El escritor Eduardo Galeano (más rojo que la etiqueta de la Coca-Cola) solía recurrir al refrán que dice que el poder es como un violín: se coge con la izquierda y se toca con la derecha.
Y justo eso es lo que debe estar pensando en estos momentos la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, que no ha movido un dedo por trasladar a los adolescentes extranjeros, ex tutelados por la Ciudad Autónoma, de la Plaza de Toros al CETI, para evitar que los melillenses sigamos asumiendo un gasto que le corresponde al Gobierno central al que ella representa.
Habría que ver si esto lo hubiera hecho Imbroda, la sarta de dardos Lucifer que habrían salido desde las filas progresistas. Las mismas filas, que hoy tienen la lengua a buen recaudo. En la Delegación del Gobierno se dan el lujo de hacerse los sordos, ciegos y mudos porque saben que las plataformas que defienden a los migrantes no van a montarles una manifestación frente a la Plaza de España, aunque deberían.
La Plaza de Toros no es el lugar idóneo para instalar a jóvenes que hasta hace poco estaban acogidos en La Purísima o en algún otro centro de internamiento de menores extranjeros no acompañados de la ciudad.
En la Plaza de Toros no hay recursos de enseñanza de idioma castellano o de atención estomatológica como los hay en el Centro de Estancia Temporal de Migrantes.
Es verdad que el CETI no es el paraíso. Todo es mejorable, pero es el lugar que tenemos en Melilla para acoger a los migrantes que llegan a nuestra ciudad. Y les prestamos esos servicios con el dinero de todos los españoles.
Con los socialistas en la Asamblea de Melilla y en la Moncloa estamos asistiendo a un traspaso continuo de competencias impropias de Madrid al norte de África. Lo que parecía ser coyuntural se ha convertido ya en un cachondeo. Lo mismo salen con que vamos a pagar de nuestro bolsillo un hospital modular, que se hacen los extraterrestres para que seamos los melillenses los que corramos con el gasto de la manutención y alojamiento de migrantes que son responsabilidad del Estado.
En algún artículo anterior defendí la necesidad de anteponer la resolución de problemas a la exigencia de responsabilidades. Pero la excepción se está convirtiendo en norma y no podemos permitirnos que los fondos del Estado que sí están llegando a las pymes en otras autonomías, aquí se nos vayan en parchear las obligaciones no asumidas por el Gobierno central. Hay que buscar una solución a esto cuanto antes.
El presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, asegura que habló el sábado con el Ministerio del Interior para trasladarle el malestar de Melilla por tener que asumir con fondos locales unos gastos que corresponden a la Secretaría de Estado de Migraciones, que, por cierto, depende del Partido Socialista.
Pues bien, avisados están. Tras la marcha sobre Ceuta, el Gobierno de Pedro Sánchez ha dejado caer por activa y por pasiva que incrementará las inversiones del Estado en las dos ciudades autónomas para empoderarlas frente a la amenaza real que constituye Marruecos. Sin embargo, en la práctica, como decimos en Cuba, “el cuartico está igualito”. Aquí no ha cambiado nada.
Mucho discurso, mucho golpe de pecho, pero la realidad es que siguen desde Madrid delegando en las arcas municipales desembolsos que no nos corresponden. Ya está bien de que paguemos la factura del Gobierno central. Ni un duro más.
En este país las competencias están perfectamente definidas y cuando hay dudas, se pide un informe jurídico y se aclaran. Si los expertos dicen que los menores ex tutelados no son competencia de la Ciudad, que cada palo aguante su vela. Y si son adultos marroquíes, hay que hablar con Rabat para que los reciba de vuelta, cumpliendo obviamente con todos los requisitos legales y respetando todas las garantías que nuestro estado de Derecho se reserva para estos casos.
En conclusión: que la Delegada tiene que ponerse la pilas y velar por el bien de Melilla. Esperamos lo mismo de la vicepresidenta Gloria Rojas y hasta del delegado en la sombra. Lo esperamos de todos y cada uno de los mandamases del reino de taifas en que el lobby del profesorado ha convertido al Partido Socialista de Melilla.
Ahora más que nunca necesitamos inversiones en nuestra ciudad. No podemos seguir tapando huecos ajenos con nuestro dinero. Eso no es de recibo ni con el PSOE ni con el PP ni con ningún otro partido en la Moncloa.
Los melillenses tenemos que dejar a un lado la resignación y entender que si no nos metemos de lleno y con todas las consecuencias en la vida política de esta ciudad, otros lo harán por nosotros, incluso con nuestro voto. Y esos otros, señores, no van a velar por nuestro bolsillo. Si cada vez que hacen de las suyas salimos a protestar a la calle, se aguantarán. Es la única manera de conseguir que echen el freno.