ACAIP-UGT, el sindicato mayoritario en el ámbito de Prisiones, ha denunciado este viernes el riesgo que supone ser funcionario en la cárcel de Melilla debido al aumento en la incautación de "pinchos carcelarios".
Además, añaden que el pasado sábado, en el departamento de preventivos del centro de Melilla, fue requisado un pincho de grandes dimensiones en el transcurso de una pelea entre internos que se produjo en el cierre de la población reclusa. En ese momento fue necesaria la inmediata intervención de los funcionarios del centro para evitar una tragedia, poniendo en riesgo su propia integridad física.
En una nota de prensa la organización sindical denuncia los riesgos a la integridad física a la que se enfrentan los trabajadores del centro penitenciario de Melilla en el desarrollo de su profesión.
En este sentido destacan el peligroso aumento en la incautación de armas blancas en la cárcel de Melilla lo que, según ACAIP, mantiene en alerta a los funcionarios del centro.
Asimismo explican que se trata, en su gran mayoría, de armas de fabricación artesanal, que se convierten en elementos muy peligrosos tanto para los empleados públicos como para los internos.
Estos "pinchos carcelarios" son fuente de conflicto en el interior de las prisiones ya que son empleados por los internos para coaccionar y extorsionar a otros presos, para atacar a internos rivales, e incluso pueden ser empleados contra lo funcionarios, recalca el funcionario.
"No se trata solo de la peligrosidad que un pincho tiene de por sí por su capacidad de herir gravemente, sino también las infecciones derivadas de las heridas provocadas", insisten desde ACAIP.
De esta forma, destacan que los elementos utilizados para la elaboración de estas armas son de lo más variopintas y utilizando piezas que pueden presentar oxidación, suciedad o cualquier otra característica que aumente su capacidad de hacer daño al sujeto contra quien se emplee.
"Son muchas las fuentes de las que se obtiene estos materiales, hierros oxidados, latas de conservas, marcos de ventana, elementos estructurales de las literas y un largo etcétera", remarcan desde el sindicato.
En febrero pasado un preso cogió una silla de plástico, la reventó y con los trozos que quedaron de las patas intentó agredir al funcionario que habitualmente vigila su módulo. Al trabajador de Instituciones Penitenciarias le dio tiempo de resguardarse tras una puerta y así salvó el tipo.
El interno de la cárcel de Melilla fue sancionado por ello, pero según el funcionario que estuvo a punto de ser agredido, al ser toxicómano e intentar autolesionarse, no cumplió la sanción.