En cuanto a la moción aprobada por el Congreso sobre lo sucedido en el Sáhara dijo que defiende los derechos humanos. El presidente Juan José Imbroda manifestó ayer que Marruecos debe "serenarse" para mantener las buenas relaciones con España, que se han visto afectadas por distintas circunstancias en los últimos meses.
A preguntas de los periodistas, el mandatario autonómico comentó que España y Marruecos deben "llevarse bien" y mantener unas relaciones "buenas", tal y como corresponde a dos países vecinos y con intereses comunes. No obstante, Imbroda precisó que no se puede es "crear una crispación mayor", algo que no conduce a nada.
En referencia a la manifestación anunciada por varias organizaciones a la frontera ceutí para "para reclamar la independencia de Ceuta y Melilla y los otros lugares bajo colonización española", dijo que le parece un "disparate", ya que no se trata de poner en marcha una carrera para ver "quién es el que más hace o el que más provoca".
Asimismo, afirmó que España es un estado democrático y libre donde la prensa "escribe lo que quiere escribir, porque está en su derecho, porque es completamente libre y no se le puede condicionar".
En cuanto a la moción aprobada por el Congreso sobre lo sucedido en el Sáhara ha dicho que "no es muy hiriente", sino que defiende los derechos humanos, algo básico para un país como España que defiende la libertad.
En opinión de Imbroda, se debe condenar un ataque a los derechos humanos en cualquier país donde se produzca."Hay que entender que las relaciones entre España y Marruecos tienen que ser buenas y que no sirve de nada que se monte una manifestación para intentar provocar a España a través de Ceuta, que es una ciudad tan española como Albacete o Cuenca", argumentó. Por ello, criticó la actitud de "algunos elementos convenientemente teledirigidos" que van a manifestarse "libremente entre comillas".
Imbroda deseó que la "sensatez" se imponga en Marruecos para que se baje el nivel y se solucionen los problemas que tiene este país, de acuerdo a los derechos humanos defendidos por la ONU y de acuerdo también a los propios intereses marroquíes.