Se les escapa una carcajada. Mamadou (nombre ficticio), maliense de 21 años, y cinco jóvenes más lograron entrar en Melilla a principios de octubre saltando la valla. Ríen cuando se les pregunta si fue la primera vez que se atrevieron a cruzar al otro lado. “Lo he intentado 18 o 20 veces. Es muy duro”, explica en francés el chico a El Faro, a las puertas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad.
El periplo de Mamadou para escapar de la guerra que asolaba a su país y de la falta de futuro en Mali comenzó hace dos años. No había avisado a su familia de los planes que tenía y solo lo contó cuando partió definitivamente hacia tierras europeas.
Carrera de obstáculos
Un largo viaje que ha recorrido mitad a pie, mitad en coche, para alcanzar el suelo y el sueño europeos. La primera etapa de la odisea de este joven fue llegar hasta Argelia. Desde ahí, continuó su recorrido hasta el vecino Marruecos. “Ha sido muy duro”, rememora.
Una vez que llegó al monte Gurugú, el sueño parecía cercano: de un simple vistazo, ya podía intuir Melilla, Europa. Pero no fue tan fácil. Porque a pesar de todos obstáculos que tuvo que sortear desde que dejó Mali, todavía le quedaba el desafío más grande: lograr saltar el vallado que separa España de Marruecos.
“Hay un montón de obstáculos como, por ejemplo, la seguridad de la valla”, explica. No obstante y a pesar de sus innumerables intentos fallidos de acceder a Melilla, dice que en ningún momento pensó en tirar la toalla y regresar de nuevo a su país, aunque la alegría y esperanza que ponían en cada intento de aproximación a la verja se convirtieran luego en decepción.
Intentos fallidos
El joven relata que los agentes marroquíes han logrado impedir su entrada a nuestra ciudad en numerosas ocasiones. Pero a principios de octubre, Mamadou y otros cinco jóvenes conseguían finalmente burlar los obstáculos y corear ‘boza’ (expresión que significa victoria y con la que los migrantes suelen celebrar el triunfo cuando traspasan las fronteras) tras saltar la valla de Melilla.
No obstante, desde la Delegación del Gobierno en Melilla explicaron a El Faro que no tienen constancia de ningún pequeño salto al vallado de nuestra ciudad por esas fechas.
El Ministerio del Interior hizo público ayer su último informe quincenal sobre entradas de inmigrantes de forma irregular a España. En el caso de Melilla, en octubre llegaron 668 personas a nuestra ciudad. La mayoría de ellos accedieron por vía terrestre, forma en que entraron Mamadou y sus cinco amigos, según el relato del joven.
En concreto, 620 personas llegaron a nuestra ciudad el pasado mes por vía terrestre, mientras que los 48 restantes accedieron por vía marítima, a bordo de tres pateras. Hay que recordar que el pasado 21 de octubre hubo un salto a la valla multitudinario: 209 subsaharianos consiguieron entrar. Poco después de llegar, uno de ellos falleció.
Los militares marroquíes no se lo pusieron fácil a Mamadou y sus compañeros, según relatan. “Nos tiraban piedras y nos pegaban”, dicen otros de los chicos. De hecho, el joven maliense detalla que resultó herido levemente en el muslo aunque ya se ha recuperado.
Ahora reside en el CETI, donde dice que está muy contento. Está yendo a clases de español a la espera de que les den salida hacia la península. Mamadou ha solicitado asilo y espera partir de Melilla “en un mes o dos”. No conoce a nadie en España ni en ningún otro país europeo por lo que no tiene preferencias de destino.
Su único sueño es conseguir un trabajo en la península. Tiene conocimientos de electricidad y espera que le ayuden a encontrar un empleo. Su reto es buscar un porvenir que hasta ahora se le ha negado.
Gasta tus energías en trabajar en tu país, aquí no queremos mas garrapatas agresivas!!