Cuenta Filomena que cuando su esposo era niño había zonas de playa a las que solo se podía acceder en embarcación y estas venían cargadas de esas piezas de cerámica envejecidas y, fascinado, se decía a sí mismo que cuando creciese iba a ser buceador para sacar ánforas del mar. “Eso lo ha tenido él siempre en su mente y se hizo buceador profesional”, contó la responsable de ‘Ánforas de mar’.
Tiempo después esa idea de infancia se he hecho realidad. Así describe Filomena Faba el inicio de esta empresa de I+D (Investigación y Desarrollo) del municipio almeriense de Carboneras que dirige junto a su marido, Carlos Abad, “un enamorado de las ánforas”. Estos almerienses cultivan estas vasijas marinas de forma natural. Es decir, han patentado forma de acelerar el envejecimiento de las piezas de tal manera que parecen sacadas de un naufragio acontecido hace siglos. Solo que estos tesoros han pasado únicamente tres años bajo el agua.
Cómo surgió la empresa
Carlos comenzó su andadura profesional como submarinista en la Armada de Cartagena; después creó una empresa de buceo y comenzó también a trabajar en la central térmica de Endesa en el pueblo de Carboneras, donde encontró la vía de dar forma a su deseo de niñez, así como a una nueva forma de negocio.
Esta central se refrigera con agua del mar: posee un puerto privado con 4 bombas gigantes que aspiran 150.000 metros cúbicos de agua cada hora para poder refrigerarse. Trabajando ahí, a Carlos se le ocurrió una idea: hacer una arqueta de veinte metros de profundidad para canalizar diversas tuberías a través de una red submarina, con el fin de que reconducir la vida marina.
Así dieron con el proceso
Así comenzó este proyecto, cuenta Filomena que sembraron diversas reproducciones hechas a mano a través de sus maestros artesanos. Contó que realizaron varias decenas de piezas distintas basadas en obras de todas las civilizaciones del Mediterráneo. “Están hechas como antaño”, aseguró. Al presentar el proyecto por primera vez su idea fue hacer del barro el filtro natural para a central térmica, de tal forma que la vida marina se conservaba gracias a su sistema de tuberías, volviéndose a conducir tras la succión de las turbinas a través de los tubos hacia el fondo del mar.
“Una vez ha pasado la vida marina por nosotros, se genera el proceso de envejecimiento”, explicó. Sin embargo, de esta forma las primeras veces la vida marina que se pegaba a las piezas se caía cuando las limpiaban con agua a presión. De esta forma observaron que el plancton microscópico resbalaba del barro mixto. Pero lo consiguieron. “Lo que nosotros pretendíamos era que el plancton anidase, creciese y se reprodujese adherido a la pieza, y así poder sacarlas en tres o cuatro años, aunque la vida marina muera en ese periodo, los restos de concha se quedan fosilizados y pegados al ánfora, quedando como una pieza auténtica, pero no es antigua”, contó.
Utilizan un sistema de electrólisis, que según Filomena, es una mezcla de corriente continua, ácido y sales; así se electrocuta la pieza y se consigue un efecto más rugoso, parecido a la roca. Con este proceso el plancton se queda adherido a la pieza y se convierte en parte de ella. “Por lo tanto, tarda dos o tres años y de la otra forma la natural se tarda pues dos o 3000 años”, declaró.
Un producto exclusivo
Este año ‘Ánforas de mar’ ha estado presente en Fitur representando a la provincia de Almería, donde también han presentado el proyecto de los museos submarinos para potenciar el turismo como algo novedoso. Actualmente tienen 250 réplicas históricas, que han trabajado con los propios restauradores. Entre sus piezas no solo hay ánforas, también hay réplicas históricas como Zeus, Neptuno o la Victoria de Samotracia, según la responsable.
También tienen clientes particulares, solo que se trata de personas que se pueden permitir el encargo de estas piezas tan exclusivas y realizadas con tanto de talle. Según reveló Filomena, algunos de esos clientes son el célebre arquitecto Joaquín Torres tiene un par de estas piezas, o el despacho de abogados Cuatre Casas. También hay muchos interesados, como el emir de Catar.
Además, estas ánforas también se han utilizado como trofeos para diferentes torneos y competiciones como las Olimpiadas del Mediterráneo de 2005. También señaló que han sido el regalo de la obra faraónica del gaseoducto que conecta Argelia con Almería.
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