España, Reino Unido y la Comisión Europea han llegado a un acuerdo con respecto a Gibraltar con el fin de adecuar el estatus de la colonia británica al Brexit, una decisión que sacó a los ingleses de la Unión Europea. En definitiva, el pacto se limita a quitar los controles del Peñón para que los españoles que trabajan allí (unos 15.000) puedan cruzar sin problemas y establecer patrullas conjuntas España-Reunido Unido en el puerto y el aeropuerto. Eso es todo: el tema de la soberanía ni siquiera se ha tocado, ni tampoco tiene visos de que vaya a plantearse ni siquiera a medio plazo.
A raíz de esa noticia han surgido voces que pretenden establecer un paralelismo entre la situación de Gibraltar y las de Ceuta y Melilla. Y no, no son en modo alguno asimilables por cuanto que las dos ciudades autónomas de España en el norte de África nunca han sido consideradas colonias por el derecho y las instituciones internacionales, algo que no puede decir el Peñón. La pertenencia de las localidades norteafricanas a España están fuera de toda duda porque la avalan razones históricas; Melilla es española desde hace más de 500 años, cuando ni siquiera existía ni existía en proyecto el reino de Marruecos.
Flaco favor ha hecho el presidente del Partido Popular en Cataluña, Alejandro Fernández, a los intereses melillenses. En su intento por atizarle a Sánchez y a su Gobierno, Fernández no tuvo otro argumento que utilizar la posibilidad de que lo sucedido con Gibraltar sea una especie de experimento para una futura cosoberanía de Ceuta y Melilla con los marroquíes. Parece mentira que un dirigente político de su altura eligiera precisamente ese tema para criticar al PSOE cuando hay razones de sobra para hacerlo sin necesidad de crear malestar entre ceutíes y melillenses.
CpM, por su parte, también entiende que se abre ahora un debate sobre el futuro de la ciudad. ¿Por qué habría que hablar de ese asunto? Por si todavía hay gente que no se ha enterado, el marco jurídico-político de Gibraltar no tiene absolutamente nada que ver con el de Melilla y ya está bien de abrir melones que, además de se falaces, no se corresponden con la realidad.
De ninguna de las maneras se pueden equiparar las características de un territorio y otros. Solo los polemistas, los desinformados, los incultos y los que defienden cosas raras de acuerdos con el otro lado de la frontera pueden querer abrir un debate que ni la historia, ni el derecho, ni la política respaldan.