La verdadera historia de la humanidad –enseñaba el papa Juan Pablo II– se identifica con la historia de la santidad (...): los Santos y los Beatos se nos presentan como testigos, es decir, como personas que, confesando a Cristo, su persona y su doctrina, han dado lugar a una manifestación sólida, concreta y creíble de una de las notas esenciales de la Iglesia, que es precisamente la santidad. Sin ese testimonio continuo, la doctrina religiosa y moral predicada por la Iglesia correría el peligro de confundirse con una ideología meramente humana, siendo como es doctrina de vida, es decir, aplicable y traducible a la vida: doctrina que ha de ser vivida según el ejemplo de Jesucristo, que proclama “yo soy la vida” (Jn 14,8) y afirma que ha venido para dar esa vida y darla en abundancia. La santidad, no como ideal teórico, sino como camino que se ha de recorrer en seguimiento fiel de Cristo, es una exigencia particularmente urgente de nuestro tiempo.
Gaudí. Todos sabemos quién fue, pero pocos sabemos que podría llegar a los altares. El Faro de Melilla entrevista a José Manuel Almuzara (Nador, 1952), arquitecto y comprometido con el patrimonio arquitectónico y espiritual de Gaudí, presidente de la asociación pro beatificación de Antoni Gaudí, desde 1992, y secretario y vicepresidente de la asociación Amigos de Gaudí, de 2007 a 2015.
-Todo indica que Gaudí era un santo, se santificó con su trabajo, arquitecto. El próximo año será beatificado.
-El pasado 14 de abril el Papa Francisco ratificó el decreto que reconoce que Antoni Gaudí vivió las virtudes en grado heroico, por tanto, Gaudí es Venerable. Si se reconoce un milagro atribuible a su intercesión sería declarado beato.
El 14 de abril de 1992, el sacerdote Ignasi Segara Bañeres, predicando el Viernes Santo en Riudoms, tuvo la inspiración de fundar una asociación pro beatificación de Antoni Gaudí y así se hizo el 10 de junio de 1992. Que Gaudí haya sido declarado Venerable significa que se ha estudiado la positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis, volumen impreso en el que se recogen: 1. Una exposición acerca de la historia de la causa o proceso, el aparato probatorio. 2. Las declaraciones de los testigos, la documentación sobre la vida, la obra y la fama de santidad de intercesión del siervo de Dios. 3. El dictamen sobre sus escritos. 4. La biografía documentada del siervo de Dios. 5. La Informatio sobre las virtudes ejercidas en modo heroico por el mismo.
Los consultores históricos, teológicos y el congreso ordinario de cardenales y obispos de la Congregación de las Causas de los Santos, han estudiado la positio super vita, virtutibus et fama sanctitatis y sus pareceres han sido concordemente favorables sobre el ejercicio heroico de las virtudes por parte del Siervo de Dios. El Prefecto de dicho dicasterio romano presentó al Papa Francisco el respectivo decreto de heroicidad de las virtudes y autorizó su publicación. A partir de este momento Antoni Gaudí es “venerable” (no puede recibir culto público).
-¿Y cuales han sido las virtudes de Gaudí? (Un santo ha vivido las virtudes humanas en grado heroico).
-Resaltaría la humildad; hombre de carácter fuerte, trabajador, enamorado de su profesión, de Dios y de todo lo creado, sintiéndose un colaborador, hombre de misericordia que supo “reconocer, contemplar y servir”, ocupado en sus deberes familiares, sociales y profesionales. Que se enfrentó a la adversidad y buscó las prácticas religiosas para ganar las batallas de la vida. Confiado en la Providencia divina y que procuró utilizar los dones recibidos de Dios. Decía Gaudí: “Cada uno utiliza el don que Dios le ha dado. Su realización es la máxima perfección social. El que construye y tiene que hacer cosas, que no critique las obras de los otros ni defienda las suyas, sino que haga y dirija la crítica contra sus propias obras para depurarlas y mejorarlas”.
-Gaudí vivió para su trabajo, sus obras. Los últimos años de su vida vivió en su gran obra La Sagrada familia. Estaba haciendo una obra, cuyo cliente era Dios (así decía Gaudí). ¿Cómo vivió sus últimos años? ¿Por qué cuando se entra en este templo se respira modernidad?
-El arquitecto Joan Bergós Massó, colaborador de Gaudí, comenta en su libro Gaudí, el hombre y la obra: “Los últimos diez años de su vida Gaudí vivía exclusivamente dedicado al Templo de la Sagrada Familia. Su vida es plenamente ascética, su piedad está al borde del misticismo y su producción traspasa los límites de la más elevada arquitectura, llevado por una creciente exaltación lírica. Se complace con el acabado policromado del primer campanario y me lo muestra diciendo: ‘¡Mire este remate...! ¿No es cierto que parece que una la Tierra con el Cielo? ¡Este resplandor de los mosaicos es lo primero que verán los navegantes al llegar a Barcelona: será una radiante bienvenida!’”.
Y más adelante escribe: “En su plenitud encuentra aquel sentido de infantilidad que pide el Evangelio: una noche se me acercó diciendo: ‘Me voy a la iglesia de la Merced, a decirle unas cuantas cosas a la Virgen’”. El interior de la Sagrada Familia es un bosque de piedra, con una arquitectura que te atrae, impacta, convierte. Una arquitectura que transmite modernidad, atemporal, eterna. Como un ejemplo transcribo la carta recibida en 1998 de Yun Young-Joo, directivo de la Cámara de Comercio e Industria de Pusan, Corea: “La arquitectura de Gaudí es conocida por su belleza artística. Ésta combina elementos clásicos y góticos y se pone de manifiesto a través de espacios fantásticos. Pienso que debería darse todavía más importancia a su afición armónica por la naturaleza y el medio ambiente, que pone en evidencia la existencia de Dios a través de su obra. Gaudí, con su búsqueda constante de la verdad, realizaba obras que hacen que la gente descubra el hálito divino que palpita en ellas. Su arquitectura merece el elogio de la gente, ya que escribió poesía con su arquitectura. No puedo olvidar el impacto religioso que me causó la visita a Barcelona para preparar la exposición de Gaudí. Estuve en el Templo de la Sagrada Familia, como parte de mi recorrido de las obras de Gaudí alrededor de Barcelona. Me es imposible describir la huella que dejó en mi corazón. No pude menos que inclinar mi cabeza ante la solemnidad, la santidad y la grandeza del edificio. Un sentimiento profundo embargó mi corazón. A través de las obras de Gaudí, y del toque divino que tienen, me convencí de la existencia de Dios. Aunque antes he sido un budista devoto, me convertí al catolicismo al regresar a Pusan, por la intensa inspiración causada por las obras de Gaudí”.
-La Sagrada Familia es un templo expiatorio (en un templo de esas características se expone el Santísimo para la redención de los pecados). ¿Gaudí adoraba a Jesús Sacramentado?
-El Templo expiatorio de la Sagrada Familia debería tener adoración perpetua al Santísimo Sacramento. De momento no es así. Gaudí frecuentaba la Comunión, iba a misa diariamente y visitaba al Santísimo en el Sagrario. Un testimonio muy importante es el del Rdo. Gil Parés (asesinado en 1936) vicedirector de la “Asociación Espiritual de devotos de San José” y capellán del Templo expiatorio de la Sagrada Familia, que estuvo más de veinte años junto a Gaudí, escribió en junio de 1927:
“La Sagrada Eucaristía atraía a Gaudí intensísimamente. Cuando la oración de las Cuarenta horas tenía su turno en el Templo, Gaudí de una manera devotísima salvaba la dificultad que para las velas (turnos de adoración) significaban las horas del mediodía, dado el poquísimo clero de que nuestro Templo dispone. Cuando era la hora en que don Antonio entendía que yo necesitaba ir a comer, bajaba a la cripta, me indicaba que él velaría, y allí permanecía a lo menos dos horas ante Cristo manifiesto”.
“A la procesión del Corpus, de la Santa Iglesia Catedral, concurría todos los años entre los socios del Circol Artístic de Sant Lluc”.
“Por la tarde, Gaudí volvía otra vez a visitar al Señor en su casa. Concurría a la iglesia de los P. P. del Oratorio de San Felipe Neri: allí participaba de los cultos y permanecía larguísimo tiempo. También, y con frecuencia, visitaba la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes, la patrona de Barcelona”.
Resumiendo: “La Sagrada Eucaristía atraía a Gaudí intensamente. A primera hora de la mañana asistía a misa y comulgaba en la parroquia de San juan de Gracia, cerca del Parque Güell. Velaba ante el Santísimo en la Cripta durante 2 horas en las 40 horas. Asistía todos los años a la procesión del Corpus Christi. Al atardecer, visitaba el Oratorio de San Felipe Neri. El Jueves Santo acostumbraba a estar alrededor de hora y media velando al Santísimo y el Viernes Santo asistía al Vía Crucis que saliendo del Templo a las 6 de la mañana recorría las calles del entorno.
¡Cuántas veces cojeaba por el dolor que le causaba el fuerte reuma que padecía!
-Siendo un arquitecto que ganaba mucho dinero, vivía humildemente...En sus últimos años totalmente consagrado a su obra, un místico...
-Gaudí vivió con humildad, con sencillez y pobreza de espíritu. Era un hombre íntegro, no era amigo del dinero, ni de la mentira, ni de las apariencias. Lo que ganaba era para vivir con dignidad, cuidando de su padre y sobrina, y renunció a sus honorarios por el proyecto y dirección de las obras de la Sagrada Familia.
-Gaudí fue pionero en sostenibilidad ¿Me podría poner algún ejemplo de ello?
-Para esta respuesta comparto ideas que mi amigo Carlos José Sala Mirat expuso en su tesis doctoral: Antonio Gaudí, precursor de la sostenibilidad en la arquitectura.
El arquitecto Antonio Gaudí ha sido reconocido como un gran artífice de la renovación formal de la arquitectura europea del siglo XIX, a nivel estético y técnico; pero, sin embargo, no ha sido reconocido, ni apenas estudiado, su papel como precursor de la sostenibilidad en la arquitectura del siglo XX.
Gaudí, con un siglo de antelación al comienzo de lo que hoy se entiende por sostenibilidad en la arquitectura, ya valora como fundamentales y pone en práctica en sus obras muchos de los principios que hoy se estudian en el ámbito de la sostenibilidad en la arquitectura. Tomando como modelo la sabiduría inagotable de la naturaleza, optimiza bioclimáticamente sus edificios, busca soluciones ingeniosas de ventilación e iluminación natural, emplea abundantemente el ladrillo y los azulejos, emplea piedra del entorno próximo, aprovecha residuos de demolición, chatarra de desguace y azulejos de desecho, optimiza mecánicamente el diseño estructural de sus edificios -mediante el arco parabólico o las superficies regladas- e incorpora diseños ergonómicos en el mobiliario (pasamanos de barandillas y tiradores de puertas o ventanas). Un claro ejemplo, entre toda la obra de Gaudí, de poder cuantificar, de forma objetiva, el grado de sostenibilidad es la Casa Batlló de Barcelona.
-La vida es amor y el amor es sacrificio, decía Gaudí. ¿Tuvo el arquitecto catalán una vida dura?
-Gaudí practicaba y defendía el sacrificio, decía: “La vida es amor y el amor es sacrificio. El sacrificio es lo único realmente fructífero.
La causa del avance espiritual y material de las órdenes religiosas, de los hogares, es que se sacrifican todos sus miembros en bien del conjunto”. “El ejercicio corporal, la sobriedad en el comer, beber y dormir, son mortificaciones del cuerpo que combaten eficazmente la lujuria, la pereza, la embriaguez”.
-Nunca perdió el genio la capacidad de asombrarse.
-Cuando un hombre pierde su capacidad de asombro pierde su identidad, su razón de ser y de vivir. Creo que Gaudí siempre y en cada circunstancia supo asombrarse, aprendió a mirar, a descubrir, a contemplar, para aprender a vivir.
-Siempre fue partidario del trabajo en equipo. Cada uno tenía unos dones, que podía aportar a la sociedad. La base de la personalidad de Gaudí es la humildad.
-Decía Gaudí: “El trabajo es fruto de la colaboración, y ésta sólo puede basarse en el amor. El arquitecto ha de saber aprovechar lo que saben hacer y lo que pueden hacer los operarios. Se ha de aprovechar la cualidad preeminente de cada uno. Esto es: integrar, sumar todos los esfuerzos y tenderles la mano cuando se encallen; así trabajan a gusto y con la seguridad que da la plena confianza en el organizador. Además, hay que recordar que no hay nadie inútil, todos sirven (aunque no todos con la misma capacidad); la cuestión es encontrar para qué sirve cada uno”.
Gaudí se ocupaba de sus obreros, tanto en su aspecto profesional, como en su vida personal: “Rogaba a Raimundo: ¡Cuídate!, Hazme caso. Aún estás a tiempo. Deberías hacer un poco más de ejercicio: andar. Y poner freno en el comer, con un poco de régimen. Piensa que, si no tienes prudencia, ¡estallarás!”.
Su costumbre de intervenir personalmente en los trabajos le ponía en contacto, necesariamente, con todo el personal. "Esto lo podrá hacer José, que tiene paciencia" o “¡Que lo haga Andrés, que tiene más estatura y le será más fácil!”.
-¿La naturaleza, fue su grande maestra? La línea curva es la línea de Dios...
-Así es, Gaudí siempre lo comentó, la Naturaleza era su Maestra. El arquitecto y colaborador de Gaudí Joan Bergós recogió estas frases del maestro: “El gran libro, siempre abierto y que nos tenemos que esforzar a leer, es el de la Naturaleza; los demás libros son extraídos de éste y las equivocaciones e interpretaciones son humanas. Existen dos revelaciones: la doctrinaria de la Moral y de la Religión; la otra, la de los hechos, corresponde al gran libro de la Naturaleza”.
“La creación continúa y el Creador se vale de sus criaturas. Los que investigan las leyes de la naturaleza para conformar nuevas obras colaboran con el Creador”.
-¿En sus obras civiles se ve también la huella de su fe?
-En toda su obra Gaudí manifiesta o tiene en cuenta su fe. Por ejemplo, en las Escuelas provisionales de Gaudí realizadas en la Sagrada Familia que Le Corbusier alabó en sus aspectos arquitectónicos en su visita en 1928, no descubrió lo esencial y sí lo hizo el arquitecto Francesc de Paula Cardoner en 1991. Fruto de este crecimiento exterior (mayor experiencia profesional, mayor conocimiento de la técnica y de los materiales) y del crecimiento interior (mayor relación personal con Dios) imprime en sus obras un carácter especial, llamativo, que ha atraído y atrae la atención de muchos, une arquitectura y simbolismo, arte y fe. Y en toda su obra civil.
-Cuando murió atropellado por un tranvía, los que lo vieron, pensaron, al verlo en el suelo, que era un mendigo. Murió en un hospital donde iban pobres e indigentes, el Hospital de la Santa Cruz. Se sentía tal vez Gaudí un pobre que no tienen nada más que unos dones de los que rendirá cuenta...
-Gaudí había manifestado, a su amigo y escultor Llorenç Matamala, su deseo de morir en el Hospital de la Santa Cruz, lugar donde acudían para hacer sus estudios de anatomía de las personas fallecidas, previa autorización del Hospital. Y así ocurrió, después de ser llevado al dispensario cercano al lugar del accidente, y ante la gravedad del atropello, el médico de guardia comentó a los enfermeros que lo trasladaran al Hospital Clínico de Barcelona. Pero nunca llegó... Creo que Gaudí, en un momento de lucidez, convenció a los que le trasladaban que le llevaran al Hospital donde quería morir.
-“Yo comprendo que el hombre que más ha puesto de su vida en la construcción de ese templo no desee verlo concluido, y legue humildemente la continuación de la obra y su coronamiento a los que vengan después de él. Bajo esa humildad y esa abnegación late el ensueño de un místico y el refinado deleite de un poeta. Porque, ¿hay algo de más hondo sentido y algo más bello al fin, que consagrar toda la vida a una obra que ha de durar mucho más que ella, a una obra que han de consumirse generaciones que aún están por venir? ¡Qué serenidad ha de dar a un hombre un trabajo de esa naturaleza, qué desprecio del tiempo y de la muerte, qué anticipo de la eternidad!". Joan Maragall. (“El templo que nace”, Diario de Barcelona. 20.12.1900). Al hilo de esta reflexión, me gustaría hacerle una pregunta... Los que lo trataron en vida no sabían bien si estaban ante un loco o un genio, había tal vez en él algo que iba más allá de los parámetros de normalidad. ¿Por qué cree usted que Antonio Gaudí causaba esta impresión?
-La arquitectura de Gaudí no fue entendida por todos, recibió burlas, críticas, envidias, pero supo luchar y seguir adelante, ganado las batallitas de la vida, excepto la de mal genio que a pesar de querer dominarlo no lo conseguía en algunos momentos. Así lo describe Gaudí: “Para no caer en la falsa humildad, el Señor nos deja el gusanillo del irascible amor propio. Yo soy por temperamento un hombre luchador. He luchado incesantemente y lo he conseguido todo menos dominar mi mal genio. Pero no desisto y pongo todo mi ingenio para rebajarme ante mis propios ojos: es muy provechoso en los fracasos, echarse la culpa a sí mismo, aunque no la tengamos, porque así resplandece la verdad, aunque no lo parezca”.