La ciudad de Melilla ha vivido esta semana un momento cargado de simbolismo e historia: la visita de la reina Sofía, quien regresó a la ciudad autónoma tras 18 años de ausencia. La ocasión no solo ha revitalizado los lazos afectivos entre la Casa Real y los melillenses, sino que ha puesto en valor una relación que, según Antonio Gutiérrez, exdiputado por Melilla y hombre de grandes convicciones monárquicas, es profunda y sostenida a lo largo de los siglos.
La visita de la reina Sofía tuvo como eje central su apoyo a las actividades sociales, particularmente en el Banco de Alimentos de Melilla. Allí, la monarca emérita fue recibida por representantes de múltiples colectivos locales, quienes quisieron agradecerle su implicación y cercanía. Según Gutiérrez, reconocido monárquico y figura histórica de la política melillense, “la reina fue encantadora, sonriente con todo el mundo, habló con todos, una mujer hecha para ser reina”.
El gesto no pasó desapercibido para los ciudadanos. Decenas de melillenses se acercaron para saludarla, destacando no solo el carisma personal de doña Sofía, sino el simbolismo que su presencia representa: la continuidad de una relación institucional que hunde sus raíces en la historia de España.
Vínculo histórico con Melilla
Antonio Gutiérrez rememoró en conversación con El Faro de Melilla que la dinastía Borbón ha mantenido siempre una conexión especial con la ciudad. “La Casa Real actual ha tenido a Melilla siempre en su ámbito de atención”, explicó. Alfonso XIII visitó la ciudad en tres ocasiones: en 1904 para inaugurar simbólicamente el puerto, en 1911 para conocer los nuevos barrios como el Obrero y Reina Victoria, y en 1927, tras el histórico desembarco de Alhucemas, cuando la presencia real tuvo repercusión nacional e internacional.
El rey Juan Carlos I también tuvo presencia destacada: primero como príncipe en los años 70, con motivo del 50 aniversario de la Legión, y después ya como rey en 2007. Incluso otros miembros de la familia real, como las infantas Cristina y Elena, viajaron a Melilla en momentos difíciles, como la rotura del depósito de Cabrerizas o la catástrofe aérea que afectó a la ciudad.
Para Gutiérrez, estas visitas no son actos menores ni esporádicos: “Las visitas de la Casa Real nunca son ni oficiales ni no oficiales; son. Lo importante es la presencia de un miembro de la familia real, que demuestra afecto, simpatía y cercanía con la ciudadanía”.
Felipe VI, asignatura pendiente
Pese a este historial, el exdiputado lamenta que el actual monarca, Felipe VI, no haya visitado aún la ciudad. “Es una lástima, porque aunque los tiempos de la Casa Real son distintos, el rey debería mirarse en el espejo de sus antepasados”, comentó. Sin embargo, reconoce que el hecho de que Felipe VI haya recibido oficialmente a la Confederación de Empresarios de Melilla es un paso positivo que muestra interés por la realidad de la ciudad.
Gutiérrez expresó su esperanza de que pronto se produzca una visita oficial del rey, lo que cerraría simbólicamente “el ciclo de visitas reales” y consolidaría la cadena histórica de afecto y presencia de la monarquía en Melilla.
Acto cargado de simbolismo
La visita de la reina Sofía al Banco de Alimentos no fue un acto protocolario vacío. Según destacó Gutiérrez, la reina emérita ha dedicado buena parte de su vida a las causas sociales, a través de la fundación que lleva su nombre. Su presencia en Melilla subraya el compromiso de la Casa Real con los sectores más vulnerables, en un momento en que la sociedad reclama gestos concretos de apoyo.
Para muchos melillenses, el paso de doña Sofía por la ciudad ha sido un recordatorio de que, pese a las tensiones internacionales y las limitaciones de agenda, Melilla sigue siendo parte del corazón simbólico de España. “No es una figura decorativa”, señala Gutiérrez, “tiene un poder de reinar que, aunque no es de gobierno, es importante”.
La visita de la reina Sofía no solo ha dejado imágenes entrañables, sino que ha abierto el debate sobre el papel de la monarquía en territorios periféricos y sobre la necesidad de reforzar esos lazos con actos y gestos tangibles.
Salud y República.