El teniente en la reserva Juan García del Río y el subteniente Carlos González presentan este miércoles, en el centro asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), el libro ‘Grupo de Regulares de Melilla 52. 1915-2023: 108 años al servicio de España’, el quinto volumen y el último del historial que han realizado de los grupos de Regulares en España.
Unas horas antes, El Faro charla con ellos, aunque quien habla en realidad es el segundo, quien recuerda que comenzaron la serie en 2011, con el centenario de la creación de los Regulares, y que, a partir de ahí, fue surgiendo el resto. Hay que tener en cuenta también, dice, que les lleva entre uno y dos años la elaboración de cada libro, sin contar el tiempo que conlleva el proceso de investigación anterior. Escribieron sobre el de Tetuán -número 1-, luego sobre el de Ceuta -número 3-, posteriormente sobre el de Larache -número 4- y finalmente el de Alhucemas -número 5-. El de Melilla -número 2, posteriormente 52- quedó el último, pero ello no significa, comenta, que sea el menos importante. Lo hicieron de esta forma simplemente porque esta unidad todavía está operativa.
En el volumen, cuenta el subteniente, se encuentran datos sobre la historia, la uniformidad, los personajes y las vicisitudes de este grupo desde su creación, en el año 1914, hasta la actualidad. Entre otros asuntos, los autores hablan de la participación de los Regulares 52 en las campañas de Marruecos y en la custodia de los peñones y las islas Chafarinas. También de misiones internacionales en las que han ayudado, como Kosovo, el Líbano e Irak.
De todo ello, sin duda, lo más destacado sucedió en la campaña de Marruecos. Tal como explica González, en 1914 había tres grupos en la zona occidental -Tetuán, Alcazarquivir y Ceuta-, pero sólo uno en la zona occidental del Protectorado –precisamente el de Melilla-, por lo que el peso de todas las operaciones recayó en este. Por lo tanto, asegura el militar, “su participación fue muy destacada, porque hasta 1922, cuando se creó el grupo de Alhucemas, era la unidad de vanguardia y de elite en el Ejército en esta parte”. De ahí vienen sus actuaciones protagonistas en el desastre de Annual (1921), en Tizzi Asa (1923), en Tetuán y en el desembarco de Alhucemas (1925). Más adelante, han continuado su ejercicio en las misiones internacionales y en la custodia de los peñones de Alhucemas y Vélez y en las islas Chafarinas. Hoy en día aún siguen en el peñón de Vélez.
Aunque el subteniente recuerda que todas las unidades del Ejército están muy profesionalizadas y tienen prácticamente las mismas funciones, los Regulares 52 cumplen, a su parecer, una tarea “un poco peculiar” como es la custodia de ese peñón como unidad de Infantería.
Peculiaridades
Dos de los aspectos que más impactan a la gente de los dos grupos que aún existen de Regulares –Melilla y Ceuta- son su uniforme y su forma de desfilar. En cuanto a la vestimenta, González cita el tarbuch para la cabeza como la prenda más característica y que ha sido vestida por los Regulares desde la creación del primer grupo, en 1911. El tarbuch desapareció en 1957 con el nuevo reglamento de uniformidad, cuando el personal indígena pasó a Marruecos con la creación del país, y se recuperó en 2003. También llaman la atención, según el subteniente, el albornoz –la capa roja que visten- y el sulham o la parte de color blanco.
En cuanto al desfile, González resalta que, contra lo que se pueda pensar, es “relativamente nuevo”, de principios del siglo XXI. Antes, dice, no marchaban tan lentos, sino sólo dos pasos por debajo del nivel ordinario, que eran 124 pasos por minuto. En cualquier caso, para él, “ha sido un acierto poner ese desfile, porque llama mucho la atención”. “Yo vivo en Madrid y, cuando pasan los Regulares, se nota por la cadencia del paso, la uniformidad y la vistosidad. Llama la atención y la gente pregunta mucho”, afirma.
Dos grupos
Los grupos de Regulares tuvieron su razón de ser en el Protectorado de España en Marruecos. Hasta 1940, existieron los cinco grupos históricos previamente mencionados y, a partir de ese año, después de la guerra civil y con la II Guerra Mundial en marcha, España reforzó el Protectorado con más grupos de Regulares. En total, llegó a haber diez grupos de Regulares de Infantería y dos de Caballería.
Sin embargo, con la independencia de Marruecos, todas las unidades que se encontraban en la zona se replegaron a Melilla y Ceuta y comenzaron a desaparecer los grupos. Primero, los cinco de nueva creación y el de Larache número 4. A partir de 1985, también el grupo de Alhucemas número 5 y el de Ceuta número 3. Quedaron solamente el de Tetuán número 1 –hoy Ceuta 54- y el de Melilla número 2 –hoy Melilla 52-. La razón de su existencia eran las campañas de Marruecos. Acabado el Protectorado, desapareció el resto.
González asevera que, como la “razón de ser” de los grupos de Regulares eran las campañas en Marruecos, así como Melilla y Ceuta, nunca se ha planteado nadie llevarlos a la península. Allí ya hay regimientos de Infantería, unidades paracaidistas y aerotransportables. “Estas unidades se crearon en Ceuta y Melilla y su razón de ser es estar aquí, por lo menos para mí. Creo que se cometería un grave error mandándolas a la península, porque este es su sitio”, afirma con rotundidad el subteniente.
Un libro novedoso
Por lo demás, el militar asegura que el valor de un libro “muy interesante” radica en que es, hasta el momento, “el historial más completo que se ha escrito del grupo de Regulares de Melilla número 52.
En realidad, González esgrime que sucede lo mismo con los cuatro volúmenes anteriores. En conjunto, los cinco libros suponen, manifiesta, “lo más acertado que se puede leer sobre los Regulares, porque se habla de todo”, como la uniformidad, los acuartelamientos, los personajes y los hechos históricos.
El subteniente cree que “la gente se puede meter de lleno en las campañas de Marruecos gracias a estos libros, que ayudan a contextualizar cómo se desarrollaron las operaciones”.