EL CETI está a un paso de registrar un nivel de ocupación por debajo de su capacidad máxima. En la actualidad, según informaron ayer los trabajadores a El Faro, hay unos 560 inmigrantes acogidos en las instalaciones. Su capacidad máxima (480 personas) lleva demasiados meses sobrepasada. Algunas semanas el número de entradas ha superado con creces al de salidas y ha situado la ocupación en unos niveles alarmantes, superiores a los 900 residentes. De hecho, éste fue uno de los principales problemas indicados en su informe por la Defensora del Pueblo tras su última visita a nuestra ciudad.
Hoy esas instalaciones están más cerca de volver a recuperar su operatividad, porque no sólo sirven para dar cobijo a los inmigrantes que acceden de manera irregular a Melilla. Están ideadas para ofrecer una serie de servicios y actividades que hasta ahora resultaban imposibles porque las funciones de la mayoría de las dependencias se habían reorientado para acomodar a los residentes y suministrarles los servicios básicos.
Además, los altos niveles de ocupación, la saturación del CETI pone en riesgo la seguridad de los inmigrantes. Por fortuna, no ha habido que lamentar ningún incidente grave, un mérito que es justo atribuir en buena medida a la paciencia y profesionalidad de los trabajadores que a diario desarrollan su labor en estas instalaciones.
El objetivo de situar la ocupación del CETI por debajo de su capacidad máxima está al alcance de la mano. El esfuerzo conjunto de los agentes de la Guardia Civil que vigilan la frontera y de los técnicos que tramitan los traslados de los inmigrantes a los CEI de la península, coordinados por la Delegación del Gobierno, están a punto de hacer posible una noticia que hasta hace poco tiempo no parecía probable.