Este lunes se cumplen cinco años del terremoto que sacudió Melilla en la madrugada del 25 de enero de 2016. El epicentro se situó a 100 kilómetros de la ciudad autónoma, al sur del mar de Alborán y frente a las costas de Alhucemas. Tuvo una intensidad de 6.3 grados en la escala de Ritcher y desató una gran cantidad de energía que se notó en otras ciudades españolas como Ceuta, Murcia o Ciudad Real.
Este seísmo dejó a decenas de familias afectadas que tuvieron que ser realojadas durante un tiempo en hoteles de la ciudad y la residencia de estudiantes debido a los daños en sus casas. Según las crónicas de aquel día de enero, el terremoto que tuvo lugar aquel día sobre las 5:20 de la mañana y despertó a gran parte de la ciudadanía con la gran violencia con la que se movían sus camas. Muchos recuerdan cómo se movía el mobiliario doméstico y se desplazaban sus cuadros y ventanas.
Aquella mañana fueron muchas familias las que optaron por coger su vehículo y desplazarse hasta los Pinares de Rostrogordo por miedo a maremotos y por si las siguientes réplicas del terremoto iban a ser más duras. También se congregó mucha gente en el paseo marítimo. Pero posteriormente, avanzado el día aquellas muchas de estas familias regresaron a su hogares, tras ver que que la estructura de sus casas seguía en pie.
Los daños mayoritarios fueros grietas y desprendimientos dentro de alguna casa, también en los exteriores desprendimientos de cornisas y elementos decorativos. En los primeros días del terremoto se estimó que hubo al menos 40 edificios afectados y que los daños ascendían hasta los 12 millones de euros.
Aunque no hubo ningún derrumbe en consideración, muchos edificios elaborados con la arquitectura modernista tan emblemática en la ciudad quedaron muy tocados. Sobre todo en el centro de Melilla. Entre todos edificios dañados cabe destacar el Palacio de la Asamblea o todas las iglesias de la ciudad, como la Castrense y la de la Purísima Concepción tuvieron que someterse actuaciones de restauración, continuando esta ultima con sus puertas cerradas.