La Delegación Territorial de Melilla de la Asociación de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil ha dedicado el salón principal de su sede al guardia joven Antonio Molina Martín, fallecido en 2002 durante un control de tráfico en el que evitó un atentado de la banda terrorista ETA.
El acto ha comenzado a las 13:30 horas con la intervención del presidente de la delegación, Jorge Ascacíbar. En sus palabras, ha recordado que la delegación melillense fue fundada el 28 de noviembre de 1985 por un grupo de antiguos alumnos, conocidos como “Polillas”, en el antiguo Colegio de Oficiales General Bañuls. Ascacíbar ha destacado la trayectoria de Antonio Molina como miembro de la Guardia Civil y como Polilla melillense.
“Antonio accedió a la Guardia Civil a través del Colegio de Guardias Jóvenes ‘Duque de Ahumada’, donde se premian en los hijos las virtudes de sus padres. Hoy queremos recordar su paso por el colegio y su entrega al servicio, para que su nombre permanezca siempre entre los Polillas de Melilla”, dijo.
El acto ha continuado con la bendición del salón a cargo del páter David Sevilla, quien ha dirigido una oración en la que ha pedido que el nuevo espacio sirviera como lugar de encuentro y convivencia para los socios. “Que os bendiga a vosotros con su presencia, que el Señor esté aquí en medio de vosotros, que fomente vuestra fraternidad, que participe en vuestra alegría y os consuele la tristeza, guiados por la enseñanza y el ejemplo de los que ya no están con nosotros”, indicó durante la ceremonia.
Posteriormente, se ha descubierto la placa conmemorativa junto a los familiares del homenajeado.
La madre de Antonio Molina, Loli Martín, ha intervenido a continuación. Ha recordado la presencia de su hijo en la asociación y ha agradecido el reconocimiento que supone dedicarle el salón principal. “El salón lleva el nombre de mi hijo, y eso es una bendición. Que cada vez que lo piséis os dé felicidad, amor y entrega”, dijo. Ha añadido que su hijo siempre estará presente entre los compañeros y amigos que lo conocieron.
Durante el acto, la Delegación en Melilla de la Asociación de Antiguos Alumnos ha concedido también una mención honorífica a título póstumo a Antonio Molina Martín “para reconocer y no olvidar nunca su labor, su entrega, su compromiso y su servicio a los demás”.
Desde la Delegación del Gobierno se ha destacado que mantener viva su memoria es una manera de honrar el compromiso del guardia civil. Además han recalcado que “representa los valores más nobles de la Guardia Civil: la vocación de servicio, la lealtad y la generosidad. Mantener viva su memoria es una forma de seguir honrando su compromiso con los demás”.
El portavoz de la delegación, Rubén Hermida, recordó que el 17 de diciembre de 2002 Antonio Molina fue asesinado por dos miembros de ETA mientras realizaba un control de tráfico. “Antonio se acercó a auxiliar a los ocupantes de un vehículo que se había detenido y, durante esa actuación, fue disparado. Su sacrificio evitó que los terroristas cometieran un atentado en Madrid durante las Navidades”, señaló. Hermida ha añadido que los valores de compañerismo, lealtad y servicio siguen presentes entre los antiguos alumnos. "Mantener la memoria de nuestros héroes, de las víctimas del terrorismo, siempre es importante porque sin ellas la lacra del terrorismo no hubiese acabado".
El portavoz también ha aprovechado el acto para recordar que este homenaje forma parte de la conmemoración del 40 aniversario de la delegación melillense. En total, la sede cuenta con alrededor de 60 socios, muchos de los cuales participaron en los actos. Ascacíbar ha informado que los días 28, 29 y 30 de noviembre se celebrarán las actividades principales del aniversario, que incluyen encuentros institucionales, comidas y cenas de hermandad con socios locales y visitantes de otras delegaciones españolas.
Durante la jornada se proyectaron fotografías históricas de la delegación, que mostraron la evolución de la institución desde su fundación en 1985 y la participación de los antiguos alumnos en distintos actos. La proyección sirvió para recordar los cuarenta años de actividad y los vínculos de fraternidad que mantienen los Polillas, muchos de los cuales no se veían durante años y aprovechan estos encuentros para reforzar su relación.
El acto ha concluido con un reconocimiento silencioso hacia Antonio Molina. La placa con su nombre en el salón principal simboliza el recuerdo de su labor y de su vida. La familia, los compañeros y los antiguos alumnos coinciden en que mantener viva su memoria es una forma de transmitir a las nuevas generaciones los valores del Colegio de Guardias Jóvenes y de la Guardia Civil: servicio, compromiso y compañerismo.
El salón, que a partir de ahora lleva su nombre, servirá también como lugar de encuentro para actividades de la delegación y como recordatorio permanente de la actuación del guardia civil. La Asociación de Antiguos Alumnos asegura que este homenaje se enmarca en la tradición de mantener viva la memoria de quienes han dado su vida en servicio de los demás.
Al finalizar, los asistentes compartieron un almuerzo en la sede y continuaron conmemorando los 40 años de la delegación. Las palabras de la madre de Antonio Molina, el testimonio de los compañeros y la proyección de fotografías han servido para reforzar el vínculo entre los antiguos alumnos y para que el recuerdo de Antonio Molina permanezca vivo entre quienes lo conocieron y entre quienes se forman hoy en los colegios de la Guardia Civil.
El Salón “Antonio Molina Martín” ya forma parte del patrimonio de la delegación y quedará abierto para que las futuras generaciones de Polillas conozcan la historia de uno de sus miembros más destacados.
El acto se ha cerrado con un aplauso prolongado. La placa con su nombre será un recordatorio permanente del compromiso, la entrega y el servicio del guardia joven que dedicó su vida a proteger a los demás.








