Con la llegada del buen tiempo, las alergias estacionales se convierten en un problema común para muchas personas. El polen, los ácaros, y otras sustancias irritantes comienzan a circular con más intensidad, desencadenando los síntomas propios de la alergia en una parte importante de la población. Los síntomas incluyen congestión nasal, estornudos, picazón en los ojos y garganta y, en algunos casos, dificultades para respirar. Aunque la automedicación y el uso de antihistamínicos son habituales, muchas personas prefieren buscar alternativas naturales o complementarias para aliviar sus molestias. En este contexto, la dieta puede desempeñar un papel crucial en la prevención y el tratamiento de los síntomas alérgicos.
Según la profesora del Máster de Nutrición Clínica de la Universidad Europea, Mónica Manzano, el hecho de incluir en nuestro día a día alimentos con alto contenido en antioxidantes (como las vitaminas C y E, flavonoides, carotenoides, entre otros) puede ayudar a reducir la inflamación y fortalecer el sistema inmunológico.
Alega Manzano que estos compuestos no sólo protegen a las células de los daños causados por los radicales libres, sino que también actúan como moduladores de las respuestas inflamatorias en el cuerpo, lo que resulta esencial para mitigar las reacciones alérgicas. Entre los alimentos ricos en antioxidantes, se encuentran las frutas cítricas como las naranjas, los limones y los kiwis, así como las bayas, como los arándanos y las fresas. También son recomendables los vegetales de hoja verde, como las espinacas, el kale y el brócoli, que contienen importantes nutrientes que favorecen una correcta respuesta del sistema inmune.
Además de los antioxidantes, ciertos ácidos grasos presentes en el pescado azul, como los omega-3, pueden ser útiles para aliviar la sintomatología alérgica. "El salmón, las sardinas y la caballa son ricos en estos ácidos grasos esenciales, que han demostrado tener propiedades antiinflamatorias". Otros alimentos que contienen omega-3 incluyen las semillas de chía, de lino y las nueces, que también pueden contribuir a mejorar la respuesta inmune y reducir la inflamación asociada con las alergias.
Por otro lado, la profesora Manzano advierte que el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares refinados y grasas saturadas, puede tener efectos negativos en la salud. Estos alimentos tienden a promover la inflamación en el cuerpo, lo que puede empeorar los síntomas de la alergia.
“Cuando se consumen en exceso, los alimentos ultraprocesados pueden desencadenar un aumento de la inflamación sistémica, lo que podría intensificar las reacciones alérgicas. Por eso, es importante evitar estos alimentos en la medida de lo posible, sobre todo durante la temporada de polen”.
Dieta mediterránea
En lugar de ello, recomienda seguir un patrón alimentario equilibrado y basado en la dieta mediterránea, que incluye una variedad de alimentos frescos y saludables, como legumbres, cereales integrales, hortalizas, frutas y proteínas magras. Manzano asevera que este tipo de alimentación no sólo favorece una mejor regulación de la respuesta alérgica, sino que también mejora el estado general de salud.
La dieta mediterránea, rica en fibra, antioxidantes y ácidos grasos saludables, es conocida por sus beneficios para la salud cardiovascular, pero también tiene un impacto positivo en la modulación del sistema inmune. A lo largo de los años, diversos estudios han demostrado que este patrón dietético contribuye a una mejor regulación de las reacciones alérgicas y a una menor inflamación crónica, lo que lo convierte en una excelente opción para aquellas personas que sufren de alergias estacionales.
Otro aspecto importante que menciona la profesora Manzano es la identificación de alimentos que podrían agravar los síntomas en personas con sensibilidades específicas o alergias alimentarias.
“Existen casos de reactividad cruzada entre pólenes y ciertos alimentos. Por ejemplo, el polen de abedul y frutas como la manzana, la pera o las zanahorias pueden causar una mayor irritación en la garganta o incluso en los labios y la boca. Este fenómeno se debe a que las proteínas de estos alimentos son similares a las que contienen los pólenes, lo que puede desencadenar una reacción alérgica”.
Es por ello que, en estos casos, es fundamental llevar un seguimiento adecuado de la dieta y buscar el asesoramiento nutricional adecuado para evitar reacciones no deseadas.
Fitoterapia
Además de una dieta equilibrada, Manzano también destaca el potencial de la fitoterapia y los suplementos naturales como coadyuvantes en el tratamiento de las alergias estacionales.
“La fitoterapia puede complementar, pero no reemplazar, un tratamiento médico. Algunas plantas y sustancias, como la quercetina, un flavonoide con propiedades antiinflamatorias, o la ortiga, se han sugerido como posibles aliados en la reducción de la sintomatología alérgica”.
Sin embargo, es importante recordar que el uso de suplementos debe ser supervisado por un profesional de la salud, ya que el consumo excesivo de ciertos suplementos o la interacción con otros medicamentos puede tener efectos adversos.
“Siempre es recomendable consultar a un especialista antes de incorporar suplementos a la dieta, ya que cada persona tiene necesidades específicas y lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra”.
Salud intestinal
Un aspecto adicional a tener en cuenta es la microbiota intestinal, un componente crucial del sistema inmune. La profesora Manzano menciona que la salud intestinal desempeña un papel importante en la regulación de la respuesta inmunológica, y ciertos alimentos prebióticos y probióticos pueden favorecer un equilibrio saludable de la microbiota, lo que puede ser útil en el manejo de las alergias estacionales.
Y es que alimentos como el ajo, la cebolla, el plátano y los espárragos son ricos en prebióticos, que ayudan a alimentar las bacterias buenas del intestino. Los probióticos, presentes en alimentos como el yogur, el kéfir o el chucrut, también favorecen una flora intestinal saludable, lo que puede ayudar a mejorar la respuesta inmune del cuerpo y reducir la inflamación asociada con las alergias.
A pesar de los beneficios potenciales de estos alimentos y suplementos, la profesora Manzano advierte sobre los riesgos de iniciar la suplementación por cuenta propia sin la orientación de un experto.
“El exceso de ciertos nutrientes o el uso inapropiado de suplementos puede ser perjudicial. Por ejemplo, algunos nutrientes, si se consumen en exceso, pueden tener efectos secundarios que agraven los síntomas de las alergias o incluso provocar otros problemas de salud. Por eso, siempre es esencial consultar con un profesional antes de incorporar cualquier tipo de suplementación a la rutina”.
Si bien la dieta y los suplementos pueden jugar un papel importante en el manejo de las alergias estacionales, es esencial mantener un enfoque equilibrado y consultar con un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en los hábitos alimentarios o de suplementación. Una dieta rica en antioxidantes, ácidos grasos saludables, prebióticos y probióticos, combinada con un estilo de vida saludable y un tratamiento médico adecuado, puede ayudar a reducir los síntomas alérgicos y mejorar la calidad de vida de las personas que padecen de estas reacciones estacionales.