Con La Legión Española todo siempre llega por sorpresa, sin avisar, de forma improvisada. A Dios gracias nunca me pilla con el “paso cambiado” y siempre dispuesto a agradecer el honor de haber sido nombrado Caballero Legionario de Honor. Aquella Patrona de Artillería sabia donde me metía. Me bastaba haber conocido al Tte. Gral. Don Tomás Pallas Sierra y al Teniente Gabriel que me ilustró en el Credo Legionario para que parte de mi corazón y de mi vida acabaran una mañana de diciembre al servicio de La Legión, de la defensa de su honor, su historia y sus tradiciones.
Siendo periodista y fotógrafo fue fácil encontrar la forma de agradecer el tamaño orgullo que supone pertenecer a la Familia Legionaria. Ya de niño en el Banderín de Enganche que la Legión tenía en Leganés, mi conocimiento de la Legión fue creciendo de la mano del Teniente Gabriel y del Tte. General Pallás. Eran historia viviente de acciones de guerra y de combates en la Guerra Civil, en Rusia, en Sidi-Ifni, en las arenas del desierto del Sahara… Historias que me hicieron admirar cada vez mas a esos hombres vestidos de sarga, con el gorrillo ladeado y su pecho al descubierto que igual se dejaban la garganta cantando sus himnos y canciones como la piel por España si su patria así se lo demandaba… En compañía del Cte. Antonio Esteban y unos cuantos vasos de leche de pantera, decidí coger la mochila, mis cámaras y ponerme de nuevo las botas para empezar a inmortalizar a la Legión en ejercicios tácticos y de fuego real y sobre todo a acompañar a nuestros Legionarios en Zona de Operaciones.
Era 2008 y la Legión se marchaba a abrir la misión de UNIFIL en El Líbano. Quedaban 12 años para su Centenario Fundacional el 20 de septiembre de 2020 y a mi me sobraban energías, gallardía y temeridad, como para acompañar a la mejor infantería del mundo durante los próximos 12 años y poder enseñar la otra cara de la moneda. La cara de una Legión moderna y operativa que guardaba sus tradiciones pero que había dado un valiente paso adelante para ser la vanguardia de España y sus Fuerzas Armadas fuera de nuestras fronteras. Siempre defendiendo a los mas débiles, luchando por la Paz “aun a riesgo de perecer todos”. Prueba de ello son las Damas y Caballeros Legionarios que han dado su vida por España y por los más desfavorecidos en Kosovo, los Balcanes, El Líbano, Afganistán, Irak, Mali, etc…
Contaba con 12 largos años en los que podía acompañar a mis hermanos de los Cuatro Tercios en su preparación, ejercicios de integración y sus despliegues en aquellas zonas de conflicto donde la vida de un niño, una mujer o un viejo no valen en ocasiones las balas de una ráfaga de AK-47.
El Líbano: “La Historia Interminable”…
La primera visita, de incognito, fue a el Líbano tras el envío de 10.000 kg. de comida y bebida para los Legionarios de la Xª Bandera “Millan-Astray” comandada por el Teniente Coronel Alfonso García Vaquero. Fue visto y no visto, no llegó a 24 horas en Zona de Operaciones, pero pude estrechar la mano de los que dejando en el bolsillo derecho de su pantalón el Gorrillo decidieron jugarse su vida vistiendo la Boina Azul de Naciones Unidas para llevar la paz a la frontera de El Líbano con Israel. Era 2006. Pero a muchos ellos los volvería a ver en mi segundo viaje en 2008, los mismos que durante casi dos semanas me dieron protección a diario, me llevaron de patrulla por toda la “Blue Line”, compartieron comida, bebida y cigarrillos cada día que permanecía como uno mas en su BMR. Estar con ellos en esas duras condiciones me dio la posibilidad de irlos conociendo uno a uno más y más por dentro. Algunos nos han dejado como los Brigadas Antonio Navarro García y Manuel Velasco Román y el Sargento 1º José Francisco Prieto González de la Bandera de Zapadores. Con ellos me cubrí de tierra y cascotes las espaldas en Marjayoun y tristemente de ellos me tuve que despedir en el patio de Armas de la Brigada Rey Alfonso XIII tras haber estado varios días trabajando codo con codo con ellos. Pocos periodistas saben cuantas vidas de compañeros y de civiles salvan los equipos EOD en las Zonas de Operaciones… Son los verdaderos “Ángeles de la Guarda” de la Misiones. Si ellos habría que lamentar cientos o miles de muertes cada año. No exagero. Hay que verles trabajar, después la palabras sobran.
La primera vez que temí por mi vida fue una tarde regresando en un coche camuflado con el P.I.O., el T.Col. Enrique Piug-Sobrino, Jefe de Prensa del Contingente de UNIFIL y buen amigo. La carretera vacía era una recta de más de tres kilómetros de larga. Un Renault-8 aparcado en el lateral derecho en el sentido de la marcha y nadie ni a derecha e izquierda en los campos de cultivo. Ningún campesino trabajando, mujeres o niños de regreso… Nadie sabia que íbamos a volver por esa ruta, pero era una de las frecuentes para volver de regreso de las posiciones Avanzadas a la Base Miguel de Cervantes. Se me congeló la sangre, mire al TCol. y ambos esbozamos una sonrisa. Llevamos el chaleco anti-fragmentos y las placas, pero ninguno tuvimos tiempo de pensar en el casco… Nunca lo llevábamos para no ser localizados por los informadores de Hezbolá que se apostaban en cada cruce de carreteras, en cada pueblo. Apreté las piernas contra el suelo del coche y me agarré fuerte, giré mi cabeza y mi cuerpo hacia la izquierda y le dije “Mi T.Col. ¿Hoy no nos va tocar a nosotros el I.E.D.? (Artefacto Explosivo Improvisado) y me respondió: “A ti no se… Yo le he dicho a mi mujer que volvía a conocer a mi tercer hijo recién nacido y cualquiera le lleva la contraria…”
Fueron años duros los de la política de comunicación del Carmen Chacón, ella viajaba con fotógrafo y cámara de video y enseñaba lo que quería de la realidad de la Zonas de Operaciones. Recuerdo su fotografía en la provincia de Badghis en el norte Afganistán, dentro del chamizo donde cocinaban los Legionarios de la Xª Bandera “Millan-Astray (ASPFOR XXV), grandes amigos del “Lince Afgano”. Se hizo pasar un chamizo por un bunker en “Puesto Avanzado de Pelotón” (O.P.I.) La foto dándole la Mano al TCol. Ballenilla fue un menosprecio para aquellos que llevaban más de un mes cavando su propio ataúd para dormir, llenando sacos terreros, comiendo la misma ración de previsión, sin agua para lavarse, cortos de munición y hostigados por los talibanes día sí día también. El Helicóptero que la acercó a la realidad afgana estuvo apunto de estrellarse al tomar tierra encima de unos T-Wall, pero eso quedará en la memoria de los hombres de honor, de los Legionarios que con su esfuerzo consiguieron en unos años restablecer la “Ruta Litihum”.
Afganistán es un país hostil y traicionero donde se pasa de 50 grados a -19º en una misma misión. Con grandes nevadas y suelos embarrados a un sol y viento abrasadores. Nubes de polvo que transportan el peor enemigo de las tropas de españolas: el “Yala-Yala”, diarrea con vómitos que muchas veces aparece en plena semana de hostigamiento en el Puesto Avanzado. Un país donde tu vida depende de un Helicóptero porque por carretera es imposible avanzar con seguridad y velocidad para llegar a tiempo a ninguna parte.
Una mañana se cortaron la líneas telefónicas, tampoco había internet, algo había pasado y Mikel Ayestarán (ABC) y yo pensamos que se mascaba la tragedia, pues siempre que había un corte de comunicación con España era porque algo grave estaba pasando. Así fue el Caballero Legionario Iván Castro Canovaca de la XIIIª Bandera “Colon” del Tercio Don Juan de Austria 3º de la Legión había caído herido en un ataque que su sección estaba repeliendo en las montañas al norte de Qala-i-Naw, cerca de el infierno de Bala-Murghab. El Caballero Legionario Castro Canovaca sobrevivió milagrosamente a un disparo que le atravesó los dos pulmones, rozó la tráquea, acarició su corazón y se alojo en las costillas, lo puede contar gracias al “detente bala” que llevaba debajo de su polvorienta y sudada galleta de la pechera del chaleco.
Días más tarde conocí al Teniente Otero, desde entonces es mi hermano. Acompañado del “El Grajo”, el mejor tirador de precisión que ha pasado por los cuatro Tercios. La Guerra te quita energías, te deja arrugas y te salen canas, pero a veces re regala amigos y hermanos para siempre. En La Legión Española es imposible que estas cosas no te ocurran si sientes los colores y te riges por el Credo legionario.
Al sol de Mali
Es mi Zona de Operaciones más visitada. Abrí misión, volví cuando España comandaba con éxito EUTM-MALI, volví a rodar un documental “Los Nuestros en Mali” con la BOEL XIX, he visitado al Grupo de Caballería “Reyes Católicos” y he pasado un inolvidable Fin de Año de 2019 con la Xª Bandera. Conozco Mali desde 2003, he tenido la suerte de viajar al volante de un 4x4 desde Bamako hasta Nampala pasando por Segou y el País Dogón, me he bañado en el Niger, pero cuando he estado con nuestros Legionarios todo ha sido calor, tensión, sed y jornadas interminables y abrasadoras. He acompañado durante horas a los equipos E.O.D. a revisar un convoy logístico entero a 45º a la sombra, patrullado las calles de Koulikoro con la “Force Protection”, acompañado a los ejercicio de tiro y tácticos de los Soldados Malienses a los instructores de la Legión. Ha sido para mi la misión más tranquila, nunca exenta de riesgos pues son cientos los ojos que informan a Al-caeda del Magreb Islámico de lo que hacen las tropas de EUTM en Mali. Por suerte el pueblo maliense quiere vivir en Paz y prosperar, pero la insurgencia y la yihad en cuanto pueden intentan dañar a la coalición europea para que abandonen a Mali y a su pueblo a su suerte. En Mali no se baja nunca la guardia los legionarios protegen a sus compañeros instructores con varios cordones de seguridad, aviones no tripulados y drones. En cualquier momento la situación puede dar un vuelco. Alcaeda nunca descansa y así lo demostró con el brutal atentado en la puerta del Koulikoro Training Camp.
Volver a Irak por la puerta grande
Tras la salida de Irak por la puerta trasera en 2004, la Legión ha tenido la oportunidad de volver a suelo iraquí con la Coalición Internacional participando en la Operación Inherent Resolve (Ayuda a Irak). La Legión una vez más es la depositaria de la confianza del Gobierno de España y se encarga de abrir misión y de preparar una base militar en Besmayah con el BPC-1 comandado por el Coronel Julio Salóm Herrera, Jefe del Tercio Alejandro Farnesio 4º de la Legión, estampillado como General de Brigada. Polvo, calor, mosquitos, nubes de polvo o tóxicas dependiendo de la dirección del viento, y un ejercito por entrenar que hacía décadas que había perdido la voluntad de vencer. La Legión se encontró con un escenario con desertores, informadores, corrupción y una base abandonada donde estaba todo por hacer. Una vez más la Legión fiel a los Espíritus Legionarios de Disciplina “Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir”, acepto la misión no exenta de riesgo asumiendo el Espíritu de sufrimiento y dureza, sin quejarse de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño.
Fui el primer periodista en aterrizar en el BPC-7 de la “Base Gran Capitán”. Entré camuflado a Irak. Con una contrata conseguí sortear los controles de las diferentes milicias que salpicaban los 70 kilómetros que separan el aeropuerto de Bagdad de la Base militar Iraquí de Besmayah como si fuera uno trabajador más. En Irak descubrí el potencial de los “facilitadores” que apoyaban a los “Trainers” o instructores. Estos dada su condición de españoles, Legionarios y musulmanes hacian que los soldados y os policías de las FF.AA. de Irak recuperasen día a día el espíritu que lleva a un guerrero a la victoria, devolviendo al soldado iraquí la voluntad de vencer y el ansiar poder recuperar su país hasta entonces en manos del Ejercito Islámico (I.S.I.S).
Quiero dedicar estas líneas a todos los Legionarios que han muerto en las Misiones de Paz en estos últimos 12 años. Y sobre todo destacar la bondad, profesionalidad, vocación de servicio y amor a España del Cabo Caballero Legionario Benaribi Amar del GACALEG.
Solo me queda agradecer a las familias de las Damas y Caballeros Legionarios que se quedan en casa a los mandos del hogar. Sufriendo sin mostrar debilidad alguna, para poder dar un apoyo incondicional a sus hijos, hermanos, maridos y mujeres durante los más de seis meses que dura la misión. Meses a los que les precede y hay que sumar el año de preparación, ejercicios y adiestramiento, que hacen que nuestros Legionarios renuncien pasar mucho tiempo con sus familias por servir a España y a la Legión. A todos ellos dedico estas palabras. Sin ellos en la retaguardia todo sería mucho más difícil en Zona de Operaciones.