Uno de los padecimientos del sistema digestivo que más en boca de todos está ultimamente es el SIBO. Una patología muy sonada en los últimos meses debido a que ciertas personalidades del mundo de las redes sociales han compartido con sus seguidores. A raíz de estas publicaciones, han salido a la luz numerosos comentarios de usuarios que también están sufriendo el SIBO.
Para arrojar luz a los lectores acerca de qué es, qué puede causarlo y qué recomendaciones deben seguir las personas que lo padecen, El Faro ha consultado a la dietista Marta López Ortuño.
"El SIBO, por sus siglas en inglés, significa sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. Es una afección donde hay una proliferación anormal de bacterias en el intestino delgado, un área del sistema digestivo que normalmente tiene un bajo contenido bacteriano en comparación con el intestino grueso. Este desequilibrio puede alterar el funcionamiento normal del intestino delgado y causar una variedad de síntomas gastrointestinales", explica la experta.
Entre todos estos síntomas que se pueden desencadenar en el organismo se encuentran:
- Problemas Digestivos: los síntomas más comunes incluyen hinchazón, distensión abdominal, gases, diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos. Estos síntomas se deben a la fermentación de los alimentos no digeridos por las bacterias en el intestino delgado.
- Malabsorción de Nutrientes: la presencia excesiva de bacterias puede interferir con la digestión y absorción de nutrientes esenciales como vitaminas (especialmente la B12) y minerales. Esto puede llevar a deficiencias nutricionales, pérdida de peso y, en casos graves, a la desnutrición.
- Dolor Abdominal: las bacterias en exceso pueden producir gases y subproductos que irritan la mucosa intestinal, causando dolor y malestar abdominal.
- Inflamación y daño a la mucosa intestinal: la proliferación bacteriana puede dañar la mucosa del intestino delgado, lo que puede llevar a una mayor permeabilidad intestinal, comúnmente conocida como "intestino permeable". Esto puede permitir que toxinas y bacterias ingresen al torrente sanguíneo, contribuyendo a una respuesta inflamatoria sistémica.
- Síntomas sistémicos: además de los síntomas gastrointestinales, algunas personas pueden experimentar fatiga, debilidad, dolores musculares y articulares, y problemas de concentración, como resultado de la malabsorción de nutrientes y la inflamación sistémica.
Según aclara, el tratamiento del SIBO generalmente incluye antibióticos específicos para reducir el número de bacterias en el intestino delgado, cambios dietéticos para minimizar la fermentación de los alimentos y, en algunos casos, probióticos y suplementos nutricionales para restaurar el equilibrio microbiano y corregir las deficiencias nutricionales.
"Como dietista, es crucial trabajar de la mano con otros profesionales de la salud para ofrecer un enfoque integral y personalizado en el tratamiento del SIBO, adaptando la dieta y los suplementos a las necesidades específicas de cada paciente", recalca.
¿Puede estar relacionado este síndrome con la alimentación o estar provocado por eso? López Ortuño resalta que este síndrome no es provocado únicamente por la alimentación, pero esta puede influir significativamente en su desarrollo y síntomas.
Alimentos ricos en ciertos tipos de carbohidratos, conocidos como FODMAPs, pueden fermentarse en el intestino delgado, favoreciendo el crecimiento bacteriano. Además, una dieta baja en fibra puede reducir la motilidad intestinal, lo que puede contribuir al sobrecrecimiento bacteriano al no eliminar eficazmente las bacterias del intestino delgado.
"La alimentación puede condicionar una mayor predisposición al SIBO de varias maneras. Una dieta alta en carbohidratos refinados y azúcares proporciona un entorno ideal para que las bacterias crezcan en exceso. Además, una ingesta insuficiente de fibra puede llevar a una motilidad intestinal lenta, lo que facilita el sobrecrecimiento bacteriano", explica.
Sin embargo, detalla que es importante destacar que otros factores, como problemas de motilidad intestinal, uso prolongado de ciertos medicamentos y condiciones médicas subyacentes, también juegan un papel crucial en la predisposición al SIBO.
"En mi práctica, siempre recomiendo una dieta equilibrada y personalizada, que incluya una cantidad adecuada de fibra y evite excesos de alimentos fermentables, para apoyar una salud intestinal óptima y prevenir problemas como el SIBO", insiste.
Entonces, ¿qué alimentos son buenos para las personas que lo padecen? "Para una persona con SIBO, una dieta baja en FODMAPs suele ser beneficiosa. Esta dieta implica reducir la ingesta de ciertos tipos de carbohidratos fermentables que las bacterias del intestino delgado pueden descomponer y fermentar, produciendo gases y otros subproductos que causan malestar".
Entre estos productos que son "buenos", encontramos:
- Proteínas magras: pollo, pavo, pescado y huevos suelen ser bien tolerados y no fermentan en el intestino.
- Vegetales bajos en FODMAPs: espinacas , zanahorias, pepinos, calabacines.
- Frutas bajas en FODMAPs: fresas, arándanos, uvas, plátanos maduros.
- Granos sin gluten: arroz, avena sin gluten, quinoa.
Además de seguir una dieta baja en FODMAPs, remarca que es crucial mantener una hidratación adecuada y considerar la suplementación con probióticos y prebióticos bajo la supervisión de un profesional de la salud, ya que estos pueden ayudar a restablecer el equilibrio bacteriano en el intestino.
Por el contrario, destaca que sería recomendable evitar o limitar alimentos altos en FODMAPs, ya que estos pueden exacerbar los síntomas de SIBO. Algunos de estos alimentos incluyen:
- Frutas altas en azúcar: manzanas, peras, mangos, sandías.
- Verduras :brócoli, coliflor, cebolla, ajo.
- Legumbres:frijoles, lentejas, garbanzos.
- Lácteos: productos que contienen lactosa, como leche, queso blando y yogur.
- Granos :trigo, cebada, centeno.
"Estos alimentos son difíciles de digerir y pueden fermentar en el intestino delgado, agravando los síntomas", advierte López Ortuño.
Antes de que saliera a la luz pública, este síndrome no era muy conocido y las personas que lo padecían podían considerar como normal los síntomas que produce. Además del SIBO, existen varias afecciones comunes del aparato digestivo que pueden presentar síntomas similares a los del SIBO o afectar significativamente la calidad de vida de las personas.
- Síndrome del Intestino Irritable (SII): el SII es una afección crónica que causa dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea y/o estreñimiento. Aunque las causas exactas no se conocen, factores como el estrés, la dieta y la motilidad intestinal pueden contribuir a sus síntomas.
- Celiaquía: es una enfermedad autoinmune en la que la ingestión de gluten (proteína presente en el trigo, cebada y centeno) provoca daño en el revestimiento del intestino delgado, lo que lleva a problemas de absorción de nutrientes, dolor abdominal, diarrea, pérdida de peso y fatiga.
- Enfermedad de Crohn: una enfermedad inflamatoria intestinal que puede afectar cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano. Los síntomas incluyen dolor abdominal, diarrea crónica, fatiga, pérdida de peso y deficiencias nutricionales.
- Colitis Ulcerosa: causa inflamación y úlceras en el revestimiento del colon y el recto. Los síntomas principales son diarrea con sangre, dolor abdominal, urgencia para defecar y pérdida de peso.
- Gastroenteritis: una infección del estómago e intestinos que causa diarrea, vómitos, dolor abdominal y fiebre. Puede ser causada por virus, bacterias o parásitos.
- Reflujo Gastroesofágico (ERGE): es una afección donde el ácido del estómago sube al esófago, causando ardor de estómago, regurgitación, dolor torácico y, en casos severos, daño esofágico.
- Diverticulosis y Diverticulitis: la diverticulosis implica la formación de pequeños sacos (divertículos) en la pared del colon. La diverticulitis ocurre cuando estos sacos se inflaman o infectan, causando dolor abdominal, fiebre y cambios en los hábitos intestinales.
- Intolerancia a la Lactosa: es una condición donde el cuerpo no puede digerir la lactosa, un azúcar presente en los productos lácteos, causando gases, hinchazón, diarrea y dolor abdominal después de consumir lácteos.
- Pancreatitis: inflamación del páncreas que puede ser aguda o crónica. Los síntomas incluyen dolor abdominal severo, náuseas, vómitos y, en casos crónicos, problemas de digestión y absorción de nutrientes.
- Enfermedades Hepáticas: afecciones como la hepatitis, la cirrosis y el hígado graso pueden afectar la función digestiva y causar síntomas como dolor abdominal, hinchazón, ictericia y pérdida de apetito.
Estos síndromes y afecciones pueden tener un impacto significativo en la salud y el bienestar de los individuos. Por este motivo, recuerda que es fundamental buscar atención médica adecuada y personalizada para el diagnóstico y manejo de estos problemas digestivos.