El consejero de Turismo, Miguel Marín, ofreció ayer los datos correspondientes a los últimos ocho meses de aplicación de los bonos turísticos puestos en marcha por el Gobierno melillense y que suponen subvencionar al 75% el precio de los billetes para los no residentes. Las cifras aportadas por Marín dejan de manifiesto lo positivo de esa iniciativa, que fue muy criticada por la oposición en su conjunto en el Pleno de la Asamblea cuando se llevó a aprobación el presupuesto de 5 millones de euros que se destinó a ese programa. Según comentó, son casi 23.000 los visitantes que ha recibido la ciudad en ese tiempo, quienes habrían inyectado a la economía melillense en su conjunto 16 millones de euros.
De ahí que Miguel Marín considerara importante el retorno que ha tenido la inversión pública en los bonos, actualmente fijada en casi 3,8 de los millones de euros proyectados inicialmente, lo cual implica que se ha multiplicado por cuatro el beneficio que ha recibido Melilla y, fundamentalmente, sectores como la hostelería, los hoteles y el comercio, entre otros.
Los visitantes, además, llegan procedentes sobre todo de Málaga y Madrid porque muy mayoritariamente optan por utilizar el avión. Esta circunstancia argumentaría también la necesidad de que el Gobierno de Sánchez declarara como obligación de servicio público esas líneas aéreas, lo cual supondría establecer unos precios máximos de los billetes que, por cierto, serviría para aliviar las arcas públicas de los melillenses porque o los bonos no harían falta o el coste sería mucho menor.
El caso es que Marín se mostró contento por estos primeros resultados, que calificó como "extraordinariamente beneficiosos" para Melilla. Y, además, adelantó que la idea es profundizar en las campañas publicitarias para que la información acerca de estos descuentos lleguen al mayor número posible de potenciales visitantes en los próximos meses.
También ha planteado el consejero popular novedades con respecto al uso del dinero de manera tal que se incentivará más el viaje en barco y el origen aéreo de Málaga, así como hacer más competitivos los precios de los hoteles para que resulten atractivos al posible turista porque, por ahora, son más los que se alojan en casas de familiares o amigos que los que van a estos establecimientos.
El Gobierno ha anunciado su intención de seguir esta política para fomentar el desarrollo de la industria turística en la ciudad y tiene los ojos puestos en los 14 millones de turistas que atrae cada año la Costa del Sol, situada a tiro de piedra para poder hacer una escapada de fin de semana y conocer la otra orilla del Mediterráneo sin salir del ámbito europeo. No sería mala cosa que este verano y como hizo hace un mes, Turismo monte en lugares como Torremolinos, Benalmádena o Marbella un stand informativo para que esas personas, en su gran parte procedente de distintos países europeos, conocieran la oportunidad de desplazarse a Melilla.
Los datos que dio ayer el consejero Marín mueven a la esperanza de conseguir que la ciudad termine siendo de verdad un destino turístico dentro de sus propias posibilidades de desarrollo. Empieza a vislumbrarse que posiblemente el compromiso del Gobierno por articular un nuevo modelo productivo no era un simple brindis al sol porque se avanza en materia de turismo, se trabaja decididamente en el área universitaria y se podría calificar de interesante los movimientos que se vienen dando en todo lo relativo a la innovación tecnológica para la implantación de empresas del sector en Melilla.