Los jóvenes son el futuro de cualquier ciudad, de cualquier profesión, de cualquier circunstancia que dependa del relevo generacional. Por eso es tan importante apoyar a un sector de la sociedad como éste, extremadamente vulnerable ante los muchos desafíos que la vida les va a poner por delante y que deberán encarar con las máximas garantías de éxito posibles.
Que hagan su proyecto de vida y lo desarrollen en Melilla es algo fundamental para la subsistencia misma de la ciudad, que formen aquí sus familias, que emprendan sus negocios, que tengan oportunidades para salir adelante debe ser una prioridad absoluta para cualquier Gobierno que se precie. Por lo tanto, todas las medidas públicas que puedan adoptarse para conseguir que eso sea así, siempre será bienvenida.
El paquete de medidas anunciado el pasado martes por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, para el apoyo a los jóvenes puede tener una lectura muy positiva dentro de esa política de retenerlos en Melilla. Lo importante ahora es que la tramitación de esas ayudas no les haga desistir de, por ejemplo, obtener ese 20% del valor de compra de una vivienda que tenga concedida la hipoteca por un máximo de 40.000 euros.
Y quien dice ese aval habla también de la subvención para la reposición del ajuar doméstico hasta un importe tope de tres mil euros o el programa para arrendamiento para jóvenes, que aumentará hasta los 450 euros. La Administración es muchas veces farragosa y en ocasiones casi se prefiere operar al margen de ella por las trabas y los plazos enormes que maneja.
Esas medidas fueron la gran novedad del discurso institucional pronunciado por Imbroda en el acto de Melilla la Vieja, una intervención que supone, de facto, el comienzo del curso político en la ciudad. Hubo un balance positivo de las cuestiones que se han puesto en marcha en los tres ejes del nuevo modelo productivo que pretende implantar el Gobierno del PP y el anuncio de actuaciones en estos próximos meses, sin contar con el anticipo de un presupuesto que tendrá una importante carga inversora para arrancar grandes proyectos, como el centro cívico de La Cañada, las instalaciones para los afectados por el trastorno TEA, la nueva residencia de estudiantes o el hub tecnológico.
A la oposición no le ha gustado nada el discurso, que consideran alejado de lo que debe ser el concepto de institución. Es decir, nada nuevo en las críticas que realizaron tanto la líder socialista y delegada del Gobierno, Sabrina Moh, como el presidente y diputado local de Somos Melilla, Amín Azmani. Ayer el PP les respondía alegando que utilizaron argumentos "previsibles" y cierto es que todos los años se les escuchan las mismas quejas.
Hace ya muchos años que el presidente Imbroda adelanta en el discurso del Día de Melilla su programa de Gobierno para el siguiente curso político. O sea, que lo de este 2024 no ha supuesto novedad alguna y, de hecho, la prensa siempre espera esa ocasión para conocer el balance de lo realizado y el anuncio de lo que está por venir, todo ello aderezado, como es normal, con el agradecimiento al invitado de turno (en este caso, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso), las felicitaciones a las Medallas de Oro entregadas 24 horas antes y la efeméride histórica que se conmemora.