Esta semana, Melilla recibe la visita de una de las voces más autorizadas en el ámbito de la medicina nuclear: el Dr. José Carlos Antoranz, Doctor en Ciencias Físicas por la UNED con calificación de Sobresaliente Cum Laude y Premio Extraordinario. Con una extensa trayectoria investigadora —más de 40 proyectos científicos a sus espaldas—, Antoranz acude a nuestra ciudad con una doble cita: la entrega de premios a los mejores alumnos de matemáticas y una charla en la UNED titulada "Lo nuclear en el siglo XXI", que impartirá en el aula 10 del centro asociado.
En una primera tentativa de entrevista, el azar técnico quiso jugar su papel. La conversación se realizó mientras el profesor se desplazaba en tren desde Galicia a Madrid, lo que dejó el audio repleto de cortes, silencios y alguna que otra interferencia debida a los túneles del trayecto. “Estamos cambiando los ejes de la carreta del tren... en medio del campo”, decía y entrecortado pudo entendérsele el Aula 10 de la UNED se convertirá en el escenario ideal para que la ciencia hable sin tapujos ni sesgos políticos. José Carlos A ntoranz, especialista en medicina nuclear, promete desmontar muchos de los mitos que rodean a la energía nuclear, uno de esos temas que a menudo despiertan miedo más por desconocimiento que por datos reales.
Y es que, ¿quién no ha escuchado alguna vez que “la energía nuclear es peligrosa y punto”? Antoranz viene a recordarnos que la radiación no es un monstruo, sino una realidad con la que convivimos a diario, a veces sin darnos cuenta. Por ejemplo, ¿sabías que el granito que hay en el sótano de algunas casas genera radón, un gas radiactivo? ¿Y que el peligro real no está en la existencia del radón, sino en que ese espacio no esté bien ventilado? Abrir una ventana puede ser suficiente para evitar riesgos.
Este enfoque “sin alarmismos” es fundamental, sobre todo cuando hablamos de aplicaciones médicas. En medicina nuclear, cada decisión de irradiar a un paciente pasa por un análisis riguroso de riesgo-beneficio. La idea no es asustar, sino entender que los beneficios de tratar un tumor con radioterapia, por ejemplo, superan ampliamente los riesgos de una mutación celular a largo plazo. Y si hoy no nos queman con “bombas de cobalto” sin control, es gracias a la tecnología de punta que permite delimitar con precisión el tumor y no dañar tejido sano.
Y hablando de radiación, uno de los momentos más curiosos de la charla con Antoranz fue cuando, viajando en tren, explicó que estamos recibiendo rayos cósmicos constantemente. Sí, esos que atraviesan la Tierra y que nadie puede evitar. ¿Cáncer? Puede que sí, pero si tenemos miedo de eso, deberíamos replantearnos muchas de nuestras fobias a la radiación artificial, que es controlable y mucho más segura.
La charla también abordará un tema incómodo pero crucial: el sesgo político que ha condicionado nuestra percepción desde Hiroshima y Nagasaki. Antoranz es claro y honesto cuando dice que detrás del miedo nuclear hay mucho de política y poco de ciencia, y que separar los hechos de los prejuicios es más urgente que nunca.
Si hay algo que destaca en esta ponencia es la honestidad intelectual del ponente. No intenta saber de todo ni dar titulares sensacionalistas, sino explicar la ciencia desde su especialidad y límites, lo cual es refrescante en un mundo donde todo el mundo opina de todo sin la formación adecuada.
En definitiva, esta ponencia no será solo un evento académico: será una invitación a entender la energía nuclear desde un lugar racional y con datos claros. En tiempos donde la desinformación corre libre, escuchar a expertos como José Carlos Antoranz es un lujo y una necesidad para todos los que quieran dejar de lado el miedo y empezar a entender la realidad.