El Barrio del Real, uno de los más conocidos y emblemáticos de Melilla, es un lugar de contrastes. Mientras algunos vecinos destacan la tranquilidad, la cercanía de servicios y la calidez de sus habitantes, otros señalan problemas persistentes como la suciedad en las calles, la falta de mantenimiento y la necesidad de revitalizar espacios públicos. El Faro ha salido a la calle a explorar las múltiples facetas de la vida en el Real, desde su rica historia hasta las voces actuales de sus residentes. Escuchar a quienes lo habitan día a día es la mejor manera de entender qué tiene de especial el Real y qué se puede hacer para que siga siendo un lugar cada vez mejor.
Lo mejor de vivir en el Real
Uno de los elementos que más destacan los vecinos del Real es su ambiente cercano y familiar. Rosa, que lleva doce años viviendo en el barrio, lo tiene claro. “Aquí hay mucho ambiente, muchos comercios, la gente te trata bien”. Esa cercanía y calidez humana es, sin duda, uno de los grandes atractivos de esta zona. Cafeterías, tiendas, zapaterías, supermercados… todo está “a mano”, como señalan Mari Carmen y Lola, quienes valoran profundamente el hecho de que “no te falte de nada”.
Además, vivir en el Real permite disfrutar de una rutina tranquila pero activa: mercado por la mañana, cafés por la tarde, todo sin necesidad de salir del propio barrio. Es una vida a escala humana, con un ritmo más calmado que en otras partes de Melilla o, si se quiere comparar, que en la Península.
Luis, otro residente, lo resume perfectamente, “aquí se vive a otro ritmo. Hay bares, farmacias, servicios y la tranquilidad es una constante”. Incluso quienes apenas llevan unos meses en el barrio, como una vecina que se mudó en septiembre, coinciden: el Real es cómodo, tranquilo y tiene todos los servicios necesarios.
Para muchos vecinos del Barrio del Real, vivir allí es una experiencia plenamente satisfactoria. “Lo mejor, todo. Aquí lo tenemos todo”, resume una residente con convicción. La vida cotidiana se ve facilitada por la abundancia de tiendas, la cercanía de servicios básicos y un ambiente familiar. “Hay buena armonía, muchos comercios y se vive a gusto”, dijo Pilar.
Incluso cuando se les pregunta si cambiarían algo del barrio, hay quienes responden con un simple “no”, asegurando que no encuentran motivos de queja significativos.
Las sombras del Real
Pero no todo es perfecto. Y es que lo que más se repite como problema generalizado es la suciedad. Ángela lo expresa con contundencia, “esto está guarrísimo. No barren nada. Los barrenderos solo recogen papeles mientras están con el móvil”. No es la única que piensa así. Muchos residentes, como Luis o Mari Carmen, coinciden en que las calles necesitan una limpieza más profunda y constante. Se limpia, sí, pero no lo suficiente. “Las calles tienen que estar limpias, no medio limpias”, ha sentenciado Luis.
Otra queja recurrente es el estado del mercado, un espacio central que, según los vecinos, ha perdido vitalidad. Rosa lamenta que el mercado del Real esté “abandonado” y cree que podría ser un punto de encuentro si se revitalizara con bares, cafeterías o zonas de ocio para mayores y niños.
El problema del tráfico y los aparcamientos también se menciona. Las reformas en algunas calles han reducido los espacios disponibles para aparcar, lo que, sumado a la cantidad masiva de terrazas, hace que encontrar sitio para dejar el coche sea una tarea complicada. “Han estrechado tanto que ya no puedes aparcar cerca de donde quieres ir”, ha explicado Luis.
Varios residentes coinciden en señalar los ruidos y la velocidad del tráfico como uno de los principales problemas. “Los coches van a una velocidad tremenda”, explica Pilar, otra vecina del barrio, refiriéndose tanto al ruido constante como a los accidentes provocados por motos y coches que circulan a gran velocidad por calles mal reguladas. La inseguridad derivada de esta situación se ha vuelto cada vez más visible, con vehículos invadiendo aceras y zonas de terraza.
Además, los intentos de regular el tráfico mediante vallas han sido inútiles en algunos casos, ya que muchos conductores las retiran para seguir circulando a su antojo. Frente a esta problemática, algunos vecinos piden una solución clara: “Todo peatonal, sería lo suyo”, sugieren, reclamando una intervención urbanística más decidida para proteger la calidad de vida en un barrio al que, pese a sus inconvenientes, siguen considerando “el mejor de Melilla”.
Por último, hay ciertos problemas estructurales que no pasan desapercibidos. Uno de los más mencionados son las vallas que cubren agujeros en la calzada, en especial en la rotonda cercana al centro comercial. La solución provisional no es suficiente y los vecinos piden una actuación definitiva para evitar accidentes y dar una mejor imagen del entorno.
Lo que le pedirían a Imbroda
Al hablar de qué le pedirían al presidente de la ciudad, Juan José Imbroda, para mejorar el barrio, los vecinos muestran opiniones variadas, pero hay consensos claros. La limpieza y el cuidado del entorno urbano son las principales demandas. “Que rieguen las calles, que limpien más a fondo”, pide Ángela. Luis va más allá y señala también la necesidad de revisar el diseño urbano, “se necesita mantener las calles peatonales como tales y facilitar el acceso sin romper la continuidad de los paseos”.
Rosa, por su parte, se muestra comprensiva pero pide que se tenga en cuenta a los vecinos mayores. “Que Imbroda mejore el barrio según su punto de vista, pero que piense en nosotros”. En resumen, que no pierda de vista las necesidades del día a día de quienes llevan toda una vida en el barrio.
Además de limpieza y mobiliario urbano, otra sugerencia es darle una nueva vida al mercado del Real.
Un barrio que merece más
El Barrio del Real tiene dos caras bien marcadas. Por un lado, es un lugar con identidad, comunidad, servicios y calidad de vida. Por otro, arrastra problemas comunes a muchas zonas urbanas que se sienten algo relegadas.
Sin embargo, la crítica que hacen los vecinos no es amarga ni destructiva. Al contrario, es la crítica de quien quiere a su barrio y desea verlo mejor. Las voces del Real no exigen imposibles, sino mejoras concretas que harían la vida diaria aún más amable: calles limpias, plazas vivas, mercados activos y un poco más de atención a lo pequeño, que al final es lo más grande cuando se habla de calidad de vida.
Como dice Lola, “¿de qué nos vamos a quejar? Aquí no nos podemos quejar… pero siempre se puede mejorar”. Y eso es justo lo que el Barrio del Real necesita: no empezar de cero, sino recuperar lo que siempre ha sido y ajustar lo que se ha ido perdiendo. Un barrio vivo, con dos caras, pero con muchas ganas de seguir sonriendo.
El Barrio del Real es un enclave que conjuga historia, cultura y desafíos contemporáneos. Desde su fundación a principios del siglo XX como ampliación de la ciudad, ha evolucionado de ser un espacio industrial y de conexión con el paso fronterizo de Beni-Enzar a convertirse en una zona residencial y comercial.
Este barrio nació como respuesta al crecimiento urbano de Melilla, buscando expandir la ciudad más allá de sus límites tradicionales. Con el tiempo, se consolidó como un área residencial, albergando a trabajadores y familias que contribuían al desarrollo económico y social de la ciudad.
A lo largo de las décadas, el barrio ha sido testigo de transformaciones significativas, tanto en su estructura urbana como en su tejido social. La arquitectura modernista, influenciada por el movimiento catalán, dejó su huella en varios edificios, algunos de los cuales aún se conservan y son considerados joyas del patrimonio local .
La arquitectura del Barrio del Real refleja una mezcla de estilos, desde el modernismo obrero hasta el novecentismo. Edificios con molduras geométricas, guirnaldas de flores y bandas decorativas adornan las fachadas, aunque muchos de estos elementos han sufrido deterioro debido al paso del tiempo y la falta de mantenimiento .
En los últimos años, se han llevado a cabo proyectos de peatonalización y renovación de servicios urbanísticos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los residentes y fomentar el uso peatonal y ciclista sobre la utilización de vehículos .
El proceso de gentrificación ha comenzado a hacer mella en el Barrio del Real, con la llegada de nuevas clases sociales y la transformación de algunos espacios tradicionales en establecimientos comerciales modernos. Si bien esto ha traído consigo ciertas mejoras en infraestructuras y servicios, también ha generado preocupación entre los vecinos por la posible pérdida de la identidad y el carácter del barrio.
Entre los proyectos más destacados se encuentra la peatonalización de la calle La Legión, una de las arterias principales del barrio. Esta iniciativa busca revitalizar la zona, mejorar la movilidad y ofrecer espacios más amigables para los peatones .
El Barrio del Real participaba activamente en la Feria de Melilla, celebrada en honor a la Virgen de la Victoria el 8 de septiembre. Durante esta época, el barrio se llenaba de colorido y ambiente festivo, con atracciones, puestos de comida y eventos culturales que reflejaban la diversidad de la ciudad. Sin embargo, esto dejó de hacerse y varias asociaciones vecinales han manifestado su deseo de que vuelva a ocurrir.
El arte urbano ha encontrado un espacio en el Barrio del Real, con murales y grafitis que adornan sus calles y fachadas. Estas expresiones artísticas no solo embellecen el entorno, sino que también sirven como medio de comunicación y reflexión sobre temas sociales y culturales. No obstante, muchos se encuentran deteriorados por el paso del tiempo.
La oferta gastronómica del barrio es variada y refleja la riqueza cultural de Melilla. La mayoría ofrecen una variedad de tapas muy demandadas por melillenses y visitantes. Aunque algunos establecimientos tradicionales han cerrado, la esencia culinaria del barrio persiste en nuevos locales que mantienen viva la tradición.
A pesar de los avances, el Barrio del Real enfrenta desafíos relacionados con el desempleo y la pobreza. Según datos recientes, el 45,9% de la población de Melilla estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2024, una cifra que refleja las dificultades económicas que afectan a la ciudad autónoma.
La falta de servicios adecuados en áreas como sanidad, educación y transporte es una preocupación constante para los residentes. Además, la escasez de espacios verdes limita las opciones de recreación y esparcimiento para las familias del barrio.
La Asociación de Vecinos del Barrio del Real ha sido una voz activa en la defensa de los intereses de la comunidad. Han demandado a las autoridades un Plan Integral que aborde las necesidades del barrio y promueva su desarrollo sostenible .
El mercado está que da pena, pocos negocios, poca clientela, y el barrio muy sucio, deberían regar más el barrio