El edificio principal de la Delegación del Gobierno fue escenario de la presentación del proyecto europeo Migración en Mente, impulsado por Médicos por el Mundo y cofinanciado por la Unión Europea. Laura Segura, jefa de la Unidad contra la Violencia de Género, Eva Gallego, técnica de salud mental de Médicos por el mundo España y Silvia Madejón, coordinadora de Médicos del Mundo en Melilla lideraron la exposición del proyecto.
Un compromiso con la salud mental en contextos migratorios
Durante la presentación, Laura Segura dio la bienvenida a las delegaciones extranjeras que colaboran en este proyecto y subrayó la importancia de incorporar la perspectiva de género en la atención a la población migrante. "Tenemos claro que desde que se produce una feminización del fenómeno migratorio, es fundamental tener esta mirada", señaló.
En su intervención, destacó que las mujeres migrantes enfrentan violencias estructurales antes, durante y después del proceso migratorio, lo que repercute directamente en su salud mental.
"Este proyecto tiene como objetivo comprender y atender esa realidad. No solo hablamos de salud física, sino también de salud mental, entendida como un derecho básico y universal", añadió Segura. Además, recalcó la colaboración entre organizaciones locales y administraciones públicas para abordar estas violencias: mutilación genital femenina, explotación sexual, trata con fines de explotación y matrimonios forzados.
'Migración en Mente': un puente europeo para el bienestar psicosocial
Eva Gallego, referente técnica de salud mental y apoyo psicosocial de Médicos del Mundo España, explicó el origen del proyecto Migration in Mind, cuyo nombre representa un juego de palabras para destacar la importancia de tener presente la salud mental en los procesos migratorios.
El proyecto liderado por Médicos del Mundo Bélgica, se ejecuta en cuatro países europeos: Bélgica, Croacia, Eslovaquia y España, concretamente en Melilla. Su objetivo es compartir buenas prácticas, identificar barreras de acceso y generar herramientas concretas para mejorar la atención psicosocial de personas migrantes, solicitantes de asilo y supervivientes.
"El derecho a migrar y el derecho a la salud - física y mental - son invisibles", afirmó Gallego. A lo largo del proyecto se han realizado grupos focales, entrevistas con migrantes y profesionales, y se están elaborando guías psicoeducativas en varios idiomas para ayudar a romper el estigma que rodea la salud mental.
Melilla como epicentro de intervención
La elección de Melilla como ciudad para implementar el proyecto en España no es casual. Su posición geográfica, su papel como lugar de tránsito y su diversidad cultural la convierten en un laboratorio natural para observar los retos psicosociales del fenómeno migratorio. Silvia Madejón, coordinadora de Médicos del Mundo en Melilla, explicó que desde 2021 se ha reforzado la atención psicológica a mujeres migrantes mediante la incorporación de una psicóloga en el equipo permanente.
Actualmente, se desarrollan grupos de apoyo para mujeres residentes y grupos mixtos para personas en tránsito, sobre todo de origen latino. "Vemos cómo el apoyo emocional fortalece a las mujeres para afrontar no solo el pasado, sino el presente y el futuro en un entorno muchas veces hostil", indicó Madejón.
Retos en el acceso a la salud mental
Entre los principales obstáculos que enfrentan las personas migrantes a la salud mental están la barrera ideomática, la saturación de recursos, los prejuicios culturales y la falta de competencia intercultural en algunos servicios públicos. Gallego insistió en la necesidad de incluir mediadores interculturales en los equipos de salud para facilitar la comprensión entre profesionales y pacientes.
"El enfoque intercultural no es un añadido, es una necesidad básica en contextos de tanta diversidad", recalcó. Además, señaló que el trabajo grupal y comunitario ha demostrado ser una de las mejores prácticas para fomentar el bienestar emocional y reducir el aislamiento.
La mujer migrante: entre la exclusión y la resistencia
Una parte importante del proyecto se dedica a atender específicamente a mujeres migrantes, que según explicó Laura Segura, sufren una doble discriminación: por su condición de mujer y por su condición migrante. "Las mujeres nos hablan de soledad, del miedo, de la violencia vivida y de la que temen. Pero también hablan de fuerza, de redes de apoyo, de esperanza", añadió.
Según Silvia Madejón, los grupos de mujeres que residen en la ciudad han mostrado una evolución positiva a través de los años. Muchas de ellas han aprendido a verbalizar sus emociones, a romper el silencio y a construir la comunidad. "Crear redes entre ellas es clave. Desde ahí empiezan a recuperar su autonomía y a reconstruirse emocionalmente", afirmó.
Un impacto que trasciende fronteras
El proyecto tiene una duración prevista hasta febrero de 2027 y su alcance va más allá de la intervención directa. Busca influir en políticas públicas y en la formación de profesionales sanitarios a través de materiales educativos, informes y encuentros formativos. "No pretendemos sustituir al sistema público, sino complementarlo y fortalecerlo", puntualizó Eva Gallego.
Con la elaboración de guías multilingües, formación profesionales y sesiones comunitarias, se pretende crear un modelo replicable en distintos contextos europeos. En palabras de Gallego: "No hay una fórmula mágica, pero sí herramientas que están funcionando y que podemos adaptar".
En un momento en el que Europa endurece su política migratoria, iniciativas como esta recuerdan que la salud - incluida la mental - no debe tener fronteras.
Como señaló Laura Segura en su intervención: "Emigrar es un derecho. Y la salud mental también". Una declaración que marca el espíritu de un proyecto que busca dar voz, herramientas y dignidad a quienes más lo necesitan.