La Casa de Melilla en Alicante, una entidad con más de medio siglo de historia, ha cerrado sus puertas tras ser durante décadas un punto de encuentro y referencia para los melillenses residentes en la Comunidad Valenciana. Fundada en 1987, esta casa regional se creó con el objetivo de mantener vivos los lazos culturales, sociales y afectivos con la ciudad autónoma de Melilla, promoviendo actividades que iban desde reuniones sociales, jornadas culturales, gastronomía típica, hasta eventos religiosos y celebraciones tradicionales.
El cierre de la institución se ha producido como consecuencia del envejecimiento de sus socios fundadores y la imposibilidad de asegurar un relevo generacional que garantizara la continuidad del proyecto. Manuel, uno de los miembros más antiguos de la Casa, ha explicado que “desde que se compró ya dijimos que, si algún día se vendía, sería para Melilla”. Y así ha sido. Cumpliendo lo dispuesto en los estatutos de la entidad (que indicaban que, en caso de disolución, los recursos debían revertir en beneficio de Melilla), se ha procedido a la venta del inmueble y a la donación íntegra de los beneficios obtenidos.
La suma recaudada, un total de 80.000 euros, ha sido repartida a partes iguales entre dos instituciones sociales de gran arraigo y labor en Melilla: la Congregación de las Esclavas de la Inmaculada Niña, más conocida como 'la Divina Infantita', y el Centro María Cristina. Ambas entidades recibirán 40.000 euros, destinados exclusivamente a la obra social que desarrollan en la ciudad.
El anuncio ha sido realizado por el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, quien ha agradecido profundamente la generosidad de los miembros de la Casa de Melilla en Alicante. “Han tenido la amabilidad, la generosidad y la honradez de decidir que este dinero, el que obtuvieron con la venta, se quedara en Melilla”, ha expresado Imbroda durante el acto de entrega del cheque. “Nos llamaron y nos dijeron: ¿qué labor social se puede apoyar aquí? Y pensamos inmediatamente en estos centros”, ha añadido.
El único requisito impuesto por los donantes era que el dinero no saliera de Melilla y así se ha respetado. “Dijimos este dinero es para vuestra obra social en Melilla, no para otras sedes o casas de madres. Porque aquí se necesita esto y mucho más”, ha recalcado Imbroda, quien también ha reconocido que él se limitó a ser un “presentador”, pues la verdadera labor solidaria fue impulsada por los socios de la Casa y las entidades beneficiadas.
La Divina Infantita lleva más de un siglo dedicada a la protección de la infancia vulnerable en Melilla. Fundada en 1923, esta congregación ha trabajado incansablemente en la educación, el cuidado y la formación de niñas en situación de exclusión, muchas veces menores no acompañadas o con familias desestructuradas. Su labor ha sido reconocida oficialmente en varias ocasiones, como cuando en 2023 recibieron el premio “Lourdes Carballa” por su defensa de la infancia.
El Centro María Cristina, por su parte, centra su atención en mujeres y familias en riesgo de exclusión social. Proporcionan servicios de acogida, asistencia básica, orientación y formación para fomentar la autonomía y la reintegración social. Su papel dentro del sistema de apoyo comunitario de Melilla es esencial, especialmente en un contexto en el que la presión migratoria y la crisis económica aumentan la demanda de estos recursos.
Durante su intervención, Manuel ha recordado lo difícil que fue cerrar la casa. “Ya somos mayores… El más joven de nosotros tiene 72 años. Cuando el presidente de la casa murió, no teníamos ni la firma. Fue un proceso largo, pero sabíamos lo que queríamos: que el dinero se destinara a nuestra tierra, a Melilla”. También ha agradecido a las religiosas por su labor. “Son ellas las que hacen el trabajo, no nosotros”.
Esta acción no solo simboliza el fin de una etapa para los melillenses en Alicante, sino también un acto de responsabilidad colectiva y de amor por Melilla. El gesto ha sido recibido con emoción por los responsables de ambas instituciones, que ya han anunciado que los fondos permitirán mejorar las instalaciones y ampliar algunos de sus servicios esenciales.
El presidente Imbroda ha aprovechado para poner este gesto como ejemplo del tipo de ciudad que desea para el futuro. Una Melilla solidaria, cohesionada y respetuosa.
El legado de la Casa de Melilla en Alicante no termina con su cierre físico, sino que se prolonga en las vidas de quienes recibirán ayuda gracias a este acto de generosidad. Un símbolo de identidad y compromiso que perdurará más allá del edificio, en el corazón de Melilla.