Las ventas en periodo de rebajas del mes de agosto han ido bastante bien en lo referente a las franquicias establecidas en Melilla, sin embargo ha sido bastante precario en lo que concierne a las tiendas particulares, donde las ventas han bajado incluso si se toma como referencia el año anterior.
Dentro de los ámbitos que las ventas han sido prácticamente iguales se puede afirmar que han sido la venta de productos de necesidad médico-sanitaria, como las armaduras y graduación de gafas, Los perfumes no se han visto demasiado afectados tampoco por esta decadencia, pero tiendas como Zara, Esfera, Parfois, han vendido bastante bien debido a que han sido muchos los melillenses que se han quedado este año en Melilla y este hecho está resultando en la recuperación paulatina del sector.
No obstante, el problema viene en las tiendas particulares sobre todo en lo que se refiere a prendas de vestir. Éstas siguen siendo perjudicadas aquejándose de que el tráfico de personas sigue siendo bastante escaso y por lo tanto, por mucho que se rebaje el producto, el número de compradores es poco y con un pequeño poder adquisitivo.
Todos coinciden que han sido bastante buenos los primeros cinco o diez días de agosto, después las ventas han decaído incluso si se tiene en cuenta el año anterior.
Hay algo que es común en este ámbito, y es que las ventas han decaído si se toma como referencia los años anteriores del Covid 19.
A pesar de que son los negocios grandes como las franquicias lo que se está recuperando, y también los comercios que tienen la suficiente solvencia económica como para hacer rebajas que impliquen la venta de un producto a un cincuenta por ciento del valor original de su precio de venta al publico, son los únicos que ven como las ventas se recuperan.
La mayor parte de los negocios ven con muy buenos ojos lo que ha sucedido este verano de que los melillenses hayan preferido disfrutar de sus playas e invertir los posibles gastos dentro de su ciudad a salir fuera y gastar los beneficios pecuniarios que se adquieren en Melilla.
Esta actitud está dando resultado y los comerciantes se están percatando de ello, ya que suelen ser caras muy conocidas y con el acento del habla melillense quienes entran en sus tiendas y compran.
El turismo crucerista no ha aportado nada al comercio de Melilla, ni a nivel de franqiuicias o a nivel de tiendas particulares. Según los comerciantes ha sido un proyecto fracasado, aunque no es algo molesto. “Ellos vienen, entran, miran, no hablan y se van lo mismo que han venido”. No así, el melillense sabe lo que quiere, “algunos entran por productos que llevan en la tienda seis meses y esperan a que esté rebajado para comprarlo. La verdad es que estas cosas nos gustan y nos divierten. Ver que el cliente nos lleva en mente durante medio año y sabe esperar las ofertas que les ofrecemos”.
Melilla es una ciudad que ofrece productos de consumo muy variados y de muy buena calidad, existen franquicias de primera categoría en el vestir, dignas de la ropa que se puede adquirir en la calle Serrano de Madrid, como Mónaco, Donovan Miller, Milán y algo de calidad pero a un nivel medio y asequible como Lacoste, en comercial Castilla, además de otros establecimientos.
Rual trae marcas de primerísima calidad, tanto en el ámbito anglosajón italiano y español. Los precios no son costosos si se compara con los peninsulares y luego están los productos de Zara y Esfera que nos dan una excelente calidad por precios muy asequibles. Por lo que según algunas personas a pie de calle, “la fiebre de irse a Málaga a comprar está desapareciendo”.
Hace pocos años y todavía se lleva a cabo esta práctica, mucha gente iba a Málaga por la noche para salir a desayunar en suelo malacitano y luego se iba a comprar a las superficies comerciales de Larios y El Corte Inglés, para venir en el barco del mediodía. Ahora con la ubicación de la superficie comercial del Parque Murias ubicado a las afueras del barrio del Real, y con una nueva conciencia de sentirse melillense, la ciudadanía se está dando cuenta poco a poco de las grandes capacidades que tiene Melilla para satisfacer las necesidades de su ciudadanía en todos los ámbitos.
En opinión de algunos comerciantes, este tipo de actitudes son normales, debido a que con el cierre de la frontera, “cuando alguien se ve algo agredido se envalentona y se auto-afirma con más fuerza”.
Sin embargo son muchos los comerciantes, sobre todo responsables de asociaciones del sector quienes sopesan la situación y afirman que la ciudadanía no tiene la suficiente demanda como para solventar la oferta de los comercios que existen en Melilla por lo que muchos se ven obligados a cerrar.