La Comisión Islámica de España (CIE) ha hecho pública su apuesta por reforzar su presencia en Melilla. Y lo hace a través del nombramiento de un delegado autonómico, en este caso el profesor Amaruch Mohamedi. La CIE nació en 1992 como resultado de la unión de dos grandes federaciones —la FERI y la UCIDE— con el objetivo de constituirse en único interlocutor del Estado español en asuntos religiosos islámicos. A través del Acuerdo de Cooperación con el Estado (Ley 26/1992), esa comisión gestiona cuestiones como la educación religiosa, la formación de imanes, la asistencia en mezquitas y cementerios o la certificación halal.
El delegado en Melilla actúa como representante del presidente de la CIE en el territorio, coordina las actuaciones locales y asesora a asociaciones o particulares que requieren interlocución con la Administración. “No entramos en conflicto con ninguna asociación. Solo asesoramos y coordinamos”, subraya Mohamedi.
Actualmente, en Melilla hay 17 asociaciones relacionadas con el islam, de las cuales nueve están integradas en la CIE, incluida la CIM. Las restantes o bien no forman parte de ninguna federación o tienen un carácter más cultural que religioso. Según el delegado, el objetivo es ampliar esta base mediante el diálogo y la cooperación.
Sintonía con las instituciones
Uno de los ejes prioritarios para la CIE en Melilla es fortalecer la relación con las instituciones. Mohamedi destaca la buena sintonía actual con la Ciudad Autónoma y con la Delegación del Gobierno, especialmente en contextos como el del Ramadán. Fruto de esa colaboración se trabaja en un convenio conjunto que se desarrollará próximamente. “Queremos colaborar, participar, ayudar en todo lo que se pueda”, afirma.
La CIE también ha firmado convenios con universidades como la de La Rioja o Zaragoza para la formación reglada de imanes y docentes religiosos. Este aspecto cobra especial relevancia en Melilla, donde los imanes actuales son formados y financiados por Marruecos. “Es una asignatura pendiente: aquí no hay imanes españoles formados en España”, reconoce Mohamedi. En el resto del país, la situación es diferente, gracias al avance de programas de formación religiosa propios.
El delegado insiste en que la educación religiosa en los colegios públicos permite una supervisión adecuada y evita que los menores reciban enseñanzas en espacios no regulados. “Es una inversión, no un gasto. Una educación reglada garantiza transparencia y control”, defiende. Además, advierte de los riesgos que supone desplazar esa enseñanza fuera del entorno educativo formal: “Si se da clase de religión en una mezquita, un garaje o cualquier otro sitio sin supervisión, ya no se controla lo que se enseña. Ahí la cosa cambia, y puede traer consecuencias graves”, explica.
Prioridad: la educación
La Comisión Islámica de España quiere reforzar su presencia en Melilla con una clara prioridad: impulsar la educación como herramienta fundamental para mejorar el futuro de la juventud y fomentar la convivencia. Así lo defiende Amaruch Mohamedi, delegado del organismo en la ciudad desde 2020, quien ha reivindicado el papel del conocimiento como base de desarrollo tanto individual como colectivo. “La formación es lo primero hoy en día”, asegura.
Mohamedi, maestro de religión islámica desde principios de los años 2000 en el Colegio España y doctor en Didáctica de la Lengua, considera que el sistema educativo necesita una atención urgente. En su experiencia, uno de los principales problemas es la comprensión lectora. “Solo un 30% de los alumnos de Melilla comprenden lo que leen”, lamenta, una situación que atribuye también a factores socioculturales como el nivel formativo de las madres. “Cuando una madre tiene estudios superiores, hay un 70% de probabilidades de que su hijo también los alcance”, recuerda.
En el ámbito educativo, Mohamedi coordina actualmente a trece docentes de religión islámica en Melilla —diez en Primaria y tres en Secundaria— dentro de un plan piloto impulsado por el Estado que comenzó en primero de ESO y actualmente alcanza tercero. La intención es que el próximo curso se incorpore cuarto y se amplíe progresivamente a otros institutos. “Todavía hay centros que no tienen profesores”, advierte, y subraya que se necesita más apoyo institucional para asegurar una oferta adecuada y sostenida.
El papel del educador y el valor de la formación
Más allá de su función como delegado, Amaruch Mohamedi mantiene una profunda vocación docente. Lamenta el deterioro de la figura del maestro en los últimos años, y llama a recuperar su valor como referente. “Antes, el profesor era una persona muy respetada. Ahora los padres han delegado la educación en los colegios, y eso no es suficiente”, reflexiona.
En su visión, la educación comienza en casa y debe reforzarse desde el aula, con una coordinación entre familia y escuela. “Nos preocupa el fracaso escolar, pero también la pérdida de valores como el respeto, la ayuda o la convivencia”, apunta.
Por ello, Mohamedi apuesta por una mayor visibilidad del trabajo del CIE en Melilla, no como una imposición, sino como una oferta de colaboración constructiva. “Estamos aquí para ayudar, sin ánimo de lucro. Lo que queremos es trabajar por nuestros jóvenes y formar parte de esta ciudad”, concluye.
Quiero un contact con Sr Amaruch Mohamadi,muchas gracias.