La publicación marroquí lo considera entre los más buscados por el reino alaoutia. El afectado está a la espera de ser expulsado de Melilla y devuelto al país vecino.
Hicham Bouchti, el inmigrante marroquí que inició una huelga de hambre para solicitar asilo político a comienzos del 2010 es uno de los fugitivos más buscados por la justicia del reino alaouita. Así al menos lo indica el semanario marroquí ‘TelQuel’, que no ha dudado en incluir a Bouchti entre las diez personas más buscadas por Marruecos.
Incluido en el artículo ‘Les Derniers Fugitifs’, la imagen del marroquí aparece acompañada de otros nueve rostro de prófugos de la justicia marroquí. Curiosamente, dos de las cara lucen tachadas, en señal de que son personas ya fallecidas.
Una de los primeras en hacerse eco del singular suceso ha sido la ONG melillense Prodein, que asistió a Bouchti durante gran parte de su protesta. Desde la asociación, subrayan que las personas cuyo rostro aparece tachado en el artículo de ‘TelQuel’ murieron en circunstancias “turbias y poco claras”, por lo que reafirman que la vida de Bouchti podría estar en peligro si es devuelto a Marruecos.
Además, recuerdan desde Prodein que el Ministerio de Interior negó al inmigrante marroquí la solicitud de asilo político por considerar su historia poco creíble, ya que el afectado afirma haber pertenecido a los servicios de inteligencia del país vecino y sostiene que está amenazado de muerte por el reino alaouita, ya que al parecer denunció a un superior por tráfico de armas con Argelia.
A día de hoy, la situación de Bouchti es incierta. Después de que se le negara su petición de asilo pese a la huelga de hambre que mantuvo durante casi un mes, su estancia en España depende de la Jefatura Superior de Policía, donde se están estudiando las alegaciones que presentó a su caso.
Sin embargo, y como han remarcado las ONGs que le han asistido, los recursos no paralizan la orden de expulsión, por lo que ésta podría producirse de manera inminente. En Prodein sostienen que su devolución a tierras marroquíes sería como llevarlo “ante el paredón de fusilamiento”, por lo que esperan “que el Gobierno recapacite, aunque las esperanzas son muy pocas”.
