La Autoridad Portuaria y las familias de Fernando Meliveo y de Miguel Fernández han inaugurado este miércoles el mural que se encuentra entre la Delegación del Gobierno y el Real Club Marítimo de Melilla después de la restauración que se ha realizado.
Para el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Ángel Quevedo, se ha tratado de un acto “muy emotivo” por haber recuperado el mural realizado por Fernando Meliveo hace 30 años -en 1995- y por haber vuelto a colocar en la parte superior el verso del poeta Miguel Fernández que dicen “Mirad si su silencio es comparable al mar”, del poema ‘Himno para el bosque de Bad Chicar’, del libro ‘Fuegos en la memoria’, de 1991.
Quevedo ha explicado todos los detalles de la renovación del mural, que ha costado 35.000 euros. Comenzando por esos versos alegóricos al mar, en sintonía con el mural, también se han buscado los colores exactos de los azulejos policromados -hasta el punto de que hubo que rechazar algunas partidas porque no eran exactamente iguales al color original-.
Esas complicaciones, así como la indecisión entre la Delegación del Gobierno y la Autoridad Portuaria sobre quién se hacía cargo de la rehabilitación, han retrasado una restauración que Quevedo ha manifestado que ha sido una de sus prioridades desde que asumió la presidencia del ente.
También se ha solicitado a Gaselec permiso para que, en vez de que las puertas y las rejas estuvieran en el color natural de la empresa, se integraran en el mural, una figura alegórica al viento, a las olas y a ciertos elementos portuarios como los norays -situados en los dos extremos-. “Ahora, prácticamente, si se pasa un poquito rápido, no se diferencia la puerta del Centro de Transformación de lo que es el mural”, ha reseñado el presidente de la Autoridad Portuaria, quien ha indicado asimismo que se ha cambiado de color la parte superior -de blanco a azul- para que no se vea sucia.
Quevedo ha subrayado que el mural es “un elemento muy significativo para los melillenses en el centro de la ciudad”, por lo que ha reiterado su “alegría”, porque, según ha dicho, una de las intenciones de la Autoridad Portuaria es contribuir en la medida de sus posibilidades a la integración entre el Puerto y la ciudad y en todos aquellos aspectos importantes para los ciudadanos aunque no sean “estrictamente portuarios”.
Por lo tanto, ha proseguido, aunque sea una obra pequeña en cantidad económica, “es un día grande para la Autoridad Portuaria” por recordar a Meliveo y a Fernández y por haber dado respuesta a “la demanda social de los melillenses de recuperar el mural después de tanto tiempo”.
“Es una obra pequeña, pero que hemos hecho con todo nuestro cariño, porque además es un recuerdo de dos grandes melillenses a los cuales teníamos que honrar con la mejor de nuestras aportaciones”, ha insistido Quevedo. En este sentido, el presidente de la Autoridad Portuaria ha agradecido su trabajo a la constructora Salsán y a los albañiles, porque “le han puesto todo el cariño y ha quedado muy bien, totalmente recuperado y con absoluta fidelidad a los planos iniciales”.
La emoción de los familiares
La hija de Fernando Meliveo, Raquel, ha dado las gracias a la Autoridad Portuaria y a todos cuantos han participado en la recuperación del mural, que “llevaba mucho tiempo destrozado”, por lo que ha sido muy importante para la familia que “volviera a tener vida”.
Por su parte, el hijo de Miguel Fernández, Mariano, ha expresado igualmente su gratitud a los artífices de la restauración de “un paisaje de Melilla que era muy de todos”. Además de reconocer la figura de Fernando Meliveo, se ha congratulado por a inclusión del verso de su padre, que evoca un silencio en el bosque que él comparaba con el silencio del mar. “Por eso, creo que viene como anillo al dedo ese verso”, ha apuntado.
Para las dos familias se ha tratado, por tanto, de un momento muy emotivo, muy entrañable, por cuanto forman parte casi de la misma familia. Además, como Fernando Meliveo y Miguel Fernández eran muy amigos, ahora, de alguna manera, están más juntos si cabe.