosa es que marque si los funcionarios van o no con corbata y otra muy diferente es que tenga que venir un policía todos los días a medir la temperatura de mi local", comentó este comerciante.
El propietario de la perfumería considera que sí hay un ahorro importante controlando la temperatura de los aires y de la calefacción, pero que la libertad de cada persona debería primar. "Vivimos en un país libre o eso creemos", dijo Elías. Para él, que el Gobierno marque unas pautas de ahorro es meterse en la vida privada de cada uno y en competencias que no le corresponde.
Elías critica que si pone la temperatura del aire acondicionado a 18 grados, su local nunca va a estar a esa temperatura. El aire se escapa por la puerta.
Precisamente en este Real Decreto se incluye la obligatoriedad de mantener las puertas cerradas cuando los locales dispongan de sistemas de calefacción o refrigeración en funcionamiento.
Mantener las puertas cerradas
No en todos los locales de Melilla, esta norma puede ser efectiva. En algunos bares como la cafetería Arábica, uno de sus camareros, Mohamed Ismael, explicó a El Faro que va a ser difícil mantener la puerta cerrada de su bar, cuando los camareros tienen que estar continuamente entrando y saliendo a la terraza para servir a los clientes.
Además, considera que el ahorro va a ser mínimo, ya que en los bares y restaurantes lo que menos gasta es la refrigeración. "No vamos a ahorrar nada", dijo. Con la cantidad de cámaras frigoríficas que necesitan tener encendidas durante todo el día y las luces, lo que gasta un aire acondicionado es mínimo, comentó.
"Lo veo un problema porque en la cocina se pasa mucho calor y lo veo un poco tortura", dijo Mohamed. Pero no solo por los camareros, Mohamed sabe que sus clientes llegan acalorados de la calle y entran a su bar para refrescarse con el aire y tomando algo fresquito, así que con esta nueva norma cree que van a perder clientela.
Para que esta medida se cumpla, el Ministerio para la Transición Ecológica especifica que los edificios con acceso directo desde la calle deberán de disponer de un sistema de cierre de puertas adecuado para impedir que estén siempre abiertas y se despilfarre energía.
Otro comerciante de Melilla que se va a ver afectado es Francisco García, gerente de la tienda Paco Milán. Este empresario cree que es una buena medida para ahorrar energía, pero considera que en algunas situaciones va a resultar incómodo. "En una tienda en la que tienes que estar moviéndote o probándote ropa es bastante incómodo".
Y es que este punto, el de la limitación en la refrigeración de espacios tanto públicos como privados es la que más controversia genera.
En su negocio vende ropa y, a veces, hay que probarse prendas de invierno en verano. En este sentido, su negocio se va a ver perjudicado. "Hay días en los que hace 27 grados en la calle, aquí el problema es la humedad".
Aunque la medida no le hace mucha gracia, García, admite que no hay más remedio que adaptarse y que la queja se puede trasladar en el voto de las próximas elecciones. "Todo lo que sea ahorro siempre es bueno, pero llega un momento en que el exceso te fastidia el bienestar".
La regulación de la calefacción cree que no va a resentir mucho a los comercios y edificios de Melilla, ya que según este comerciante en la ciudad en invierno no hace tanto frío como para tener que encender la calefacción.
Apagar las luces de los escaparates
Si hay un tema que a él le preocupa en mayor medida es la obligación de apagar los escaparates. Este "Plan de choque de ahorro y gestión energética en climatización" incluye que los comercios tengan que apagar las luces de los escaparates a las 22:00 horas, al igual que los edificios púbicos si no están habitados.
Se libran de esta regulación el alumbrado ornamental de monumentos, salvo que sean edificios públicos que a dicha hora estén desocupados.
Este punto causa cierta incertidumbre en Francisco García. Ahora, dice, el sol se pone tarde, pero en invierno cuando cada vez se haga de noche más temprano, las calles van a estar a oscuras, convirtiéndose en "la boca del lobo".
"Cuando llegue el momento en que anochezca a las 6 de la tarde, necesitas una calle que haya luces de escaparates". Aunque reconoce que en invierno a esas horas de la noche hay poca gente por la calle, piensa que va a afectar y a crear inseguridad. "Que las calles estén a oscuras no ayuda".
Por ahora, las luces de su escaparate están reguladas y se apagan solas a las 22:00, así que su escaparate estaría dentro de la hora permitida.
Excepciones
A pesar de que esta norma va a afectar a la mayoría de comercios y edificios, existen algunas excepciones, locales en los que no serán obligatorias estas medidas de ahorro energético, según se adelantó en una guía facilitada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Es el caso de los centros de formación como colegios, universidades o guarderías, los centros sanitarios y los hospitales, los gimnasios, las peluquerías, las lavanderías, las habitaciones de los hoteles o los espacios que por condiciones laborales o por especificidades del sector no se pueda regular la climatología. Estos últimos deberán "justificar la necesidad de mantener condiciones ambientales especiales".
Un negocio que lleva cumpliendo esta nueva norma desde el inicio del verano aunque no fuera obligatorio es la peluquería Mar Gar. Su propietario, Manuel Martín, explicó a este diario que desde que empezó el verano enciende el aire en 26 grados, y que esta medida le ha funcionado para ahorrar a pesar de que los secadores o la plancha de pelo suben la temperatura de su local. "A mí me ha funcionado".
Manuel Martín intentó poner el aire en 27 grados pero asegura que un grado más se nota en la peluquería.
Todas estas nuevas medidas deberán ser informadas a través de carteles "claramente visibles desde la entrada o el acceso", tal y como se recoge en la guía. Además deberán tener pantallas o dispositivos de visualización con información sobre los límites de temperatura y humedad. La fecha límite de cumplimiento es el 1 de noviembre de 2023 en cuanto a la temperatura y antes del 30 de septiembre para el apagado del alumbrado de escaparates y edificios públicos.