Durante el último año han vuelto a Melilla 954 personas. Podría pensarse que es un dato de buena salud, una buena señal para la ciudad, pero la gente por la calle no percibe esa mejoría por ninguna parte.
Los empresarios, sin ir más lejos, están muy decepcionados con el Gobierno central, ya que creen que le está dando la espalda a Melilla. El presidente de la Asociación andaluza de la Empresa Familiar, que incluye a las dos ciudades autónomas, José Luis Martínez Lázaro, fue especialmente duro con el Gobierno central cuando se le inquirió por la situación actual y lo acusó de falsas promesas y continuos engaños. Para él, que la OPE pase por Melilla es un sinsentido y cree que sería mejor que los viajeros cogieran la ruta por Nador. La pregunta es si se puede obligar a eso e impedir a un viajero que coja el barco desde Almería a Melilla.
Otro que lleva tiempo muy descontento es el presidente de la patronal melillense, Enrique Alcoba, especialmente a cuenta de la retirada de la bonificación del 50 por ciento a la Seguridad Social, que los empresarios creen que está lastrando más si cabe el empleo. A ello, Martínez Lázaro añade la bonificación al transporte de mercancías. Asegura que entregó una propuesta sobre este asunto a la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, que esta obvió y metió en un cajón acto seguido.
Además, tiene claro que Marruecos nunca reabrirá la aduana porque no le interesa el tráfico de mercancías con Melilla y Ceuta. En fin, un panorama el que atisba bastante negro, al igual que Alcoba, quien ve muy negativo todo y lamenta especialmente la ausencia de inversiones del Gobierno en Melilla, si bien espera que, una vez han pasado las elecciones catalanas, el Ejecutivo de Pedro Sánchez mire un poco más hacia la parte sur del país.
La situación, así mirada, es ciertamente complicada, especialmente teniendo en cuenta que, debido a las reducidas competencias que posee la Ciudad Autónoma como ciudad autónoma que es Melilla, todo depende en gran medida del Gobierno central y de lo que este quiera o no quiera dar.
Bien es cierto que, al menos en la actualidad, no es un lugar que dé beneficios, sino que más bien provoca pérdidas al Estado, pero no se debería olvidar que no es Melilla el único lugar donde eso sucede y no por ello significa que tengan que dejarla olvidada en el cajón de sastre.
Por si fuera poco, la polémica alimentada durante los últimos tiempos sobre una supuesta y futurible cosoberanía con Marruecos no deja en buen lugar al Gobierno, pese a que algunos de sus miembros, entre ellos su delegada en la ciudad, hayan negado la posibilidad hasta la extenuación. Pero no vale de boquilla: para que los melillenses estén tranquilos, el Gobierno debería mostrar de manera decidida su apuesta clara e irrefutable por los territorios españoles en el norte de África. Como se suele decir, el camino se demuestra andando.