Melilla se ha detenido este lunes para rendir tributo a la memoria de los 188 policías nacionales asesinados por el terrorismo. El acto, cargado de solemnidad y recogimiento, ha tenido lugar en el Parque Hernández a las ocho en punto y ha servido como punto de encuentro para autoridades civiles y militares, representantes institucionales, sindicatos, cuerpos de seguridad, familiares de las víctimas y numerosos ciudadanos que quisieron mostrar su respeto.
El homenaje se enmarca en el Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional, instaurado oficialmente por la Dirección General de la Policía en 2024, con el objetivo de mantener viva la memoria de quienes murieron cumpliendo con su deber.
El acto ha comenzado con la delegada del Gobierno, Sabrina Moh y el comandante general, Luis Cortés pasando revista. A continuación, varios compañeros de la Policía Nacional han procedido a la lectura de los nombres de los 188 agentes asesinados en atentados perpetrados por distintos grupos terroristas a lo largo de las últimas seis décadas. Ha sido, probablemente, el momento más sobrecogedor de la ceremonia. Cada nombre ha resonado como una llamada a la memoria, como un recordatorio de que la libertad y la seguridad en España han tenido, y siguen teniendo, un precio.
Tras la lectura, el Jefe Superior de Policía de Melilla, José Antonio Togores, ha tomado la palabra. “Solo me queda rendir homenaje a todos los que, prestando servicio en defensa de nuestros derechos y libertades, dieron su vida convirtiéndose en auténticos héroes”, ha comenzado. Además, ha subrayado que la Policía Nacional ha estado siempre en la primera línea frente al terror, pagando un alto precio por su compromiso con el Estado de Derecho.
Togores no querido dejar pasar la oportunidad de recordar a dos hijos de Melilla que murieron víctimas del terrorismo en otras ciudades de España: Diego García Calderón, asesinado por el GRAPO en Barcelona en 1982 cuando tenía 34 años y Juan José Visiedo Calero, asesinado por ETA en Pamplona en 1984 con tan solo 26 años. “Descansen en paz estos dos policías que dieron su vida por España, por los españoles y por los melillenses”, ha relatado el jefe superior de la Policía Nacional de Melilla con la voz firme, aunque visiblemente emocionado.
Tampoco ha olvidado la figura de María José García Sánchez, inspectora de policía y una de las primeras mujeres en acceder al cuerpo. Fue asesinada por ETA en Zarauz el 16 de junio de 1981 con apenas 23 años. Su historia, ha recordado Togores, “simboliza el sacrificio de una generación de agentes que se enfrentó al terror con valentía, hasta el último aliento”.
El responsable policial ha subrayado que, aunque ETA ya no actúe, el terrorismo sigue siendo una amenaza real. “El yihadismo, los lobos solitarios y otros radicalismos siguen presentes. La Policía Nacional lo tiene muy en cuenta a la hora de definir sus prioridades operativas”, ha señalado, destacando que en los últimos años se han evitado numerosos atentados gracias al trabajo de prevención y vigilancia.
A continuación, ha llegado el turno de la Delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, quien también ha apelado a la memoria, el compromiso y el respeto. “Hoy no es un día cualquiera”, ha recalcado, mirando a los presentes. “Nos reunimos con el máximo respeto para rendir homenaje a 188 mujeres y hombres cuyas vidas fueron arrebatadas por cumplir con su juramento: proteger y servir a España y a su ciudadanía”.
Moh ha querido poner rostro humano a las cifras. “Fueron policías, sí, pero también padres, madres, hijos, hijas, amigos… personas con sueños, con familias, con toda una vida por delante. Y aunque el vacío que dejaron es imposible de llenar, queremos enviar nuestro cariño y recordar que sus nombres siempre quedarán grabados en el corazón de esta institución”, ha afirmado.
La Delegada del Gobierno ha subrayado que este homenaje debe servir también para reafirmar el compromiso de toda la sociedad con la libertad, la justicia y la democracia, frente a cualquier forma de violencia o intolerancia. “No hay excusas para justificar el odio ni el terror”, ha sentenciado.
En los minutos finales del acto, Moh ha pedido a todos los presentes que alzaran la voz para proclamar juntos: “¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Policía Nacional!”. A continuación, se ha realizado el toque de oración, seguido de una salva de fusilería que ha puesto fin a la ceremonia en un ambiente de profundo respeto y emoción contenida.
En un escenario rodeado de uniformes, lágrimas discretas y silencios compartidos, Melilla ha honrado con dignidad a sus héroes caídos. Porque como ha recordado uno de los versos leídos al final del acto, "lo demandó el honor y obedecieron, los requirió el deber y lo acataron; con su sangre la empresa rubricaron, con su esfuerzo la Patria engrandecieron. Fueron grandes y fuertes, porque fueron fieles al juramento que empeñaron. Por eso, como valientes lucharon, y como héroes murieron. Por la Patria morir fue su destino, querer a España, su pasión eterna, servir en los Ejércitos, su vocación y sino. No quisieron servir a otra Bandera, no quisieron andar otro camino, no supieron vivir de otra manera"
Un homenaje que no sólo mira al pasado, sino que también proyecta un mensaje claro al futuro: su sacrificio no será olvidado.