La capital tailandesa, Bangkok, es el punto de partida ideal para cualquier ruta por el país. Una ciudad que mezcla tradición y modernidad, templos dorados y rascacielos de cristal, mercados flotantes y centros comerciales de lujo.
Comienza el recorrido visitando el Gran Palacio Real, un complejo arquitectónico impresionante que fue residencia oficial del rey hasta mediados del siglo XX. En su interior se encuentra el Wat Phra Kaew, hogar del Buda Esmeralda, una de las figuras más veneradas del budismo tailandés.
Muy cerca, el Wat Pho, conocido por su enorme Buda reclinado de 46 metros, ofrece una experiencia más tranquila y espiritual. También puedes visitar el Wat Arun (Templo del Amanecer), al otro lado del río Chao Phraya, cuya torre central se eleva majestuosamente sobre el agua.
Por la tarde, disfruta de un paseo en barco por los canales (klongs) de Thonburi, que revelan una cara más tradicional y menos turística de la ciudad. Para la noche, la calle Khao San Road ofrece ambiente mochilero, comida callejera y bares animados.
Ayutthaya: la antigua capital del reino de Siam
A poco más de una hora al norte de Bangkok se encuentra Ayutthaya, la que fue una de las ciudades más prósperas de Asia hasta su destrucción en el siglo XVIII por los birmanos. Hoy, es un parque histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Recorre sus ruinas en bicicleta para visitar templos como el Wat Mahathat, famoso por la cabeza de Buda entrelazada en las raíces de un árbol, y el Wat Phra Si Sanphet, con sus icónicas estupas. Es un lugar que permite imaginar la grandeza del antiguo reino de Siam.
Chiang Mai y Chiang Rai: la esencia del norte tailandés
Desde Bangkok puedes tomar un tren nocturno o un vuelo hasta Chiang Mai, capital cultural del norte del país. Esta ciudad amurallada está rodeada de montañas, templos y naturaleza. Aquí puedes visitar el Wat Phra Singh y el Wat Chedi Luang, además de recorrer sus mercados nocturnos llenos de artesanía local y gastronomía tailandesa.
Uno de los puntos más altos del viaje es el ascenso al Wat Phra That Doi Suthep, situado en una montaña a las afueras de la ciudad. Desde allí se obtiene una vista panorámica de Chiang Mai.
Si deseas tener contacto con elefantes, hazlo en santuarios éticos como Elephant Nature Park, donde se rescata y cuida a estos animales lejos de la explotación turística.
Desde Chiang Mai puedes hacer una excursión a Chiang Rai, donde se encuentra el impactante Templo Blanco (Wat Rong Khun), una obra contemporánea tan fascinante como surrealista. También puedes visitar el Templo Azul (Wat Rong Suea Ten) y la Casa Negra (Baan Dam Museum).
Sur de Tailandia: playas, islas y naturaleza tropical
Después de empaparte de cultura e historia en el norte, es momento de poner rumbo al sur para disfrutar del mar cristalino y las playas de ensueño. El sur de Tailandia ofrece dos costas diferentes: el mar de Andamán (oeste) y el golfo de Tailandia (este).
Krabi y las islas Phi Phi
Krabi es uno de los destinos más completos, con acceso a lugares icónicos como Railay Beach, famosa por sus acantilados y cuevas, o las islas Phi Phi, un conjunto de islas paradisíacas donde se encuentra la célebre Maya Bay, famosa por la película La playa. También puedes hacer snorkel, kayak o simplemente relajarte frente al mar turquesa.
Phuket: lujo y diversión
La isla más grande de Tailandia, Phuket, ofrece una combinación de resorts de lujo, vida nocturna en Patong Beach, y playas más tranquilas como Kata o Nai Harn. Desde aquí también puedes tomar excursiones en barco a la bahía de Phang Nga, donde se encuentra la icónica isla de James Bond.
Koh Samui, Koh Phangan y Koh Tao
En la costa este, Koh Samui es perfecta para quienes buscan un destino equilibrado entre descanso y actividad. La vecina Koh Phangan es conocida por sus Full Moon Parties, aunque también tiene playas tranquilas. Y Koh Tao es uno de los mejores lugares del mundo para aprender buceo, con aguas cristalinas y rica vida marina.
Naturaleza, aventura y gastronomía tailandesa
Tailandia también es ideal para los amantes de la naturaleza y la aventura. Puedes hacer rutas de senderismo en el Parque Nacional de Khao Sok, navegar entre manglares o hacer escalada en Railay. Los amantes del submarinismo pueden explorar los arrecifes de coral en Koh Tao o las Islas Similan.
En cuanto a la gastronomía, no puedes dejar de probar clásicos como el Pad Thai, el Som Tum (ensalada de papaya verde), el Tom Yum (sopa picante de camarones) y el Massaman Curry. En cada región descubrirás sabores distintos, desde el picante del sur hasta los platos más suaves del norte.
Además, los mercados callejeros son un espectáculo en sí mismos, con opciones que van desde brochetas de pollo hasta insectos fritos para los más atrevidos.
Cultura, espiritualidad y respeto local
Tailandia es conocida como la “Tierra de las Sonrisas”, no solo por la hospitalidad de su gente, sino también por la fuerte carga espiritual que impregna la vida cotidiana. Al visitar templos, es importante vestirse con respeto (hombros y piernas cubiertos), y descalzarse antes de entrar.
También es habitual ver a monjes budistas por las calles, y conviene saber que no se les debe tocar, especialmente si eres mujer.
Participar en una ceremonia budista, tomar una clase de meditación o incluso hacer un retiro espiritual son experiencias transformadoras que muchos viajeros deciden incluir en su ruta.