Este 12 de octubre, Día de la Fiesta Nacional, España volverá a presenciar el tradicional desfile militar en el Paseo de la Castellana, un acto que simboliza el compromiso de las Fuerzas Armadas con la sociedad. Sin embargo, detrás de la imagen de solemnidad y orgullo patrio, persiste un malestar creciente entre los militares, especialmente entre los miembros de la Tropa y Marinería, que denuncian sentirse “relegados y olvidados” por las instituciones.
La Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) ha vuelto a denunciar que, mientras se ensalza la labor de los militares en los actos oficiales, la realidad profesional y económica del colectivo continúa marcada por la precariedad, la temporalidad y la falta de reconocimiento. Según la organización, el Gobierno y el Ministerio de Defensa “no han sido leales con el futuro profesional de sus militares” y se limitan a ofrecer “buenas palabras y medallas conmemorativas” sin acometer las reformas estructurales necesarias.
Uno de los principales problemas señalados por ATME es la elevada temporalidad en la Escala de Tropa y Marinería. Muchos militares profesionales deben abandonar las Fuerzas Armadas al cumplir 45 años, sin una alternativa laboral estable ni una transición adecuada al mercado civil. La asociación reclama una Ley Única de la Carrera Militar que garantice una verdadera carrera profesional basada en la especialización y en la posibilidad de promoción interna, algo que —afirman— lleva años siendo una promesa incumplida.
A ello se suman otros factores que agravan la situación: las bajas retribuciones en comparación con otros empleados públicos, la falta de reconocimiento de la profesión militar como de riesgo, y la pérdida salarial que sufren los militares de carrera al pasar a la reserva, una situación que se da entre los 58 y 61 años. ATME también denuncia el abandono de los Reservistas de Especial Disponibilidad (RED), que quedan sin suficientes recursos económicos ni apoyo institucional tras su salida de las Fuerzas Armadas.
El contexto económico agrava el malestar. Este año, el Gobierno ha anunciado un Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa que contempla un gasto de 10.471 millones de euros para 2025, destinado principalmente a la adquisición y mantenimiento de armamento y sistemas. De esa cifra, únicamente 679 millones se asignarán al “aumento de las retribuciones del personal y el incremento de efectivos”, una cantidad que ATME considera “insuficiente y simbólica” dentro del conjunto de la inversión.
La asociación critica además que el Ministerio de Defensa “se niega a concretar” en qué se invertirá exactamente esa partida, a pesar de que han pasado más de seis meses desde su aprobación. “Es inmoral que mientras se anuncian grandes contratos para la industria armamentística, los militares sigan siendo los servidores públicos peor pagados del país”, señala el comunicado difundido por la organización.
En los últimos meses, se ha aplicado una subida salarial de unos 200 euros brutos mensuales, que la asociación califica de “raquítica” y de escaso impacto en el poder adquisitivo del personal. Mientras tanto, el Ministerio ha anunciado un aumento de las plantillas, aunque sin detallar los mecanismos para mejorar la estabilidad laboral ni las condiciones de quienes ya forman parte de las Fuerzas Armadas.
ATME advierte de que este “continuado abandono” está empezando a tener consecuencias directas: la disminución en las ratios de aspirantes a ingresar en la Tropa y Marinería y el incremento de las bajas voluntarias y solicitudes de excedencia. “Cada vez más militares deciden abandonar porque la vida civil ofrece mejores oportunidades económicas y familiares”, aseguran desde la asociación.
La situación preocupa especialmente en un contexto de creciente exigencia operativa. Los militares españoles participan actualmente en numerosas misiones internacionales y en tareas de apoyo a la población civil dentro del territorio nacional, como emergencias naturales o crisis sanitarias. “La vocación y el sentido del deber no llenan la nevera”, recuerdan desde ATME, que insisten en que la dignificación de la carrera militar es una cuestión de justicia y de sostenibilidad del sistema de defensa.
En vísperas del desfile del 12 de octubre, la asociación ha querido trasladar un mensaje doble: de felicitación al pueblo español en la Fiesta Nacional, y de compromiso con los hombres y mujeres de uniforme. “Continuaremos luchando sin descanso por su futuro y el de sus familias”, concluye el comunicado, que refleja el contraste entre el orgullo institucional que se mostrará en las calles y la preocupación interna que late en los cuarteles.








