El calendario escolar en Melilla sigue manteniendo una medida histórica que genera cada año polémica entre las familias: la reducción de la jornada lectiva en los meses de junio y septiembre, con salida del alumnado a las 13:00 horas. Esta situación, que afecta a todos los niveles de infantil y primaria, supone un problema para padres y madres que trabajan, especialmente para aquellos con hijos con necesidades educativas especiales.
Susana Morillo, presidenta de la asociación Teama, ha sido la portavoz de las familias para visibilizar este problema. “Esta práctica perjudica gravemente a las familias, especialmente a aquellas con hijos con discapacidad. Durante estos meses, muchos padres se ven obligados a salir antes del trabajo, pedir excedencias o reorganizar sus horarios porque no tienen con quién dejar a sus hijos”, denunció Morillo.
Una situación que solo se mantiene en Ceuta y Melilla
Según ha explicado Morillo, esta reducción de jornada a la 13:00 horas durante junio y septiembre es una excepción que solo se aplica en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. “En el resto del país, la jornada escolar se mantiene completa hasta el último día de clase, incluso con actividades extraescolares. No entendemos por qué aquí se sigue manteniendo esta medida que tanto daño hace a la conciliación”, afirmó.
Las familias piden que se reconsidere esta práctica. “No sabemos cuál es el motivo real, porque las temperaturas no pueden ser. En otras ciudades como Sevilla, Málaga o Almería, donde hace incluso más calor, se mantiene la jornada completa”, dijo la presidenta de Teama.
Dificultades añadidas para las familias con hijos con discapacidad
Para las familias con hijos con necesidades educativas especiales, como las que representa Teama, la situación es aún más complicada. “En Melilla no hay centros de día ni suficientes servicios de apoyo para alumnos con discapacidad en horario escolar. Si además se reduce la jornada, es imposible cubrir ese tiempo con recursos adecuados”, lamentó Morillo.
También denunció la falta de actividades inclusivas durante estos meses: “En la ciudad hay pocas opciones de talleres, campamentos o recursos de ocio que estén preparados para acoger a niños con discapacidad, y los pocos que hay no están disponibles durante toda la jornada. Esto nos deja sin alternativas”, explicó.
Una práctica histórica que nunca ha sido revisada
Morillo insistió en que esta situación no es responsabilidad de un gobierno concreto, ya que “se ha mantenido así durante décadas, independientemente del color político de quien haya gobernado”. Por ello, pidió un análisis serio sobre las consecuencias reales de esta jornada reducida, y que se estudien otros modelos de organización escolar.
“No se trata solo de mantener el colegio abierto más horas, sino de garantizar el derecho a la educación en igualdad de condiciones, como establece la Constitución. Y eso también incluye la conciliación, el apoyo a la diversidad y la atención a las necesidades de las familias”, argumentó.
Motivos organizativos y objetivos pedagógicos
El Faro de Melilla ha consultado a la directora provincial de Educación, Elena Fernández Treviño, quien ha explicado que la jornada reducida en junio y septiembre “no es exclusiva de Melilla” y que “también se realiza en otras comunidades autónomas”.
Según Treviño, esta medida responde a necesidades organizativas internas de los centros educativos. “En esa etapa de final e inicio de curso, los docentes deben realizar tareas esenciales de docencia no directa, como la elaboración de documentación, realización de claustros, preparación del nuevo curso y resolución de gestiones administrativas”, explicó.
La directora provincial reconoció las dificultades que esta jornada reducida puede causar a las familias y defendió que desde la Delegación se está trabajando en soluciones. “Nuestra intención es que las aulas de conciliación funcionen durante todo el curso. El año pasado comenzaron en noviembre, pero el objetivo es que estén activas desde septiembre”, señaló.
Más comedores y apertura de centros por la tarde
Treviño también anunció otras medidas orientadas a mejorar la conciliación familiar y laboral en el entorno escolar. “Desde la Dirección Provincial estamos apostando por el aumento progresivo de los comedores escolares, así como por la apertura de los centros en horario de tarde para ofrecer actividades extraescolares”, indicó.
No obstante, advirtió que para que estas medidas sean viables, es necesaria la colaboración de otras instituciones. “Necesitamos que la Consejería de Función Pública provea a los centros de los conserjes necesarios para que puedan mantenerse abiertos por las tardes con seguridad”, apuntó.
Una reivindicación que sigue abierta
Mientras tanto, las familias afectadas piden que se dé un paso más allá de los compromisos. “No podemos seguir con un sistema que prioriza la comodidad del funcionamiento interno frente a las necesidades de los alumnos y sus familias. Y esto no afecta solo a quienes tienen hijos con discapacidad, sino a todas las familias que trabajan”, advirtió Susana Morillo.
A su juicio, es momento de “replantear el modelo”, garantizar la continuidad educativa hasta final de curso, y acompañar cualquier cambio horario con recursos de apoyo reales, como talleres inclusivos o personal especializado.
La presidenta de Teama concluyó con un mensaje claro: “Cada año, en junio y septiembre, nos enfrentamos a una reducción horaria que no responde a las necesidades actuales de las familias melillenses. Queremos que se escuche nuestra realidad y se ponga en el centro el bienestar de los niños y sus familias”.