Algunos ciudadanos han hecho llegar imágenes de la situación en la que se encuentra la exposición del Telegrama del Rif en Melilla la Vieja. Lo han hecho indignados, ante la continua dejadez de esta zona de la ciudad y lamentan que pueda afectar negativamente a la imagen de El Pueblo cuando vienen los turistas.
Despegados y algo deteriorados. Así lucen, según vecinos de la zona, desde hace meses los carteles colocados en la fachada de la Casa del Gobernador, en pleno corazón de Melilla la Vieja, que forman parte de la muestra que homenajea al Telegrama del Rif y a su fundador Cándido Lobera.
La Fundación Melilla Monumental inauguró esta exposición hace cerca de un año, en el mes de marzo, para conmemorar los 120 años desde la creación del mítico periódico local por el capitán de artillería.
Algunos vecinos que han hablado con este diario coinciden con las quejas que han llegado a El Faro. El visible deterioro de la exposición manifiesta el claro abandono y dejadez que reina en la zona de El Pueblo, a pesar de ser un importante punto turístico.
Otros, sin embargo, consideran que no todo se puede achacar a la Ciudad y que la situación de los carteles se debe más a las inclemencias meteorológicas que a la dejadez. Es el caso de María del Carmen, una ciudadana que trabaja cerca de la Casa del Gobernador, y asegura que la humedad que hay en Melilla la Vieja contribuye a que los pósters no se adhieran correctamente a las paredes. “Es muy normal que las cosas se deterioren”, señala.
Aún así, siempre le ha parecido una buena iniciativa, ya que de esta manera la fachada luce más bonita y le da otro aire. No descarta la falta de atención, porque si los carteles se despegaron hace semanas o meses ya podrían haberlos vuelto a pegar. Y es que aunque nunca es suficiente, opina que un poco de detalle tampoco vendría mal. “Sí, debería estar más cuidado, pero tampoco es cuestión de dejadez, sino de las inclemencias de Melilla”, asegura, añadiendo que “el tiempo aquí es así”.
Lo mismo opina Estefania. Esta ciudadana señala que si la exposición está fuera en la fachada, es imposible que no se deteriore y más después del tiempo que ha pasado. En ese sentido, cree que efectivamente habría que cuidarla “un poco más”, pero que tampoco se puede estar culpando siempre a las personas cuando se trata de “factores externos”, como en este caso.