Este domingo, a las 10.30 de la mañana, Melilla acogió una nueva edición de la Ruta Sefardí, una propuesta cultural de carácter gratuito que tiene como objetivo difundir el legado de la comunidad judía sefardí en la ciudad.
Con punto de encuentro en la Plaza de los Aljibes, situada en el corazón de Melilla la Vieja, esta actividad se consolida como una de las más significativas en el calendario cultural melillense, impulsada por la Consejería de Turismo.
La guía del recorrido fue María Elena Fernández Díaz, historiadora local y gran conocedora del patrimonio sefardí, quien desde hace años lidera esta iniciativa con rigor y pasión. "Es otra de las rutas que vamos realizando anualmente con el apoyo de la Consejería de Turismo de la ciudad de Melilla sobre los orígenes de la comunidad judía sefardí de nuestra ciudad", afirmó al inicio de la actividad.
En esta ocasión, la ruta contó con la participación de 30 personas, entre melillenses y visitantes interesados en conocer una parte fundamental de la historia local. La visita comenzó con una introducción histórica en la zona alta, frente a los museos de la ciudadela, donde Fernández hizo una presentación general sobre el asentamiento judío en Melilla y cómo, a lo largo del tiempo, esta comunidad llegó a formar parte del entramado social y económico del enclave norteafricano.
"El itinerario se inicia en la parte alta, en la plaza de la zona de arriba de los museos, y se inicia allí para poder llegar tranquilamente a las tres sinagogas donde estaban ubicadas en su momento", explicó Fernández. "A fecha de hoy, no están porque desaparecieron en 1916 aproximadamente, para trasladarlas al centro".
La ruta se centró en revivir la memoria de los tres espacios de oración judíos que existieron en la ciudad antigua antes del traslado de la comunidad al área central. Aunque los edificios originales ya no existen, la guía trazó un recorrido simbólico por sus ubicaciones, aportando datos sobre la vida religiosa, social y familiar de los sefardíes melillenses. La narración se enriqueció con referencias a documentos históricos y testimonios de época, haciendo del paseo una experiencia tanto educativa como emocional.
Una de las paradas más significativas fue la visita a la actual sinagoga de D. Yamin Benarroch, situada en la calle López Moreno. Allí, el encargado de continuar con la explicación fue Moisés Murciano, colaborador habitual en estas rutas. Él fue el responsable de introducir a los asistentes en las tradiciones religiosas judías, su simbología y las formas de oración. "Es allí donde Moisés explicará todas las tradiciones, las costumbres del pueblo judío y todo lo relacionado con ese espacio de oración", señaló Fernández.
Aunque en un primer momento se había contemplado la posibilidad de incluir una visita al cementerio judío, finalmente se descartó.
Con una duración de aproximada de dos horas y media, la ruta combinó el paseo al aire libre por la ciudad histórica con paradas interpretativas en lugares clave para el recuerdo de la presencia sefardí.
Los participantes no solo conocieron los hechos históricos, sino también las costumbres cotidianas, los rituales y el modo de vida de esta comunidad durante siglos ha formado parte del alma plural de Melilla.
Estas rutas se están celebrando cada domingo durante el mes de mayo, aunque desde la organización se están planteando ampliar su frecuencia ante la llegada del verano. "Este mes lo estamos haciendo todos los domingos, pero claro, en verano, sabes que hay mucho tránsito de gente", explicó la guía.
"No sabemos si lo vamos a hacer el jueves y domingo o martes y domingo. Procuraremos darle una oferta a todo el público que viene a Melilla".
La gratuidad de estas visitas es otro de los elementos que hacen de la Ruta Sefardí una actividad inclusiva y abierta a toda la ciudadanía. "Estas que estamos haciendo hoy son gratuitas, por ahora", afirmó la guía, destacando la importancia del respaldo institucional que permite llevar a cabo este tipo de iniciativas.
A través de este proyecto, Melilla no solo recupera parte de su historia menos visible, sino que también refuerza su identidad como ciudad de encuentro entre culturas. La Ruta Sefardí representa un ejercicio de memoria colectiva que permite a quienes participan, comprender mejor el pasado y valorar la riqueza del presente multicultural melillense.
Lejos de ser un simple recorrido, esta ruta se ha convertido en una herramienta pedagógica y de sensibilización, especialmente útil en tiempos donde la convivencia multicultural merece ser defendida y celebrada. La historia sefardí de Melilla, a través de estas visitas, sigue viva en sus calles, en la voz de sus guías y en el interés de quienes, domingo tras domingo, se suman a descubrirla.