El cementerio de la Purísima Concepción de Melilla recibió ayer un goteo constante de personas que acudían a cumplir con la tradición de visitar las tumbas de sus familiares.
Hoy es Todos los Santos y mañana Difuntos, y será en estas festividades cuando se produzca la mayor afluencia, pero muchos melillenses han preferido acercarse al camposanto en los días previos para evitar las aglomeraciones.
Es tiempo de recordar a los que se fueron, de limpiar lápidas, florearlas, de arreglar los desperfectos anuales en el mármol. Hay que cargar con cubos, ramos, trapos, escobas, silicona, más lo que uno lleva dentro y no se ve, pero que se aprecia en los gestos ante el nombre del padre, de la madre, de los abuelos, inscritos en la piedra. Flores
La calle Castelar, y alguna que otra paralela, cobra un protagonismo evidente: es la cuesta que hay que subir para llegar al cementerio. Varios establecimientos son parada obligatoria en el camino. Hay un par de floristerías en las que la actividad es casi frenética. Entre recogida de encargos y compras ‘in situ’, detrás del mostrador no se descansa para atender con celeridad a la clientela.
Las preferencias se dirigen a los claveles -no importan los colores-, el producto estrella de la semana, aunque no faltan las margaritas y las rosas. Una docena de claveles, 5,50. Son, además, los preferidos por las señoras mayores. En la floristería Paco la cola es considerable. En Luisa llevan abiertos apenas dos semanas, y se congratulan de la buena acogida que han tenido por parte de los melillenses.
Al llegar arriba, aún hay oportunidad de hacerse con un ramo, o varios, en los kioscos junto a la escalinata de entrada. Allí, un vendedor constata que el negocio va un poquillo peor que otros años. Y se pregunta que en veinte o treinta quién seguirá con esta tradición.
Amenaza, pero no ha llovido, y las gentes se quejan de lo que pica el sol. Las hay de paseo, las hay que han ido a poner de punta en blanco el lugar donde reposan los suyos. Se frota bien la lápida, se tapan las grietas, corren el agua y los productos de limpieza. No ahorran esfuerzo en lo alto de las escaleras portátiles para que los nichos no desluzcan.
El cementerio de Melilla es luminoso, marino, lo opuesto a la imagen tradicional de cementerio. Ubicado en un paraje singular, una colina que desemboca en el Mediterráneo, que le confiere una inédita belleza y panorámicas a diferentes alturas. Desde arriba se ve un mar de tumbas.
La influencia castrense es obvia con la presencia de las fosas de las ánimas, el panteón de los héroes, los de Regulares, el de la Legión, Aviación, la tumba del soldado de los milagros, todos ellos puntos de visita obligada para los turistas. Porque también los hay.Dulces típicos
La gastronomía es un aspecto fundamental en estas fechas, la pastelería en concreto. Ha habido que esperar un año para probar de nuevo los huesos de santo y los buñuelos. En Royal, antes de la una, los buñuelos ya se habían acabado, y hubo quien no pudo evitar una expresión de frustración por llegar tarde. Hoy reponen las bandejas y habrá que ir antes.
En Royal, explican que hay que adaptarse a los tiempos, y ya se preparan huesos de santos de múltiples sabores, además del de yema de toda la vida. Chocolate, fresa, frambuesa, canela... y diferentes rellenos para un mismo placer. Sin embargo, mayor adaptación es todavía que en el mismo escaparate convivan los dulces propios de estas fechas, con los que se elaboran para la celebración de Halloween, como era el caso.
Lo de estos días atrás no ha sido más que un adelanto para lo que hoy se espera en el cementerio de la Purísima. Quien se acerque a esta zona de la ciudad en coche, deberá tener en cuenta la cuestión del aparcamiento, pero también cómo puede afectar a la circulación que en la parte baja de Cartela esté cortadas al tráfico la calle Ejército Español.
Dos citas hay previstas para mañana, Día de los Difuntos. A las 10:30 tendrá lugar una ofrenda de coronas a personajes ilustres de la ciudad, a la que asistirán miembros de la Asamblea melillense encabezados por el presidente Juan José Imbroda, además del delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani. Se rendirá homenaje a las víctimas del polvorín en 1928, a las víctimas del accidente aéreo de 1998 y las víctimas del depósito de agua de 1997, así como Rafael Ginel Cañamaque, José Imbroda Domínguez, José Romero Guirado, Pedro Ubieto Garcés, Antonio Díez Martín, César Jiménez, Antonio Molina, Francisco Gil Castro y Cándido Lobera.
A las 12:00 se celebrará un acto militar con motivo del Día de los Difuntos al que acudirá Imbroda.