El precio de los comestibles han bajado ostensiblemente en Melilla, por lo menos en los mercados públicos que existen en la ciudad.
Si se visitan los puestos de dichos mercados, se puede observar con facilidad que el precio de las patatas que llegaron a venderse a un euros cincuenta o sesenta céntimos en kilo, en la actualidad el precio estándar está en un euros el kilo. La caída del precio de las patatas ronda el cincuenta por ciento menos que hace un año.
El kilo de tomates que valía dos euros, e incluso sobrepasaba este precio, ahora no pasa de un euros con cincuenta céntimos. Siempre se tiene en cuenta la verdura de buena calidad, ya que cada calidad exige un precio.
La zanahoria ha bajado menos, sólo un veinte por ciento, antes llegó a costar un euro con veinte y ahora vale un euro una zanahoria de buena calidad. Con el limón pasa lo mismo que con las patatas. De dos euros que ha llegado a costar el kilo, ahora no pasa de un euro con cuarenta o cincuenta céntimos.
La fruta de temporada ha sido lo que más ha bajado, un tercio del precio del producto, un treinta y tres por ciento. Si el kilo de granada llegó a costar dos euros con cincuenta o sesenta y ahora uno cincuenta.
El precio del pimiento que estaba disparado hace tan sólo unos meses, llegando a tres euros el pimiento rojo y dos y medio el verde, y ahora está a uno cincuenta el pimiento de cualquier variedad.
Las chirimollas que han llegado a los cuatro euros de precio el kilo, ahora rondan sobre los dos euros con ochenta céntimos.
La cebolla que costaba un euro con treinta céntimos se vende a ochenta céntimos. Nunca llega al euro el kilo.
Si se visita la pescadería, ya que el pescado es un producto que se consume mucho en Melilla, se puede observar que también ha bajado el precio del pescado.
Si se mira el kilo de jureles que estaba a seis euros el kilo, ahora no pasa de cinco, lo mismo que el boquerón que de seis euros ha bajado a cuatro. La bacaladilla que antes costaba a cinco euros, ahora está a cuatro.
Los únicos precios que no han bajado son los de las gambas y el pez espada o pescados de profundidad.
Muchas personas que acuden a comprar creen que la bajada en primavera del precio del gas natural “debido a comprarlo en plan pirata a los rusos”, implica una bajada de la electricidad y por lo tanto de la energía, con lo que producir es mucho más económico y esta situación es, en opinión de los ciudadanos, la que condiciona la bajada de precios de los productos al consumo.